Hoy 28 de mayo se cumple un año de las últimas elecciones municipales. Parece oportuno hacer un breve balance de los resultados conseguidos por el actual equipo de gobierno. Sin duda, el análisis más extenso exigiría un trabajo más documentado (fuera de mi alcance). El balance de éxitos y fracasos no debiera ser únicamente tarea de los políticos, sino también de los votantes y de los ciudadanos en general. La vida ciudadana a todos nos afecta y la democracia no sólo se alimenta de los votos que reciben las urnas cada cuatro años. En estos días, por desgracia, comprobamos que su salud es muy frágil. El asunto es demasiado importante para dejarlo sólo en manos de los partidos. Además, las proclamas electorales -bien entendidas- son compromisos que los candidatos elegidos contraen con los votantes independientemente del partido al que hayan votado. Nos importa a todos vigilar -sobre todo- a quienes administran y gobiernan la cosa pública.
En las anteriores elecciones obtuvo mayoría el Partido Popular y fue elegido alcalde José Mazarías. Pero lo más revelador, fue que habían transcurrido 25 años. Un cuarto de siglo durante el cual el poder municipal estuvo en manos del mismo partido. Con el resultado del pasado 28-M, se había producido un cambio decisivo, quebrando la racha socialista, ya en declive cuando se vio obligado a sobrevivir bajo el amparo de la izquierda radical, que aceleró su caída. Por otra parte, la deriva ideológica del partido socialista era evidente. A lo largo de ese dilatado período era patente su evolución ideológica hacia posiciones más extremas buscando acomodarse al ritmo, cada vez más exigente, marcado por las consignas del presidente de Gobierno. Así, no es de extrañar que recogiendo el anhelo de la mayoría ciudadana, el nuevo Alcalde Mazarías anunciase expresamente un profundo cambio en su acción de gobierno. En el discurso de toma de posesión señaló que sería: “el alcalde del diálogo, pero también el alcalde del cambio”. Lo primero fue fuertemente criticado por parte de la oposición cuando rompió con la costumbre de celebrar la Junta de Gobierno sin asistencia de portavoces de los grupos municipales. De acuerdo con la normativa vigente, la asistencia de los representantes es una decisión discrecional del regidor. Lo cual no impidió que se produjese un bronco altercado. Al alcalde le asistía la ley y confirmó su decisión de mantener su palabra, libre de coacciones.
Ahora bien, ¿qué resultados tangibles se pueden enumerar a lo largo de la cuarta parte de la actual legislatura? Ante la imposibilidad de analizar la cuestión con detalle, señalaré algunos proyectos iniciados y otros por comenzar, reunidos en cuatro apartados: 1) En sanidad, la ampliación del Hospital General y la Escuela de Enfermería (en la etapa inicial del proyecto, véase El Adelantado 29/09/2023). 2) En relación a los aparcamientos y movilidad, hay que mencionar la supuesta reforma de la Estación de autobuses, de los anunciados aparcamientos próximos al AVE y los debatidos y necesarios, ascensores urbanos. 3) En el apartado de Cultura, la reconstrucción en marcha del Cervantes, con un esperado final feliz el 2026. La prevista celebración del 550 aniversario de la proclamación como reina de Isabel I de Castilla. A lo que hay que añadir la remodelación del Museo de la Casa de la Moneda y el Centro de Interpretación del Acueducto. 4) Finalmente, no podía faltar el siempre inacabado y problemático Cide, que busca una urgente solución, con la prometida utilización para servicios de administración municipal. Incluso quizá podría alojarse el Archivo Municipal que, desde hace años, padece un inapropiado cobijo. ¿Una ciudad con tanta historia no merece mejor trato a su Memoria documental?
Se podrían añadir otros proyectos urbanos, algunos fueron promesas electorales. Acondicionamiento (se estima 40 000 euros) del entorno a la estación del AVE para los ansiados aparcamientos (26/04/2024). En los discursos electorales la imaginación de los candidatos se acelera, tanto como se frena después, ante las realidades terrenales. Tampoco hay que olvidar las obras públicas que velan por el entorno urbano. La limpieza y mantenimiento son tareas imprescindibles que prestan un servicio obligado a los residentes y contribuyen a mejorar la imagen de esta gran ciudad milenaria; antigua, pero no avejentada. Moderna por el aseo de fachadas, calles, plazas, etc., donde arquitectura, cultura e historia conviven con un ambiente amigable y acogedor. El magnífico paisaje natural que nos rodea merece un limpio contexto urbano, que potencie el esplendor de la ciudad.
Recorrida la cuarta parte de la legislatura, se perfila un amplio horizonte que exige estabilidad política fundamentada en la decisión de cumplir lo prometido. No hay nada más efectivo que una promesa cumplida. Las obras refrendan las promesas. Nada más convincente que hechos comprobables para desarmar las críticas sin fundamento. En la política y en la vida, el deporte es buen compañero. La reciente elección de Segovia como “Ciudad Europea del Deporte” es un estímulo que reconoce nuestros méritos y eleva la moral colectiva. Sin duda, a ello se suma el reciente éxito futbolístico de la Gimnástica.
