En ocasiones, cuando escribes sobre un tema que te acaba de llamar la atención, suele ocurrir que en su posterior lectura (antes o después de la última corrección) puedes encontrar una serie de aspectos que se relacionan directamente con el asunto tratado. En este caso sobre la Arqueología, que me ocupaba el artículo del 22 de mayo pasado.
A medida que los temas buscados para escribirlo van llenando la mesa de papeles con notas, a la hora de repasarlas vuelves a encontrar motivaciones e hilos que empalman fácilmente con el asunto. Este ha sido el caso con referencia a aquel anterior escrito, pues me ha dado la oportunidad de conocer el extenso trabajo, al que citaba brevemente, del profesor segoviano Andrés Díez Herrero y, como consecuencia y en la búsqueda, saltan nuevas noticias y recuerdos relacionados con nuestra provincia y los trabajos en ella ya históricos sobre hallazgos arqueológicos.
![D. Tomás Calleja, con chaqueta y corbata, junto a D. Julio Martinez Santa-Olalla en una de sus visitas como Comisario General de Excavaciones a tierras de Segovia en fecha no precisa (años 50?). [Foto inédita propiedad Legado de D. Tomás Calleja Guijarro]. D. Tomás Calleja, con chaqueta y corbata, junto a D. Julio Martinez Santa-Olalla en una de sus visitas como Comisario General de Excavaciones a tierras de Segovia en fecha no precisa (años 50?). [Foto inédita propiedad Legado de D. Tomás Calleja Guijarro].](https://eladelantado.com/wp-content/uploads/2019/08/24-segovianos.jpg)
Mi gran y muy antiguo amigo Tomás Calleja Guijarro, fallecido en 2018, era también de esos hombres que llevado de su afición a pasear por el campo y tratar de descubrir restos antiguos, respondía plenamente al perfil que yo citaba de los que, por sus posibles hallazgos, estaban en contacto con el comisario de Excavaciones Antonio Molinero. Y lo digo porque Calleja, también muy apegado durante años, por su vocación y profesión de maestro, investigó mucho sobre el tema que nos ocupa y fue autor de numerosos trabajos, relacionándose, asimismo con Martínez Santa-Olalla, comisario nacional de Excavaciones allá por la década de los 1950… Años después conocí a Tomás, y recuerdo que, siendo yo corresponsal de Radio Nacional de España, le hice una entrevista en Sotosalbos, me comentó sus trabajos sobre la iglesia de la Virgen de las Vegas, donde creía en la posibilidad de que fuera el enterramiento de los siete infantes de Lara, y del lugar de nacimiento del Arcipreste de Hita, que consideraba posible de este mismo pueblo de Sotosalbos, dado el afecto con el que le trata el arcipreste en su “Libro de Buen Amor”, (“mi lugar amado”) y del conocimiento de todo su entorno. Tomás aportó esta creencia en los numerosos congresos sobre el arcipreste en los que participó, en alguno de los cuales le acompañé con las correspondientes “comunicaciones”.
Desde sus tiempos de maestro en nuestra provincia, Tomás fue autor de libros infantiles, novelas de aventuras e históricas, de viajes, de infinidad de poesías y artículos y reportajes periodísticos, un gran número de ellos en estas páginas. Asimismo, se aficionó a la investigación arqueológica, como antes digo, consiguiendo reunir buen número de piezas encontradas en tierras segovianas, que donó al Museo de esta ciudad.
En el curso de nuestra gran amistad entre los dos matrimonios, les visitamos en varias ocasiones en su finca de La Cuesta, donde asimismo pudimos conocer numerosos trabajos de esculturas realizados con diversos materiales, ya que era muy aficionado también a esta especialidad artística. En una ocasión saboreamos una merienda preparada por Goya, su esposa, que hicimos en un lugar tan singular histórico y legendario para nuestra provincia como es la fuente de “las mojadas” de Caballar. Con este mismo título escribió Calleja en 1988 un libro sobre estudios relacionados con el lugar, editado por la Obra Cultural de la Caja de Ahorros. Entre sus hojas acabo de hallar un recorte de periódico, del 24 de mayo de 1992, con el siguiente titular: “La lluvia apareció mientras 3.000 personas la pedían en las “mojadas” de Caballar”.
Mantuve conversaciones telefónicas con Tomás hasta poco antes de su fallecimiento, ya perdida su visión, y todavía su gran memoria le permitía contaba algunas de sus actividades literarias y, por supuesto, sus “recuerdos arqueológicos”.
Al hacer esta referencia a mi buen amigo, creo oportuno añadir que en nuestra provincia han existido otras varias personas a las que pueden atribuirse hallazgos arqueológicos, concretamente a quien menciona el escrito a que me he referido sin saber su autor, que fue Juan García Sánchez, de Sanchonuño, quien en 1930 dio a conocer a las autoridades su hallazgo de la necrópolis visigoda de Castiltierra, lugar cercano a Fresno de Cantespino, que por cierto dicen que en buena parte fue expoliada por las tropas nazis.
Otro ejemplo de la aportación de los maestros a estos hallazgos: El viernes 1 de abril de 1932 publicaba este diario un amplio reportaje del que fue redactor jefe Eliseo de Pablo Barbado que empezaba así:”Nuestro activo y culto corresponsal en Prádena, don Eleuterio Merino, maestro nacional, nos envió una nota que publicamos ayer sobre el hallazgo de una cueva en dicha localidad”.(Se refiere, claro está, a la que es denominada como de Los Enebralejos”).