El Adelantado de Segovia
domingo, 14 diciembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

“Que la ropa del obrero…”

por Antonio de la Cruz Leonor
2 de junio de 2024
WEB 22 scaled
Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

Entre las azucenas olvidado

Juan de Contreras, marqués de Lozoya (III)

San Juan de Los Caballeros (I)

Como lo primero siempre va antes, comenzar agradeciendo al Gayarre el montaje de un segundo espectáculo de zarzuela en este primer semestre de 2024: el primero fue la Gala de la Cruz Roja, el pasado 8 de febrero en colaboración con la Banda de Música de la Unión Musical Segoviana, y los días 7, 8 y 9 de junio, La del manojo de rosas (90º aniversario de su estreno). Resaltar que esta agrupación de aficionados asume responsabilidades culturales que deberían ser competencia de otras instituciones (muy abundantes, por cierto).

Pero vayamos a lo que interesa y a partir de un hilo intentaremos llegar al ovillo. “El hilo” es el compositor francés Camille Saint-Saëns (1835-1921), importante figura de la música gala, situado musicalmente entre el romanticismo y el impresionismo. Era un superdotado y entre sus muchísimas aptitudes destacan dos: su curiosidad innata y su pasión por viajar. Como el clima del París invernal perjudicaba a su salud, prefería pasar esta inhóspita estación en el norte de África y, con muy buen criterio, en nuestras Islas Canarias. De paso, se quedaba en España y se interesaba por la música española de la época: la zarzuela. Parece probado, según Dionisio Rodríguez, que asistió al estreno de La Revoltosa. Lo que ya es más dudoso es, que después de escuchar el Dúo de Mari Pepa y Felipe, exclamase:” ¿Y a esto le llaman ustedes género chico? ¡Pues qué dejaran para el grande!”. Pero bueno, ya hemos llegado al ovillo: La revoltosa, sainete en un acto estrenada el 25 de noviembre 1897 en Apolo con libro de José López Silva y Carlos Fernández Shaw y música del gran don Ruperto Chapí. Y de este ovillo tenemos que dar un salto de casi cuarenta años y situarnos en 1934, concretamente al día 13 de noviembre en el que sube al escenario por primera vez La del manojo de rosas, inspirada en la obra de Chapí, más concretamente en esta frase del dúo de Mari Pepa y Felipe para utilizarlo como título de una floristería “El manojo de rosas”. De momento, aquí dejamos el ovillo pero volveremos a él.

Es oportuno añadir un comentario histórico de la época en la que se estrena esta zarzuela y también, claro está, a la situación del género lírico.

Autores de La del manojo de rosas.
Autores de La del manojo de rosas.

La nueva realidad (Segunda República), en un año especialmente conflictivo (muy recientes los sucesos de Asturias), provoca que se incluya en la obra algo más que alusiones al nuevo régimen de tipo reivindicativo por ejemplo, en el concertante final del Acto 1º (“Que la ropa del obrero se hizo para trabajar/ y no debe un señorito mancharla para conquistar”) aunque hay más, porque España había cambiado.

En cuanto a la situación del género lírico, centrarse en Madrid (“La capital de la zarzuela”) era una apuesta segura con dos posibilidades: “clonar” el Madrid del género chico (como se hizo en La Chulapona, por ejemplo) o llevar a las tablas el Madrid de la época del estreno. Los autores eligen este camino que implicaba “ciertos riesgos”. No era nada nuevo, pues ya se hizo con “obras hermanas” como Los claveles (1929) o Me llaman la presumida (1935) y algunas más que hacen mención a obras maestras del género chico, por ejemplo Tiene razón don Sebastián del maestro Jacinto Guerrero (1944) (inequívoca referencia al pícaro boticario de La verbena de la paloma) o La de la falda de céfiro (1945) con música del desconocido compositor Juan Martínez Báguena y que alude también a La Revoltosa. Pero el “nuevo sainete”, debía ocupar el tiempo de una representación convencional y, por eso, tiene dos actos, divididos en tres cuadros cada uno, como una zarzuela medio grande. No podemos obviar la situación económica que condiciona, lógicamente, los estrenos de zarzuela: había que abaratar costes. Por eso, La del manojo de rosas no tiene apenas intervención del coro. Mirado desde otra perspectiva, esta circunstancia favorece que la zarzuela se pueda llevar a otros lugares con recursos más modestos y que sea muy apropiada para grupos de aficionados como el Gayarre.

Representación en 23 junio de 1973.
Representación en 23 junio de 1973.

Había hablado anteriormente de cambios y referencias, más o menos políticas, en el Madrid de la época que recoge el libreto. Aquí apunto algunos ejemplos:

El paisaje urbano que refleja el decorado del primer acto: una floristería (“El manojo de rosas”), un garaje, un bar moderno…. Nada de aguaduchos, corralas, plazuelas con organillo y verbena. Solo dos detalles que sustentan esta idea: la ubicación, “Plaza del que venga”, y el cartel “Se habla inglés, pero bajito”.

El cambio sociológico de los personajes. Primero se atisba (sólo se atisba…) una forma nueva de ver a la mujer. Ascensión (la soprano protagonista) no es una planchadora, ni una aguadora, ni una modistilla sino una señorita venida a menos que se convierte en una pequeña empresaria que regenta una floristería (“El manojo de rosas”), “una autónoma”, en el lenguaje actual, una mujer con cierta independencia. Clarita, la tiple cómica, se dedica a la manicura, trabajo que supone cierto giro en la estética femenina. No podemos olvidar las inquietudes de una mujer que se acerca a los Liceos y Ateneos. La no muy lejana guerra civil y la dictadura dan al traste con este incipiente, pero indudable, matiz feminista.

Versión de 1957.
Versión de 1957.

Respecto a los personajes masculinos, comencemos con Espasa, que no tiene parte cantada y se caracteriza por utilizar un lenguaje rebuscado, pretendidamente culto (podríamos vincularlo con los sainetes de finales del siglo XIX); comienza siendo camarero y después cobrador de autobús (en Madrid va consolidándose el transporte público). Joaquín (el barítono) no es un cajista de imprenta, ni un boticario, ni un mozo de cuerda es, de momento y hasta aquí puedo leer, mecánico del taller (luego, ya se verá…). Ricardo (el tenor) es aviador; aunque es mucho suponer existirían compañías aéreas en el momento del estreno. Don Pedro Botero (padre de Joaquín) anticipa algo muy tristemente extendido: cierto matiz corrupto.

Por otra parte, ya no se toma agua de cebada, ni limoná, ni azucarillos ni aguardiente. Un vendedor ambulante pregona una nueva mercancía: el mantecao helao.

L. Sagi Vela.
L. Sagi Vela.

Vayamos a la música: los madrileños querían escuchar la suya, su música de toda la vida, la que caracterizaba a su ciudad. Se recurre una vez más a los ya mencionados sainetes de finales del XIX. No falta el pasodoble o la habanera… Comienza la obra con un breve preludio en el que el clarinete nos expone un hermosísimo tema conductor que más tarde se repetirá en otras ocasiones (introduce, por ejemplo, la romanza de la soprano). Después, cuando se presenta Ascensión, alusiones varias: a La Revoltosa, claro, a El señor Joaquín (desconocida zarzuela con libro de Julián Romea y música de Manuel Fernández Caballero de 1898, con una evocadora romanza de soprano en forma de Balada y Alborada gallega) y a El rey que rabió, (palabras muy mayores, letra de Miguel Ramos Carrión y Vital Aza, música del muy grande Ruperto Chapí, 1891). El pasodoble es el soporte musical del primer dúo de los dos protagonistas y es el fragmento más popular del sainete. Va precedido del repiqueteo del clarinete que suena de fondo al diálogo hablado con el que se inicia, para enlazar después con el “Hace tiempo que vengo al taller…” y, posteriormente, con el “Cariño como el que yo siento…”. Un dechado de casticismo y de inspiración y que se interpreta orquestalmente entre acto y acto. El dúo habanera es un fragmento de una exquisita y sensible finura que, al principio, suena más irónicamente melancólico (“¿Qué está esto muy alto?/ pues yo no me tiro…”) y, después, más lírico y evocador (“¿Recuerdas el día/ que nos conocimos…?”). Pero el maestro Sorozábal va un poco más allá y se la juega introduciendo un fox-trot, que recuerda la música de Broadway, en el dúo cómico entre Clarita y Capó (el tenor cómico) del primer Acto (“Si tú sales a Rosales”) y , también, una farruca cantada en caló en el otro dúo cómico del Acto Segundo y que es una respuesta de Capó al ridículo lenguaje de Espasa y, de paso, intenta que el ex-camarero no “le quite” a Clarita (“Chinochiya de mi chaniqué…”). Respecto al resto de la partitura , destacar la hermosísima y musicalmente perfecta romanza de tiple (como se llamaban a las sopranos en el mundo zarzuelero) . Costa de tres partes: la citada introducción del clarinete, un interludio instrumental (que se aprovecha para el cambio de decorado) y otros dos motivos (“Gavilán que con plumaje de palomo…” y “No es el que tú no me quieras…”) que culminan con un espectacular agudo y, después, con un triste y sentido final. También destaca, la romanza de Joaquín, una romanza para lucirse, con dos secciones bien marcadas: “No no me importa que con otro…” y “Madrileña bonita, luz de verbena…”. Interesante también el brioso concertante final del Acto primero donde se descubre parte del cotarro (yo no lo haré) y que contiene la frase ya comentada que da título a esta colaboración. Dos “pegas” a esta obra: la ya comentada casi ausencia del coro (tan lucido como importante) y el papel poco importante del tenor que solo comparte, vocalmente hablando, un dúo muy original, y nada fácil, con el barítono (“¿Quién es usté/ Mussolini…”)

Maruja Vallojera.
Maruja Vallojera.

Nos faltan algunos datos sobre el estreno, sus autores e intérpretes. La primera representación tuvo lugar en el Teatro Fuencarral, situado en nº 133 de la calle homónima que fue inaugurado como cine en 1918, transformado en teatro desde 1924 hasta 1988 en que recuperó su condición de cine y fue demolido en 2005. Evidentemente, no era un teatro de la solera e importancia de Apolo, Zarzuela, Eslava o Calderón.

El libreto (ofrecido previamente y rechazado por Federico Moreno Torroba, cayó en manos del maestro Sorozábal que lo aceptó, eso sí con algunos cambios…menudo era don Pablo). Está bien construido y con situaciones muy apropiadas para ser puestas en música y se debe a dos veteranos y expertos en estos quehaceres: el segoviano Anselmo Cuadrado Carreño (1896-1952) y Francisco Ramos de Castro (1890-1963). De Cuadrado Carreño y Luis Fernández de Sevilla es el libreto de Los claveles (y el de La del Soto del Parral, sin calle en esta ciudad que nos la recuerde) y con Francisco Ramos de Castro, el correspondiente a Me llaman la presumida. El autor de la música es Pablo Sorozábal (1897-1988) que había estrenado ya con éxito Katiuska (1931), La isla de las perlas y Adiós a la bohemia (ambas de 1933). Hemos de decir que don Pablo tenía una muy sólida formación musical, como tantos otros compositores de zarzuela, y desterrar para siempre la idea de nuestros compositores líricos “sabían poca música”. Muy propio del irónico y ácido humor de Sorozábal, un comentario chistoso pues se jactaba de que era mantenido por tres mujeres: una mujer rusa, una florista madrileña y una tabernera del norte de España…Refiriéndose, claro, a Katiuska, La del manojo de rosas y La tabernera del puerto (nada menos).

Los intérpretes que asumieron los papeles protagonistas fueron María (Maruja) Vallojera y Luis Sagi Vela. La tiple (Bilbao 1918- Madrid, principios del siglo XXI) tenía un hermoso repertorio, como la ya citada La isla de las perlas y Me llaman la presumida además de Don Gil de Alcalá, Doña Francisquita y Las golondrinas .De ella hay grabaciones históricas en Youtube pero, desgraciadamente, no de esta obra. El barítono Luis Sagi Vela (Madrid 1914-2013) era el depositario de una largo y brillante legado familiar: su madre fue la soprano doña Luisa Vela (para ella compuso Falla Las siete canciones españolas y estrenó Las golondrinas) y su padre, el particularmente especial don Emilio Sagi Barba, un barítono con un amplio curriculum de estrenos. De Luis Sagi Vela tampoco contamos con ningún fragmento de esta obra, pero sí de una amplia discografía de los años 50 y 60 del siglo pasado (especialmente hermosa su versión de El Caserío) y apuntamos también su participación en el musical El hombre de la Mancha.

Como la idea de esta colaboración es que el amable lector que dedique su tiempo a leerlo se haga una idea lo más completa posible de la obra, indicar los diferentes soportes audiovisuales de la obra y algún enlace que puede ser interesante (fácilmente “encontrables” en Youtube y Google). Empecemos por las grabaciones discográficas modernas. La más reciente (1968), con una discreta Isabel Penagos y Manuel Ausensi en el ocaso de su carrera (aunque quién tuvo, retuvo) dirigidos por don Pablo. Muy interesante, y quizá la mejor, (1967, aunque reeditada en 1976) la encabezada por Teresa Berganza y Antonio Blancas, con dirección orquestal del autor y que contiene el texto hablado. Con permiso, incluyo un mal ripio: “¡Qué bien canta la romanza/doña Teresa Berganza!”. Y la más antigua (1957), de la legendaria Casa Hispavox , que comparte un doble CD con La tabernera del puerto. Cuenta con una jovencísima Pilar Lorengar, que ya prometía (y mucho) y en el papel de Joaquín, el barítono ítalo-argentino Renato Cesari (muy original interpretación), dirigidos por Sorozábal. En lo referente a los vídeos, destacar el correspondiente al montaje (escénicamente de Emilio Sagi, sobrino de Sagi Vela) del Teatro de la Zarzuela (2020) con un excelente Carlos Álvarez que se sale en la romanza, la del teatro Calderón en dos partes y la de un grupo de aficionados denominado Teatro Lírico Andaluz .Como curiosidad, escuchar al monstruo Plácido Domingo en el dúo pasodoble y en “Madrileña bonita”. También sugiero dos páginas: A toda zarzuela (en la que encontramos de todo, como el libreto de La del manojo de rosas) y Zarzuela.net (en inglés pero con traducción al español).

Si me permiten, voy a concluir con un poco de estadística. La del manojo de rosas es una de las zarzuelas más vinculadas al Gayarre, según la información que aporta don José Luis Salcedo en su libro El cuadro lírico Julián Gayarre y otros chismes pues fue representada en 1951, 1952, 1955, 1967,1973, 1976 y 1979. También agradecer a El adelantado de Segovia que me permite compartir sus páginas. Y, ya sí que para terminar, que esta colaboración sirva para poner de manifiesto el seguro buen hacer de Fran Cabanillas y de los profesores de la orquesta y mi más sentido homenaje a esta entusiasta agrupación de locos por la zarzuela: el Cuadro Lírico Julián Gayarre, porque no solo representan y han representado zarzuela en Segovia, sino que han sido y son la zarzuela en Segovia. Muchas gracias.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda