Con un banquillo con solo tres jugadores, uno de ellos con problemas físicos y otro actuando de portero suplente, es muy complicado aguantar a un rival que cuenta con seis cambios a pleno rendimiento. Esto le ocurrió a El Espinar Arlequín en su visita al Universidad de Valladolid, que se saldó con un claro triunfo de los locales por 7 a 2.
Las fuerzas de los espinariegos solamente duraron hasta pasado el ecuador de la primera parte. Desde entonces, aunque el Arlequín le plantó cara al rival, el cansancio les acabó pasando factura a los de Javier Martín, que esperan que el descanso navideño les ayude a ir recuperando efectivos de cara al comienzo del año.