Segovia entera está feliz con el ascenso de la Gimnástica Segoviana. Banderas en los balcones, pequeños y mayores con la zamarra azulgrana por las calles de la ciudad, instituciones que verbalizan su apoyo… nada que no hayamos vivido ya. Pero lo de esta vez es diferente. La Sego se arrima al profesionalismo metida de lleno entre los setenta clubes más importantes de España. La Gimnástica no ‘vuelve’ a la Segunda B. Esto es otra cosa, es la élite deportiva – y económica – de aquella categoría en la que estuvo la Segoviana hace años. Es muy distinto.
La Primera RFEF es donde debe estar un club de capital de provincia con casi 96 años a cuestas. Y la Gimnástica necesita muchas cosas para competir el curso que viene, y no todas tienen que ver con el dinero. Para empezar, necesita de personas que se involucren, proactivas, generosas y que sean capaces de ayudar sin pedir nada a cambio. Ahora las hay, pero hacen falta más. Y así será más fácil conseguir los recursos para no hacer de la estancia del equipo en la categoría una gloria efímera.
Los directivos, cuerpo técnico y jugadores han colocado al club en un lugar ideal para seguir creciendo. Ahora es la ciudad la que debe responder. El Ayuntamiento deberá afrontar una serie de mejoras en La Albuera de manera inminente y sin excusas; los empresarios con altura de miras podrán aprovechar la oportunidad de colaborar, y los aficionados se rascarán el bolsillo dentro de un límite, que la vida no está para dispendios. Muy pronto sabremos quien tiene en el corazón el ‘Aúpa Sego’ y quien lo usa solo como hashtag de Instagram.
