De niña a mujer. De portera a referente. De Segovia al cielo. Con un palmarés bañado en oro, más que asentada en Primera División, internacional con España e incluso nombrada mejor guardameta del mundo en 2017, Estela García Rodero, una de las mejores cancerberas que ha dado el fútbol sala segoviano, colgó los guantes y sus alas tras una carrera ligada al fútbol sala de casi dos décadas para el recuerdo. Aunque quizá, la mayor de sus gestas deportivas, haya sido el poder convertir su sueño en realidad, su pasión en su todo. Un muro infranqueable, un seguro de vida, una guardiana eterna.
Un camino que comenzó con tan sólo 11 años de edad defendiendo la portería de su anhelado Unami, para dar paso a su etapa más exitosa bajo los palos de un Futsi Navalcarnero campeón y que, ahora a sus 30 y desde hace cinco cursos, entregó su último servicio a un Alcorcón que le devolvió la sonrisa. Precisamente, con el equipo madrileño, Estela disputó el pasado fin de semana su último baile como profesional en una despedida a la altura de su trayectoria.
P.- Primeros días desde su retirada, primeros días alejada de la pista después de nada más y nada menos que casi 20 años. Raro, ¿no?
R.- Bueno, si te soy sincera, ahora todavía no tengo muchas sensaciones extrañas porque es final de temporada y al fin y al cabo ha sido así todos los años. Veremos dentro de un par de meses cuando vuelva a ser la época de volver a entrenar si te diría lo mismo.
P.- Final feliz en su último partido como profesional contra Móstoles. ¿Cómo lo vivió?
R.- Muy contenta porque vinieron muchos familiares y amigos a verme y encima el partido fue como la seda, jugando bien y pudiendo conseguir la victoria. Fue el partido soñado para poder disfrutarlo como el último partido que fue.
P.- ¿Cómo ha sido llegar a tomar la decisión de colgar los guantes?
R.- Ha sido muy complicada. Esto es una parte muy importante de mi vida y ya después de tantos años se hace aún más difícil llegar a decidirse, pero creía que ya era el momento, que la exigencia que van a tener es mucho mayor y que prefería dejarlo en un momento en el que siguiese disfrutando con el fútbol sala y no cuando me quemase.
P. – Mejor saber decir adiós en la cima..
R.- Sí, estos últimos años han sido bastante buenos, pero nunca quise retirarme estando mal. Creo que es mejor parar a tiempo y ya haber disfrutado de todo el camino a ir renqueante unos años más.
“El momento más especial de mi carrera fue la llamada de la Selección española, no me lo podía creer”
P.- Y echando la vista atrás, ¿de quién se acuerda a lo largo de la trayectoria deportiva?
R.- Diría que sobre todo de mis padres y de mi hermano porque son los que siempre han estado ahí, en las buenas y en las malas. También de mis amigos porque son los que han sufrido mucho esta parte de que el fútbol sala sea mi segundo trabajo, han tenido que cambiar planes y adaptarse a mis horarios. Dentro del fútbol, los mensajes que más ilusión me hicieron recibir fueron los de mis antiguas compañeras del Unami porque al final son gente que han compartido conmigo mis inicios en Segovia.
P.- Habla de segundo trabajo. ¿Cómo ha sido el compaginar ser guardameta de Primera División con ejercer su profesión de ingeniera aeroespacial?
R.- No ha sido fácil. Por desgracia, en el fútbol sala femenino es muy complicado poder vivir de ello y fueron momentos muy duros por falta de tiempo. En el trabajo siempre han comprendido mi parte como deportista y los clubes entienden también que tengamos otro trabajo externo así que por esa parte algo más sencilla, pero no es fácil, porque hay fases en las que tu vida se resume simplemente en trabajar y entrenar.
P.- Hablaba de Elena en su mensaje despedida con un texto que decía ‘gracias Elena por llevar a tu vecina a entrenar, creíste en mí antes que nadie’. ¿Cuánto de culpable tiene Elena en su camino?
R.- Muchísima. Es esa persona que en su día me incitó a jugar, la que se hizo un poco cargo de mí para llevar y traerme a muchos entrenamientos. Creyó en mis capacidades, me enseñó muchos valores y es una persona a la que le estaré eternamente agradecida.
“El Unami me enseñó los valores, el Navalcarnero a competir y a ganar y en el Alcorcón volví a ser feliz jugando”
P.- Si tuviera que cerrar los ojos y quedarse con un momento de todo este camino. ¿Con qué recuerdo especial se quedaría?
R.- Mi primera convocatoria con la Selección española, sin duda. Fue al acabar mi primer año en Primera División y fue como muy pronto. Me acuerdo que estaba trabajando y me llamó José Manuel (presidente del Futsi Navalcarnero), me dio la noticia y no me lo podía creer, pensaba que me estaba tomando el pelo.
P.- ¿Y qué espinita le ha quedado por cumplir dentro de una cancha?
R- Te diría que el haber llegado a conseguir un título con el Alcorcón. Durante estas cinco temporadas hemos trabajado mucho, hemos ido creciendo poco a poco todos los años, pero nos ha faltado ese punto de diferencia que hay entre Burela, Futsi y el resto.
P.- Por el camino, Unami, Futsi Navalcarnero y Alcorcón. ¿Qué le ha dado cada uno de sus tres equipos?
R.- El Unami me ha enseñado los valores, el aprendizaje, el criarte desde pequeña, el enseñarte a escuchar que creo que es algo fundamental sobre todo en la etapa más temprana. En Futsi, el aprender a competir, el aprender lo que es la Primera División y sobre todo lo complicado que es ganar. Y, el Alcorcón, el volver a ser feliz, jugando, sentirme como en una familia, con sus cosas buenas y malas como en todas las casas, pero que lo quieres.
P.- ¿Y ahora?
R.- Seguiré vinculada al fútbol sala, por supuesto. Estos últimos años he estado en la directiva con el Segosala y no he podido aportar tanto como quisiera por falta de tiempo, así que crecer en ese aspecto y en Madrid ya veremos, aún no he decidido, pero como espectadora seguro. También seguiré ejerciendo mi profesión de ingeniera que es otra etapa diferente en la que ahora puedo centrarme más.
