Hoy tenemos la suerte de charlar con Pilar Jurado, soprano, compositora, directora de orquesta, musicóloga, incluso pintora. Una persona “renacentista” que admiramos por sus éxitos en variados campos artísticos y por su actividad filantrópica. La Fundación Arte, Cultura y Patrimonio ha inaugurado la Exposición, “Tendencias artísticas en España 1950-2000, Homenaje a la Galería la Casa del siglo XV” en el Torreón de Lozoya de Segovia. En la inauguración de esta exposición ofreciste un precioso recital ¿qué te llevó a unirte a esta iniciativa?
—Bueno, primero porque admiro mucho a José Manuel de Riva presidente de la Fundación Arte, Cultura y Patrimonio, sé de su gran amor por el arte y la cultura, y segundo porque es importante que los artistas apoyemos grandes eventos como éste auspiciados por la iniciativa privada.
—Sabemos que en tu último espectáculo rindes un sentido homenaje a la legendaria María Callas, ¿qué supone para ti?
—María Callas tenía algo muy importante, la empatía con el público. La gente quiere poner cara, historia y sentimientos a los artistas, ella fue fantástica como cantante y un referente de la moda y de muchas otras cosas, pero lo que más me interesa de ella es su pasión y su capacidad de transmitir. Para mí, el arte en cualquiera de sus acepciones significa comunicar con los demás, ser un espejo en el que la sociedad se mire. Estamos en una época muy poco clara, creo que hay que poner un poco de luz con la cultura, hacer que la gente se pregunte qué es lo que de verdad importa, se nos ha olvidado que, por encima de todo, el ser humano es un ser con conciencia y necesidades espirituales, una faceta ahora absolutamente empobrecida.
En el mundo que vivimos, de redes sociales, todo va muy deprisa, todo funciona a velocidad muy rápida y queda en la superficialidad, no da tiempo a profundizar, falta reflexión, y el hombre la necesita para saber quién es. Nos llevan a todos por la misma senda, pero no somos un rebaño, si algo caracteriza al ser humano es su afán por ser único e irrepetible.
—¿De los grandes intérpretes españoles que hemos tenido la suerte de disfrutar, ¿a quiénes destacarías como referentes? ¿crees se valora suficientemente a nuestros artistas?
—Tengo que destacar a Plácido Domingo que, a pesar de lo que le ha tocado vivir en esta última época, ha sido el gran, gran tenor de todos los tiempos, no se nos debe olvidar nunca todo lo que significa y lo muchísimo que nos ha dado. José Carreras, con el que he actuado y al que admiro y quiero. Alfredo Kraus, al que tuve la suerte de conocer al final de su vida, Montserrat Caballé, por supuesto, y por encima de todos Teresa Berganza, con quien tuve una amistad única que recuerdo cada día.
En cuanto a la valoración en España de nuestros artistas, tengo que decir que, lamentablemente, olvidamos muy rápido a aquellos que han dedicado su vida al arte. Hay que recordarles también cuando ya son mayores y ya no realizan su actividad…nos han dejado tantísimo patrimonio cultural…creo que en España no entendemos lo suficiente lo que supone la cultura para nuestros pueblos. La Unión Europea se basa, por supuesto, en la economía, pero Europa se construye sobre múltiples culturas con un legado importantísimo que debemos cuidar y proteger.
—En relación con esto ¿cómo crees que debería mejorarse la educación de nuestros jóvenes en el aspecto musical?
—Tenemos un gran déficit en la educación en general, una sociedad que elimina las humanidades de sus programas de enseñanza, centrada sólo en lo materialista, es una sociedad errada. Se acaba de aprobar una ley de enseñanzas artísticas, pero hasta que se ponga en funcionamiento no sabremos si hemos mejorado. Lo que está claro es que los niños necesitan la música, antes cantaban o bailaban en corro, hacían juegos con música, ahora se nos olvida jugar con los niños. Es fundamental que, desde el jardín de infancia, se promuevan las artes, para desarrollar la sensibilidad, el cerebro, la capacidad de relacionarse y de controlar las emociones.
Me gusta hablar con los jóvenes y transmitirles mi experiencia, hace mucha falta que la gente les diga: vosotros también podéis construir un futuro, hace poco alguien me dijo y yo creo que es así, que cuando nosotros éramos jóvenes teníamos la sensación de que el futuro era esperanza y ahora vemos el futuro como una amenaza. Nos movemos hacia un mundo con falta de esperanza que genera un mundo muy vacío, un universo desgastado, con falta de valores y principios que están por encima de cualquier ideología. Eso hay que cambiarlo, tenemos que utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para dar esperanza a los jóvenes y solo hay esperanza si tenemos un horizonte que nos dan la cultura, la filosofía y las humanidades, que nos permiten ver más allá para construir nuevos universos.
Necesitamos entender quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, la sociedad cada vez se lo pregunta menos y al final trae problemas mentales, soledad y desesperación.
—¿Qué relación encuentras entre la ópera y las artes figurativas sobre todo con la pintura y la escultura?
—El gran privilegio de la ópera reside en aunar todas las disciplinas artísticas, la música, obviamente, la literatura para el libreto, la parte teatral ya que es teatro, también, la pintura y la escultura para la puesta en escena, la danza o al menos movimiento en escena, está todo reunido ahí.
Yo me siento una mujer muy 360º, necesito desarrollarme en todas esas facetas, escribo, pinto, por supuesto compongo e interpreto música y realmente para mí, unas son proyecciones de las otras y culminan provocando en el otro algo que le hace sentir vivo, que le hace preguntarse cosas. Una sociedad sin sensibilidad, que solo busca entretenerse, es una sociedad enferma. Hay que llenar la parte más profunda del ser humano a través del arte, es lo que nos da esperanza y nos permite apreciar la belleza que tiene que ver con cánones matemáticos. Cuando nuestro cerebro ve algo, que puede estar en muchas cosas, en consonancia y simetría con los cánones de la Naturaleza, lo reconoce y eso le hace sentir bien, le hace emocionarse. La belleza que nos quieren vender ahora y la superficialidad en las relaciones humanas, dista mucho de la paz y la felicidad armonía que el cerebro necesita encontrar. Pido más belleza para el mundo que nos rodea.
—Has sido la primera mujer compositora que representó en el Teatro Real una ópera propia “La página en blanco” en 2011, con críticas muy favorables y, sin embargo, aunque tenemos un papel importante en el mundo del canto, parece que, en otros ámbitos como la composición, la dirección de orquesta, la dirección teatral, cuesta más que haya presencia de mujeres ¿a qué crees que es debido?
—Con lo que ha tenido que ver siempre, durante siglos los resortes del poder han estado en manos de hombres, las mujeres han recibido menos formación y muchas se han vetado a sí mismas para alcanzar esos lugares de poder, se marcaban techos de cristal, que yo siempre digo que me los cargué todos, porque como no sabía que estaban, yo tiraba para arriba.
Obviamente, llevamos siglos de retraso y el acceso es más difícil para nosotras, pero cada vez hay más directoras musicales y de escena, y estoy convencida de que se irán igualando. Es cierto que, hasta 2011, ninguna mujer compositora había estrenado una obra propia en el Teatro Real y yo me convertí en la primera, así que soy “histórica” y estoy muy orgullosa. Estrenar una ópera nueva en un teatro como el Real es muy fuerte, y que sea un éxito mundial es algo increíble. Hay que ayudar a las mujeres a aspirar a todo lo que quieran ser, a pelear por lo que quieran, yo lo he hecho toda mi vida, pero en general yo no diferencio entre hombre o mujer, a mi lo que me importa es el talento en un artista, lo que es capaz de mostrarme.
—¿Cuál crees que es el papel que deben tener las Administraciones Públicas en el fomento de las Artes?, ¿qué opinas del papel de la iniciativa privada?
—Cada época debe tener su propia creación artística y las administraciones e instituciones, promueven poco, por lo que el SXXI corre peligro de quedarse sin historia propia. Deberían apoyar las nuevas creaciones y su difusión entre nuevos públicos, sin olvidar a los grandes referentes de la cultura, el talento en excelencia, porque si no siempre entenderán la cultura como un sucedáneo y no como lo que realmente es.
Históricamente las instituciones y la iniciativa privada han mantenido las Artes con mayúsculas, nunca podremos competir, desde ámbitos más cultos, con otros más comerciales que tienen su gestión y financiación, pero la industria cultural mueve mucho dinero, y si los empresarios fueran conscientes de los beneficios económicos que puede suponer quizá apostarían más.
Para eso también, insisto, hay que generar en la sociedad una necesidad del arte, hay que invertir no sólo en producir, sino en dar a conocer nuevos proyectos haciéndolos accesibles al público, necesitamos que la gente demande lo que hacemos y que lo aprecien para poder vivir de ello. Es prioritario generar público nuevo, porque el de la cultura se está envejeciendo muchísimo y si no somos capaces de despertar interés en los más jóvenes no habrá relevo generacional. Cada época tiene sus preferencias y todo cambia muy rápido, fíjate que, a Bach, sus hijos, le llamaban “el viejo pelucas” porque le veían anticuado, un artista tiene que reciclarse, avanzando con la sociedad.
—¿Cómo crees que van a afectar al mundo del arte las nuevas tecnologías, y en concreto la irrupción de la inteligencia artificial, que a todo el mundo le da tanto miedo?
—Nunca he sido miedosa, al contrario, cuando empecé a ver lo que ocurría en la pandemia y que la digitalización se convertía en la base sobre la que íbamos a tener que construir, hice una inmersión absoluta para entender esos avances tecnológicos. Posiblemente, el mayor miedo sea que, por primera vez, hay una suplantación del ser humano, hasta ahora podía haber copias de lo que tú hacías y el miedo era que te robasen tu propiedad, ahora pueden hacer como si lo hubieses hecho tú, pueden utilizar tu voz, pero ya no es tu voz. Como ocurrió con la industrialización, habrá profesiones que desaparecerán, pero se crearán nuevas y será importante la legislación porque al principio se transgreden muchos límites, pero hay que convivir con ello porque, ya no es el futuro, ya es el presente. La IA proporciona muchas ayudas y es una herramienta fantástica, siendo conscientes de esto, lo inteligente no es tenerle miedo sino aprender a utilizarla.
—¿Qué artistas de los que están expuestos en la muestra, han sido una influencia para ti?
—Pues, admirando a todos los artistas que forman parte de esta excepcional exposición, sin duda Zóbel y Viola son mis favoritos. En algunas pinturas mías siento que hemos llegado a lugares comunes y eso es algo que tiene que ver con lo que hablaba antes de nuestro cerebro y cómo en la búsqueda de la belleza o en la búsqueda de la armonía y el color, hay creadores de muy diferentes épocas, al igual que me ocurre con Callas con respecto a la voz y a la interpretación, que llegamos a conclusiones parecidas a pesar de que ni nuestro tiempo, ni nuestro espacio es el mismo. Hay algo eterno en el arte que no sabemos hasta qué punto viene adquirido o forma parte del universo, es una magia nos saca de este mundo para llevarnos a otro lugar mejor, la sublimación del ser humano está en el arte.
—Se exhiben obras de un artista conceptual, Isidoro Valcárcel, que liga su obra a la audición de una partitura, ¿qué te parece esta unión entre pintura y música?
— Fantástico, de hecho, es algo que ocurre en mis obras, que nacen con la música, con su partitura, con lo cual la obra y la partitura pertenecen al mismo concepto artístico, es arte musical, por así decirlo. Es maravilloso unir todas las artes, unir sensibilidades diferentes y cuando hay talento la fusión trae algo todavía más valioso.
—Para terminar, mirando hacia el futuro ¿cuáles son tus próximos proyectos?
—Estoy muy ilusionada con varias cosas, primero con la creación de un gran centro internacional de la voz, también con algunos estrenos nuevos para el año que viene, un encargo de la Orquesta y Coro Nacionales de España, que se acaba de presentar ahora y se estrenará en mayo de 2025. Esto, también, va a dar lugar a escribir una ópera, ya prácticamente en marcha, y que posiblemente se estrene este año, en la que tienen que ver La Granja de San Ildefonso, el Infante don Luis y Boccherini así que, en cierto modo, Segovia sigue estando en mis pensamientos por la cantidad de gente a la que quiero allí y porque muchos de mis proyectos tienen que ver con ella.
