El Regal Barcelona revalidó ayer su cetro de campeón de la Copa del Rey al vencer a su víctima favorita, el Real Madrid, por 60-68, con lo que rompió una racha de 23 años en los que un mismo equipo no había logrado dos entorchados seguidos. Fue el propio bloque ‘culé’ el que lo consiguió en 1988, y su versión actual, de paso, prolongó la sequía blanca en el torneo, que ya dura desde 1993.
En la final, que estuvo presidida por el Rey Don Juan Carlos, los pupilos de Ettore Messina sí pudieron competir, justo lo que les pedía el italiano, pero tan solo en la primera mitad. A partir del paso por los vestuarios, el bloque de Xavi Pascual mostró todo su potencial para desequilibrar.
El Real Madrid enmendó los errores que había cometido en los cuartos y las ‘semis’, y salió muy concentrado para no fallar en el primer cuarto, una de sus asignaturas pendientes de las citas anteriores. No obstante, el adversario aguantó el tirón, agarrado al talento de Alan Anderson, que aportó 11 puntos en esos 10 minutos.
Sobre la pista se encontraban las dos mejores defensas de la Liga ACB, y quien peor lo tenía sobre el papel era un Pablo Prigioni obligado a ‘bailar’ con Juan Carlos Navarro, líder natural blaugrana. De cualquier modo, el argentino superó la dura prueba con solvencia. Dejó al catalán inédito en anotación en el primer acto, y con valoración negativa (-4).
Eso sí, se comprobó pronto que este clásico iba a resultar bastante más equilibrado que los anteriores, porque la escuadra ‘merengue’ no tenía intención de permitir una humillación en casa.
En realidad, en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid chocaron dos modelos diferentes: la juventud y el hambre de triunfos de los blancos contra la veteranía ya consagrada de los de la Ciudad Condal. Carlos Suárez y Ante Tomic, bajo los aros, representaron a la perfección su papel y abortaron los intentos de ‘fuga’ del Barça; en el otro bando había cierta sorpresa, porque quizá esperaba un compromiso algo menos exigente, similar a los últimos precedentes. El preparador visitante no dudó en expresar su descontento por la mala selección de tiro y las excesivas pérdidas de balón de sus hombres.
En definitiva, y tras 20 minutos de intensa pugna, aún no se había decidido absolutamente nada: el 30-30 que reflejaba el electrónico concedía ilusión a la hinchada anfitriona, y constituía un motivo de alerta para el Regal. Si los de Xavi Pascual pretendían colocarse la corona, iban a necesitar pisar el acelerador.
El combinado azulgrana prestó atención a la coyuntura y, en cuanto retornó a la pista, ofreció una cara distinta a la que había mostrado hasta entonces, mucho más agresiva.
En un duelo de anotación pobre, la ‘Bomba’ despertó desde más allá de la línea de tres para liderar el despegue ‘culé’ junto a Erazem Lorbek. Los aciertos de ambos, unidos a una fuerte defensa, cortaron las alas ‘merengues’ y obligaron a Messina a solicitar un tiempo muerto (37-44).
El Madrid, a duras penas, logró concluir el tercer cuarto con opciones de éxito (43-48), pero el ritmo del oponente era ya excesivamente alto y el bloque local terminó por ceder.
Gracias a los triples de Terence Morris y de Anderson, nombrado ‘MVP’ cuando acabó el partido, el Barça situó un 47-60 en el marcador que silenció a la emoción. Llegó entonces la hora de que el campeón celebrara su título.
