La selección española llegó hoy a primera hora de mañana al aeropuerto de Johannesburgo, a donde viajó en busca de alcanzar de una vez el sueño de un Mundial y con la vitola de favorita.
La ‘roja’ fue la última en aterrizar y espera apurar hasta el día 11 para abandonarlo. Todo el mundo se ha deshecho en elogios hacia el equipo de Vicente del Bosque, al que gusta esta consideración pero que no pierde la cabeza con ello.
Los futbolistas asumen también dicha condición. Les agrada notablemente. Pero, como ayer reconoció Xavi, él y sus compañeros se ven más como candidatos que como favoritos.
Creerse superiores no entra en el diccionario del combinado nacional. Saben que sería un pecado imperdonable, que un Mundial encierra multitud de ‘trampas’ y que la línea entre el éxito y el adiós es muy estrecha.
Primero encaran la fase de grupos, los partidos ante Suiza, Honduras y Chile, y luego, si se cumplen las previsiones, llegará el momento de pensar en el temible cruce de octavos de final, en el que se presume que el rival será de enjundia, ya sea Brasil, Portugal o Costa de Marfil.
Ese puede ser el primer gran momento en el que se ponga a prueba la auténtica valía de España, de este equipo que en los últimos tiempos tan solo ha perdido un partido, el de las semifinales de la Copa Confederaciones contra Estados Unidos.
Los internacionales, pese a todo, enterraron en Austria viejas penas, pero no se pueden olvidar de ellas. Han demostrado que son ganadores, pero palabras como humildad, cautela y tranquilidad son las que maneja el grupo, que se reencontró ayer, tras el día de descanso después de la exhibición ante Polonia, antes de partir.
El 6-0 no ha cambiado apenas el discurso respecto a los apurados triunfos previos en Innsbruck frente a Arabia Saudí (3-2) y Corea del Sur (1-0). Tan solo ha servido para confirmar que la evolución ha sido la adecuada.
Tampoco la lesión de Iniesta cambia los planes, porque el problema del barcelonista quedó en un edema en un muslo y, aunque normalmente precisa entre cinco y siete días de recuperación, no está descartado para el encuentro inicial ante Suiza el próximo 16.
en solitario. Todo apunta a que quedará en un susto y en las próximas jornadas trabajará en solitario en busca de una plena recuperación para volver a estar a disposición de Del Bosque y alcanzar otra vez su mejor nivel, como demostró en el estadio de la Nueva Condomina.
También en Murcia se produjo la buena noticia de la reaparición de Torres, quien se mostró en plenitud e incluso marcó uno de los tantos, al igual que Cesc Fábregas. Ambos llegaron a la concentración tras varias semanas de baja y el catalán ha confirmado que su problema de peroné está olvidado, tanto que, con su participación en los amistosos de los días pasados, ha hecho historia al convertirse en el jugador más joven en alcanzar las 50 internacionalidades.
Del Bosque tiene alternativas suficientes como para invitar al optimismo y a la confianza del grupo. Pero esta sensación no pasa de ahí, ya que el técnico ha concienciado a sus pupilos de que la cautela es la mejor consejera.
El bloque, por unas cuestiones o por otras, acumula, salvo un cuarto puesto, decepción tras decepción en todas sus presencias mundialistas, aunque casi siempre ha ido con equipos que se presumían potentes y con opciones.
Pero esta es la primera vez que se presenta con la consideración general y auténtica de que acude dentro de la terna de grandes favoritos, por su condición de campeona de Europa, por la impresionante racha de buenos resultados y por el magnífico fútbol.
El Airbus A-340/600, el más moderno de la flota de Iberia, en el que se trasladó la ‘roja’, va, por lo tanto, cargado de ilusiones, de esperanzas y de sueños, pero también de prudencia.
La selección llega a Johannesburgo y a la concentración en la ciudad universitaria de Potchefstroom con un anhelo y una ilusión, como figura en el lema de su autobús oficial, volver con la Copa del Mundo.
