Regresó La Quinta a Las Ventas, el ‘santacoloma’ comercial al que se apuntan las figuras, con un envío cinqueño de impecable lámina, que encendió la Feria de San Isidro. Toros muy bien presentados, parejos y serios. Los tres primeros, nobles, dieron un juego venido a menos, pero los lidiados en cuarto y quinto lugar tuvieron raza y exigencia para un espectáculo altas cotas. Ahí estuvieron Miguel Ángel Perera, que volvió a dar una tarde de dimensión y volvió a reivindicarse, y Emilio de Justo, entregado y de verdad con un toro encastado tras ser prendido, que se quedó al borde del premio. Ambos dieron una vuelta al ruedo, en una tarde que completó Ginés Marín, que realizó un importante esfuerzo con su lote.

VERDAD DE JUSTO
De lomo recto y vareado fue el cárdeno que hizo segundo al que De Justo recibió con ganas con el capote: dos verónicas y una media de nota. El ejemplar de La Quinta cumplió con entrega los dos puyazos, aunque el turno de banderillas, donde Abraham Neiro ‘El Algabeño’ pareó con efectividad, enfrió su alegría al prolongarse en cierta medida. Tuvo mejor embroque en la muleta que salida y resultó muy justo, y De Justo, en una actuación más de ganas, no se ajustó con él en lo que a colocación se refiere. Ejecutó la suerte suprema con estética, pese a caer la espada baja, y recogió una ovación.

El quinto levantó los aplausos a su salida por su presentación. De nombre ‘Periquito’. Un toro bien proporcinado, serio, que enseñaba las puntas. Pronto humilló en el capote de De Justo, que lo lidió a la antigua, y se arrancó como un tren al caballo. Tuvo raza en los engaños del torero, que dejó algún muletazo desmayado. Se confió en exceso De Justo ante un exigente astado y resultó prendido. A partir de ese momento, el público se entregó con él y firmó naturales importantes, aunque en ocasiones muy distanciado, donde el toro destilaba peligro fruto de su casta. Abrochó la faena con un bonito abaniqueo y entró a matar en los medios, pero tardó en caer y dio una vuelta al ruedo entre el delirio del respetable.

DIMENSIÓN DE PERERA
Volvió Perera y lo hizo con un semblante todavía mayor si cabe. Para bien, para mal o para quien le pese. Hizo su segunda comparecencia en el ciclo isidril con una clara declaración de intenciones: se fue a portagayola, en un gesto nada usual en su registro, que cumplió con aparente facilidad. Un señor toro, abierto de cara, hondo y con cuajo, que resultó suelto y parado en el inicio aunque metió la cara en el peto del caballo con brío. En la muleta fue un toro noble, que humillaba con cierta clase a pesar de echar la cara arriba en el tramo final de los pases. Le exigió Perera en dos tandas y terminó por rajarse como consecuencia de su falta de raza. El torero le cambió los terrenos y le robó una estimable serie pegado a tablas. Al igual que ocurriera en su anterior tarde, alargó en exceso otra faena y escuchó los clarines en dos ocasiones, sin terminar de rematar con los aceros.

Bajo, ensillado, con morrillo y rematado fue el cuarto de la tarde, que quedó sin definir en los primeros tercios pero que embistió con clase en el inicio muleteril de Perera. El diestro de Puebla del Prior brindó al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y le pidió que “defienda la Tauromaquia y el sector primario”. Perera continuó con su enésima reivindicación con un toreo por abajo ante un animal que tuvo su exigencia. Resultó complicado el ejemplar de La Quinta, que no se dejó por arriba y por el lado izquierdo no regaló ningún pase. Además, reponía en el tramo final de cada tanda y Perera se vio en varias ocasiones con los pitones en el pecho. Seria actuación del diestro, que terminó entrando a matar encima de los pitones del astado. Hubo petición de oreja y finalmente dio una vuelta al ruedo.

ESFUERZO DE MARÍN
Tras realizar un quite al primer astado de De Justo, a portagayola tomó parte un eficaz Marín con el capote ante otro morfológicamente bien presentado, que apretó hacia los adentros. Descabalgó al picador Guillermo Marín y el banderillero Manuel Larios colocó un buen par antes de que el torero empezara una firme faena, parca de transmisión: el astado tomó la muleta bien en el embroque, aunque salió suelto. Flojo y reservón. No rompió. Facilidad de Marín sin resonancia, que terminó pinchando.
Cerró plaza un toro alto y largo, heterogéneo a Santa Coloma, que tuvo un comportamiento complicado a la vez que no ofreció emoción. Marín realizó un esfuerzo casi sórdido, pero dejó muestras de su capacidad torera. Pese a su solvencia, no anduvo acertado a espadas y se marchó con un sabor agrio.
Ficha
Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid). Séptimo festejo de la Feria de San Isidro. No hay billetes. Toros de La Quinta, bien presentados, parejos, cinqueños y serios. Nobles los tres primeros, y exigentes y con raza el cuarto y el quinto.
Miguel Ángel Perera, ovación (dos avisos) y vuelta al ruedo tras petición de oreja (aviso).
Emilio de Justo, ovación y vuelta al ruedo (dos avisos).
Ginés Marín, silencio (aviso) y silencio (aviso).
Los banderilleros Abraham Neiro ‘El Algabeño’ y Rachid Ouramdane ‘Morenito de Arles’ fueron ovacionados tras parear al segundo y quinto respectivamante.
