Que la temporada de la Gimnástica Segoviana ha sido buena, no haría falta ni escribirlo ¿Ha supuesto sorpresa su ascenso? De su trayectoria en la competición se desprende que no, por más que no le haya sobrado nada y que un gol en contra, uno menos a favor o un ‘mosquito’ que se hubiera colocado en el larguero en encuentro determinado y hubiera distraído a su portero, el ascenso directo habría tenido otras consecuencias. Lo que no quiere decir que en la posterior fase de ascenso no lo hubiera conseguido. Formaban, entre todos, un equipazo.
Ahora que la euforia del éxito ha dado paso a la realidad de futuro, no obviando que la principal preocupación de sus directivos es encontrar medios económicos que cubran la temporada, nace un ¿problema? que no puede resolver el club, por más que le afecte.
Se trata de las instalaciones mu-ni-ci-pa-les de La Albuera y un campo de fútbol con muchos años a sus espaldas, que el paso del tiempo ha ido deteriorando. Se hace necesario ¿obligado? dedicarle algo más que un par de minutos y gastar tanto, cuando menos, como lo que han supuesto a las arcas municipales a lo largo de los años las constantes inversiones en la chapuza, chapuza, chapuza… de la avenida Padre Claret.
Y no es momento –señor concejal de Deportes-, de dar pasos que no vayan en la dirección de superar los problemas –carencias-, que tiene el terreno de juego –ya sé que lo del cambio de hierba estaba en la agenda-, el graderío, la ‘luminaria’, un lavado de cara a los vestuarios, una mejora en los accesos…
Resumiendo. Un equipo segoviano compitió y jugando –muy bien a lo que sabe-, ascendió, por lo que la respuesta de la ciudad –que los miembros del Ayuntamiento representan-, no puede ser –y seguro que no será-, mirar hacia otra parte.
