Visitantes y curiosos siguen aprovechando el buen tiempo de estos días para recorrer las calles del centro de Segovia, donde los espectáculos del festival Titirimundi se han adueñado de cada rincón, llevando la sorpresa de lo inesperado a quienes se acercan a ver las numerosas actuaciones.
Este domingo se celebraron 45 pases solo en Segovia, tanto de pago como gratuitos, que han conseguido el lleno completo para casi todas las actuaciones.
El Circo Rasposo finalizó ayer su última función en el festival con la ovación de un público entregado que ha disfrutado con la misma emoción que en la infancia de las acrobacias y el arte que demuestra la familia Molliens en cada actuación con su obra Orison.
Las entradas, por supuesto, llevaban días agotadas, al igual que las destinadas al espectáculo ‘Pulgas salvajes’, el Circo de las pulgas del francés Dominique Kerignard, que ya ha llenado todos los pases hasta el último día del festival, en una actuación sorprendente que ya se ha convertido en un clásico de visita obligada en Titirimundi.
Los espectáculos familiares son los que mayor éxito están cosechando, especialmente durante el fin de semana. El esloveno Papelito y su obra ‘Mira el pajarito’ también colgó el cartel de ‘Agotado’ durante la jornada de ayer, al igual que Bululú y Titiriteros de Binéfar, otro de los grandes imprescindibles en este festival.
Entre los espectáculos gratuitos, Saltimbanqui volvió a dar una nota de color con ‘Cuentos de México’ y Mutis dejó boquiabiertos a quienes se pasaron por la Plaza de San Martín con las marionetas casi a tamaño natural de ‘Tutankamón, el niño faraón’.
Para hoy solo están previstos una veintena de pases, aunque tras el fin de semana regresa Titiricole, que hoy dará el protagonismo al alumnado de los CEIP Marqués del Arco, Villalpando y San José, en la Biblioteca Pública.
El Carrusel Magique con sus llamativos animales de estética ‘steampunk’, permanecerá en el Azoguejo unos cuantos días más, hasta el 19 de mayo, marcando, como es habitual tanto el principio como el fin de la muestra.
“Es muy emocionante venir a Segovia después de tanto tiempo. Nos vienen muchos sentimientos porque año tras año vemos cómo nuestros hijos van aprendiendo el idioma, y nos vamos enfrentando juntos a lo que nos pasa en nuestros viajes”, declara Lloris, segunda generación al frente del carrusel, que lleva asociado a Titirimundi desde hace un cuarto de siglo .
