Tarde gris, de chubasquero de chino, de cesión de localidades por parte de los abonados, pero sobre todo de estética y elegancia. La del burgalés Roberto Martín ‘Jarocho’, que dibujó los mejores naturales en lo que va de Feria de San Isidro. Torear con el alma. El novillero de Huerta de Rey tocó el cielo de Madrid en una actuación de mucha pureza, además de inteligencia. Salió por la Puerta Grande de Las Ventas al cortar dos orejas al ejemplar de Fuente Ymbro que cerró la tarde, en una tarde en la que se lidió un exigente envío de Fuente Ymbro, justo de presentación, que fue completado con un sobrero de Villanueva. Por su parte, el albaceteño Alejandro Peñaranda, muy firme, y el salmantino Ismael Martín, que a un mes de su alternativa, anunciada en Burgos, evidenció carencias para lo que requiere Madrid, a la vez que actitud, pasearon una oreja cada uno.
El novillero de dinastía, que en cada plaza que pisa levanta nuevos seguidores, se encumbró en Madrid. En su debut, cumplió un sueño. En la memoria mantuvo siempre presente a su abuelo y fue en volandas, sacado en hombros por la juventud taurina madrileña, donde pudo volver a ver al ‘patriarca’ de ‘los Jarocho’.
Y eso que hubo baile de inicio. El tercero de la ganadería de Ricardo Gallardo tuvo que ser devuelto. En su lugar, salió un sobrero del hierro de Villanueva, el primero en lo que va de feria. Serio, abierto y amplio de cuerna, en los primeros tercios quedó sin definir, pero Jarocho lo brindó al público, confiando en sus posibilidades. El de Huerta de Rey se colocó en el tercio de rodillas y ligó una tanda de alta vibración en el comienzo de la faena de muleta, que despertó el interés del respetable. Al novillo le costó entrar en la franela del burgalés, con una desigual embestida, pero después iba con emoción y codicia. Jarocho le cogió el aire al natural con clase, de uno en uno, y consiguió dormir su embestida en algún que otro pase. Faena de orden y sentido, que cerró con dos encajadas tandas para dejar una grata impresión. Estocada efectiva y petición de oreja, que quedó en vuelta al ruedo.

Viendo cómo se puso la tarde, Jarocho no dejó ganarse la partida y firmó un variado y completo recibo capotero al serio castaño que cerró el festejo, con el que se desmonteró su padre en banderillas. El burgalés continuó ofreciendo un concepto elegante, de trazo muy estético, ante un novillo probón y complicado, que llegó a ponerle los pitones en dos ocasiones en las costuras del alma. Jarocho se mostró muy torero e inteligente, midiendo las alturas. Al final, terminó cuajándolo con la mano izquierda y firmó los mejores naturales en lo que va la feria. Se fue con todo en la suerte suprema y cobró un certero espadazo y que desató los pañuelos. Dos orejas y salida en hombros.

FIRMEZA DE PEÑARANDA
La segunda novillada del ciclo isidril se abrió con un utrero estrecho de sienes, con cuello, que prometió buen son en los primeros cites de Peñaranda y embistió alegre al caballo, pero pronto evidenció su falta de fuerza. Después, quedó más parado en el ajustado quite por delantales de Martín y continuó en esa línea en los primeros trances de muleta del albaceteño. Peñaranda, asentado y firme -aunque a veces un tanto fuera de sitio-, limó asperezas al deslucido novillo, que se quedaba corto en los engaños, y logró una templada tanda por el lado derecho y profundos naturales. El astado mejoró su condición en la segunda parte de la faena, fruto de su buen fondo, y el manchego pudo firmar un final a más. Finalizó de un espadazo a la segunda.
Mantuvo su interés Peñaranda con un encastado jabonero, que tuvo exigencia y complejidad. Desde los doblones con aroma añejo a los naturales finales. Capacidad, entrega y esfuerzo del albaceteño, que resultó prendido y volvió a la cara del novillo con firmeza. Importante actuación de Peñaranda, sobre todo con la mano izquierda, que redondeó tirándose a matar con todo y paseó la primera oreja en el apartado de novilleros.

ACTITUD DE MARTÍN
El segundo novillo, dentro del baremo novilleril venteño en el que no se exigen hechuras de toro estuvo justo de presentación y un tanto lavado de cara. Martín pronto mostró su disposición y variedad con el capote, al que replicó Jarocho por gaoneras de compás abierto. El salmantino, en un exceso de ganas y querer agradar, banderilleó de forma precipitada y pasado. Más voluntad que efectividad. Tiró de estatuarios en el inicio muleteril ante un astado con carácter, que exigía poderío y un conocimiento de tiempos y distancias. No se aplicó la lidia adecuada y Martín se vio cazado en varias ocasiones. Decisión en la suerte suprema, pero de defectuosa colocación.
Tras su primera intervención, en la que quedó en ocasiones desarbolado, colocó las banderillas con algo más de tino, ya todo un premio. Le sirvió para ganar en confianza y demostrar actitud ante el codicioso quinto, aunque pecó de abusar de los pases de pecho, donde tanto reponía el novillo, nada fácil y mirón. En este turno, Martín, en un derroche de ganas, cumplió con solvencia el trance, arrollando por momentos la razón. Cayó el ejemplar de efecto casi fulminante y el público, y/o un autobús, sacaron los pañuelos para pedir un trofeo que fue concedido.
Ficha
Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid). Décimo festejo de la Feria de San Isidro. 17.951 espectadores. Novillos-toros de Fuente Ymbro, desiguales, justos de presentación y exigentes en su conjunto, y uno Villanueva (tercero vis).
Alejandro Peñaranda, saludos (aviso) y oreja (aviso).
Ismael Martín, silencio y oreja.
Roberto Martín ‘Jarocho’ (presentación), vuelta al ruedo tras petición (aviso) y dos orejas (aviso).
Se desmonteró en banderillas Roberto Martín ‘Jarocho’ (padre) tras parear al sexto novillo.
