Plaza Mayor, como centro representativo de la ciudadanía, porque la preside el edificio de las Casas Consistoriales. Justamente allí se conmemoró, el pasado 9 de este mes, el 37 aniversario de la constitución de la Unión Europea. Participación de escolares, alcalde y representación del resto de la corporación, con izado de la bandera europea y colofón con la interpretación del cuarto movimiento de la famosísima Novena Sinfonía de Beethoven, la Oda a la Alegría, por el segoviano Ensemble Sucussan.
Beethoven conoció el poema escrito por el poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán Friedrich von Schiller (publicado en 1786), cuando tenía 23 años, y se dice en sus biografías que siempre estuvo obsesionado con musicalizarlo en alguna de sus obras. Pasaron muchos años, y cuando Beethoven tenías 53 y ya estaba completamente sordo, presenció en un teatro vienés ya desaparecido, el viernes 7 de mayo de 1824 (acaban de cumplirse los 200 años del estreno) la interpretación de su sinfonía. Y digo que presenció porque la orquesta fue dirigida por el también compositor austriaco Michael Umlauf. Mientras, el autor, junto al director, seguía la partitura con el movimiento de sus brazos; al terminar la interpretación, el público, entusiasmado y puesto en pie, premió con una gran y prolongada ovación la sinfonía. En aquel momento, la cantante Carolina Unger le cogió de la mano obligándole a que se volviese y diera la cara al público para que contemplara el entusiasmo con que éste había acogido su obra. Otros biógrafos dicen que fue el mismo Umlauf el que le obligó a volverse cara al público, momento sublime para Beethoven, que en buena parte servía de ánimo para su vida llena de sobresaltos profesionales y familiares.
El 9 de mayo de 1950, el entonces ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schumann, pronunció un discurso en el que proponía la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero, lo que dio lugar a la llamada Declaración de Schumann, inicio de la Unión Europea.
La bandera oficial, un fondo azul y sobre él 12 estrellas, simbolizando perfección y plenitud, fue creación del cartero francés de la Unión Europea Arsène Heitz, y se aprobó el 8 de diciembre de 1955 (precisamente festividad de la Inmaculada Concepción), con lo que se resolvió el concurso convocado para elegirla. Arsène Heitz comentó que el diseño fue inspirado por Dios, por lo que posteriormente diversos estudiosos y comentaristas han recordado, al efecto, el sentido religioso porque 12 fueron las tribus de Israel, doce los discípulos de Jesús y la iconografía religiosa tradicional presenta a la Inmaculada coronada con doce estrellas.
El título original que dio Schiller a su poema era “Oda a la Libertad”, pero fue censurado (oh, la censura) y el poeta lo cambió por “Oda a la Alegría”.
Fue el 25 de mayo de 1985 cuando, para declarar a la oda como el Himno Europeo, se eligió la versión que había dirigido el famosísimo austriaco Herbert von Karajan. Como dato curioso, la “novena” también se interpretó en el Schauspielhaus de Berlín el 25 de diciembre de 1989, bajo la dirección de Leonard Berstein, dentro de las celebraciones con motivo de la caída del Muro de la capital alemana.
El ”Himno a la Alegría” le popularizo en España, en 1970, el cantante Miguel Ríos, en una versión de Waldo de los Ríos que se incluyó en su segundo LP “Despierta”.
Aunque la versión es suficientemente conocida, creo oportuno repetir el texto para cuantos aún no disponen de él. Finalmente recuerdo que el poema original de Schiller, en alemán, es bastante más extenso, pero solo se utilizaron en español los once primeros versos:
Escucha hermano la canción
De la alegría/el canto alegre
Del que espera un nuevo día.
Ven, canta, sueña cantando,
Vive soñando el nuevo sol,
En que los hombres
Volverán a ser hermanos.
Si en tu camino solo existe
La tristeza/y el llanto amargo
De la soledad completa.
Ven, canta…
Si es que no encuentras
La alegría en esta tierra
Búscala, hermano, más allá
De las estrellas.
Ven, canta, sueña cantando,
Vive soñando el nuevo sol,
En que los hombres,
Volverán a ser hermanos
