Ante la creciente preocupación que está generando entre la ciudadanía y los gobiernos de las ciudades la insostenibilidad del modelo actual de turismo;
ante las quejas, cada vez más acuciantes, por los ruidos en nuestras calles y viviendas;
ante el evidente deterioro de la convivencia entre modelos de vida en los barrios (lo último, en el centro histórico de Segovia, parece ser realizar fiestas en los pisos y evacuar lo sobrante por los balcones hacia la calle. Parece que “el agua va” desde los balcones y ventanas lleva camino de reimplantarse);
ante la incesante subida de los alquileres, que han dado a Segovia el dudoso honor de estar a la cabeza de este ranking;
ante la evidente incapacidad del equipo de gobierno para atraer a empresas e industrias, siendo su única preocupación inversores inmobiliarios;
ante el vaciado de habitantes fijos del recinto amurallado (centro histórico) por la falta de servicios e incentivos para la residencia no ocasional en la zona;
ante los graves problemas de tráfico y movilidad en toda la ciudad, pero especialmente en el recinto amurallado.
Pues bien, ante todo lo anterior, nuestro alcalde se reúne con otros alcaldes de ciudades patrimonio, se va a Roma a ver al Papa y, milagro, vuelve con la solución mágica: contraprogramar a la feria de San Juan y San Pedro celebrando una Fiesta de Día, naturalmente gastronómica, en el Paseo del Salón.
Dicen que esta medida favorece a hosteleros de otros barrios de la ciudad, no entiendo mucho de ese negocio, pero supongo que la auténtica manera de favorecerlos sería llevar allí a la gente, no llevársela a otro barrio (como, por ejemplo, “trasladando” las no muchas actividades culturales de sus barrios a otros lugares). Pero en fin…
Lo cierto es que la Asociación de Vecinos del Recinto Amurallado (AVRAS) viene constatando el afán, cada vez menos disimulado, de este equipo de gobierno del Ayuntamiento para convertir el recinto amurallado de Segovia en un recinto ferial para uso y disfrute de turistas ocasionales (entre los que incluyo a la mayoría de estudiantes IE) y negocio de unos cuantos. El problema es que este recinto lleva habitado desde la fundación de la ciudad, y la primera obligación de un equipo de gobierno del ayuntamiento de una ciudad es velar para que sus vecinos (todos) tengan las mejores condiciones de habitabilidad y seguridad.
La dedicación del único espacio “cómodo” que tienen las personas mayores y niños residentes en el centro histórico para pasear y jugar al aire libre como espacio ferial “condena” a aquellos, sobre todo a los mayores (mayoría en la zona), a quedarse en casa u obligarles a realizar su ejercicio diario por una zona donde las cuestas son constantes. En un artículo reciente, titulado “Dejemos en paz el Salón”, de Ana María Herrero se explica y detalla la importancia que para estas personas ha tenido, y tiene, el paseo del Salón y el porqué supone una pérdida irreparable para la residencia en la zona.
Por otra parte, el Paseo del Salón se ha mostrado inadecuado para este tipo de eventos. La última ocurrencia del Paseo de la Navidad fue un fracaso como actividad y mostró las deficiencias estructurales del lugar para albergar este tipo de eventos, no es la menor la dificultad de acceso de los vehículos de gran tonelaje necesarios para llevar la intendencia para este tipo de actividades. Por otra parte, la negativa de varios organizadores de estos eventos a situar sus “stand” en el lugar (y que parece causa de que Segovia pierda ferias de muestras importantes y que ya eran tradicionales) parece reforzar la idea de que el paseo del Salón de Isabel II no es el lugar más idóneo para la ubicación de estas ferias.
AVRAS considera que la insistencia en adoptar estas decisiones, junto a las oportunidades perdidas para fijar un cambio de rumbo en la tendencia de los últimos años (el desprecio del edificio del INSS para realojar a los funcionarios municipales dentro del casco histórico, el continuo run-run de eliminación del transporte público de la zona, el no aprovechamiento de la rehabilitación necesaria del mercado de Los Huertos para anunciar, sin dudas ni alternativas, un centro moderno de abastos para los residentes de la zona, la no consideración de declarar sin rodeos como zonas tensionadas en cuanto a alquileres y ruidos todo el recinto amurallado, el no aprovechamiento de la declaración de ZBE para realizar un programa serio y eficaz para la necesaria regulación del tráfico en el recinto amurallado), que llevan a la extinción de todo lo que hace posible la vida en un barrio, obedece a un plan preconcebido de expulsar a los habituales residentes del recinto amurallado para, como decíamos anteriormente, convertirlo en un recinto ferial situado en un parque temático y declarado Patrimonio de la Humanidad.
En cuanto a la costumbre adquirida de jalonar una de las iglesias románicas más importantes de la ciudad en cuanto a significación arquitectónica y belleza con una serie de casetas dedicadas, cómo no, a la gastronomía lo dejamos para otro día. Solo apuntar que no queremos pensar que el deseo íntimo de esta corporación sea que un desgraciado accidente la haga volar para, después, situar en el lugar un elegante y moderno museo gastronómico.
Sin más.
Clemente Oria, Presidente de AVRAS.
