La Feria de San Isidro parece que tiene echado el ancla. No termina de despegar. Las tardes van sucediéndose y la languidez continúa prolongándose. En la tarde de este jueves, los toros de Alcurrucén y El Cortijillo, mansos y faltos de raza, quedaron lejos del buen juego que acostumbran ‘los Lozano’; a los que se sumó un sobrero, el de la confirmación de alternativa de un firme Víctor Hernández. No hubo opciones ni para él ni para sus compañeros de cartel. Un capaz Daniel Luque cumplió su segundo compromiso en el ciclo isidril, sin lote; y David Galván, que tras la inspirada faena de la pasada semana ocupó el sitio de José María Manzanares -baja por una neumonía-, corroboró su buen momento con detalles de corte artístico, madurez y solvencia.
LA CAPACIDAD DE LUQUE
Un colorado de la casa Lozano, aunque con diversos matices, bajo y fino de hechuras y con dos perchas fue el primer toro de Luque, de la divisa de El Cortijillo, que no se empleó en el caballo. Le faltó raza y emoción, pero el sevillano tiró de capacidad y oficio para dominar sus imprecisas pasadas -más que embestidas-. En el cierre, redujo distancias y se colocó entre los dos pitones del animal para tragar una barbaridad. Sacó lo poco que teníe el animal. Dejó media estocada agarrada y recogió una ovación del público de Madrid.

Después, sorteó en cuarto lugar a un toro abanto y manso en varas, carente de raza. Intentó sujetarlo Luque con paciencia, y aunque la espera a este torero acostumbra ser un seguro, la demora se hacía eterna y no tenía sentido. No hubo opción a lucimiento. El sevillano cumplió su segunda comparecencia en San Isidro sin opciones.
SOLVENCIA DE GALVÁN
Chico, quizá el más pequeño en lo que va de feria, fue el primero de Alcurrucén -tercero de la tarde-. De buen estilo, pero en novillo. Una ficción. Como el tercio de varas por el que pasó. Tuvo mucha nobleza, pero la faltó chispa. Galván estuvo cómodo, con gusto y sentimiento, ligando y toreando en redondo, aunque en ocasiones la colocación no fue la idónea. Destacaron los remates por bajo del gaditano y un cierre genuflexo de mucha delicadeza y estética, donde se escucharon los rugidos de Las Ventas. Enterró el acero tres cuartos y dio una vuelta al ruedo tras petición.
Serio, montado y enseñando las palas fue el quinto, que resultó manso y quedó emplazado. Galván, anclado en la arena venteña y con convicción, le robó algún meritorio pase, pero el toro no concedía ligazón; lo que dificultó poder rematar las series. Pese al tedio en el que entró la tarde, se inventó un final de faena que reavivó el interés en cierta medida. Cumplió con solvencia y buena imagen el trance para mantener e incluso acrentar su crédito. Pinchó.

QUIETUD DE HERNÁNDEZ
El toro previsto para la ceremonia, del hierro de El Cortijillo, fue devuelto y salió en su lugar un astado de Juan Manuel Criado, cinqueño, amplio de sienes y bajo, que derribó del caballo al picador Israel de Pedro. Tras formalizar el acto de confirmación de alternativa, Hernández dejó su figura muy quieta en estatuarios de valor. Firme anduvo el madrileño ante un ejemplar de buena condición, que embistió con nobleza y cierta entrega, pero sin repetición; lo que hizo que la actuación no tomara vuelo. Una presentación estimable.
La tarde se completó con un serio astado de Alcurrucén, que también manseó en los primeros tercios, pero con el que Hernández buscó justificación. En los medios le espero y se lo pasó muy cerca para después clavar las manoletinas en el albero y realizar un toreo de cortas distancias. Valiente, sereno y entregado estuvo el madrileño en una larga actuación que terminó de un espadazo. Saludó una ovación.
Ficha
Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid). 18º festejo de la Feria de San Isidro. Lleno. Toros de Alcurrucén, el tercero fuera de trapío, El Cortijillo (primero y segundo), faltos de raza, y Juan Manuel Criado (primero bis), de buena condición.
Daniel Luque, ovación y silencio.
David Galván, vuelta al ruedo (aviso) y silencio (aviso).
Víctor Hernández (confirmación), ovación (aviso) y ovación (aviso).
