Lucía de Cárdenas de la Mata es una veterinaria y dentista de caballos, cuya cuenta de instagram es: @sinbocanohaycaballo, a quienes ama y dedica su vida, con el objetivo de crear conciencia sobre la relevancia de la salud dental equina.
— ¿Qué vinculación tienes con Segovia?
— Soy de Madrid, nací en Madrid y he vivido en Nueva York, Londres y Sídney por estudios y demás, pero siempre había querido vivir en una zona más “de campo”, alejada de la ciudad. Conocí a mi novio, que es segoviano, y ya sabes, los segovianos son muy segovianos y es difícil sacarles de su tierra, así que decidí venirme aquí a vivir, y la verdad es que estoy encantada, es un sitio estupendo.
— ¿Cuál es tu especialidad?
— Soy veterinaria y me especialicé en caballos desde el primer momento. Dentro de la veterinaria equina hoy en día me dedico al 100% a la odontología. Es una rama de la veterinaria que cuando la descubres es fascinante. Empecé haciendo prácticas de odontología equina en primero de carrera así que ya son unos años conociendo esta especialidad, y me encanta, cada día más. Les cambia tanto la vida a los caballos que eso te anima cada día a ser mejor profesional. Además, la odontología equina existe desde hace siglos, pero hasta hace poco ha sido una gran desconocida y es nuestra labor darla a conocer.
— ¿Qué problemas dentales tienen los caballos?
— Partimos de la base de que los caballos son unos animales bellísimos, pero no están del todo bien diseñados. No pueden vomitar, su aparato digestivo es muy complejo, tienen que sostener todo el peso sobre cuatro pequeños cascos que pueden ser muy delicados, etc. Y además de todo esto, resulta que los dientes de los caballos nunca dejan de crecer, y por la morfología de su boca y su manera de masticar, no los desgastan de manera uniforme y se generan las llamadas ‘puntas de esmalte’ o ‘picos’, que son unos sobrecrecimientos de esmalte que se clavan en la mucosa y en la lengua, pudiendo llegar a causar heridas y mucho dolor. Les pasa a todos, aunque estén pastando todo el día. Además de las puntas de esmalte, suelen tener otros problemas: dientes sobrecrecidos, caries, fracturas, desequilibrios, y un largo etc. Pero de base, todos, absolutamente todos, tienen como mínimo puntas de esmalte.
— ¿Y los caballos salvajes?
— Tienen los mismos problemas que los domésticos, se han hecho muchos estudios y se ha visto que tienen muchos problemas dentales, y por ello, entre otras cosas, su esperanza de vida no suele ser tan alta.
— ¿Por qué la salud dental es importante en los caballos?
— Es fácil de entender: porque montamos y dirigimos a los caballos a través de la boca, cualquier molestia que puedan tener va a disminuir notablemente su potencial deportivo y van a resultar menos agradables de montar para el jinete.
Los caballos son propensos a cólicos, eso es algo que casi todo el mundo sabe. Y la digestión comienza por la boca. Una mala masticación puede llevar a problemas digestivos, algo que queremos evitar a toda costa.
Una molestia en la boca puede generar tensión y expandirse a la nuca, al cuello, al dorso, al sacro… No olvidemos que el cuerpo del caballo es un todo, y que todas sus partes están conectadas.
Para mí esto es lo más importante: hay que entender que son animales de presa, ellos no quieren mostrar dolor, para que un caballo deje de comer el dolor al que ha llegado es enorme, porque en la naturaleza es como ponerse una luz de neón que pone “soy débil, cómeme” para que el depredador le vea. No hay que llegar al punto de que un caballo deje de comer. La odontología tiene que ser preventiva y no curativa, no tenemos que llegar hasta ese punto. Veo a diario caballos gorditos que aparentemente están bien, a los que les abres la boca y no te explicas cómo pueden seguir comiendo.
— ¿Qué tratamientos se tienen que llevar a cabo y cada cuánto tiempo?
— Un tratamiento dental básico consiste en hacer una inspección externa e interna de la boca, limar las puntas de esmalte, corregir desequilibrios y realizar las extracciones simples que puedan ser necesarias. Y debe hacerlo alguien cualificado, ya que, como en todo, hacer las cosas puede ser fácil, pero hacerlas bien, no. Los pequeños detalles marcan la diferencia. La pauta la debe marcar el dentista, es cierto que suele ser suficiente con hacerlo una vez al año en la gran mayoría de los casos. Pero hay algunas excepciones.
— Toda persona que tenga un caballo ¿debería llevar a cabo tratamientos dentales preventivos, desde potros?
— Totalmente. De hecho, los potros suelen ser los que más lo necesitan, especialmente entre los 2,5 y 4,5 años que están mudando piezas y controlar que vaya todo bien nos ahorra infinidad de problemas futuros. Además, es muy interesante dejarles cómodos de la boca antes de empezar a domarles porque no es lo mismo domar un potro con dolor y con molestia que uno que no la tiene, va a ser un trabajo mucho más llevadero tanto para el jinete como para el animal. De verdad, animo a todo el que tenga un caballo y nunca le haya hecho la boca, a llamar a un dentista y que le revise. Por mi experiencia, la gente en cuanto “mete la mano” y palpa los dientes y les explicas lo que tiene su caballo, se dan cuenta de la importancia que tiene esto, y, sobre todo, cuando ven cómo mejoran con esa pequeña intervención, se convierten en clientes para toda la vida. Los tratamientos dentales, junto con las vacunas, las desparasitaciones y los recortes y/o herrajes de casco, son cuidados básicos y fundamentales para el bienestar de los caballos.
