La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, anunció ayer en Seúl nuevas sanciones contra Corea del Norte en respuesta al hundimiento en marzo pasado de la corbeta Cheonan, atribuido a un ataque del régimen comunista de Pyongyang.
En rueda de prensa, la dirigente norteamericana señaló que Washington estudia congelar los bienes de bancos y de los individuos norcoreanos que realicen actividades vinculadas con la proliferación nuclear, y afirmó que las sanciones irán dirigidas contra la cúpula dirigente, y no contra el pueblo.
La ex primera dama, acompañada por el secretario de Defensa de la Administración Obama, Robert Gates, viajó hasta Seúl para reunirse con sus homólogos surcoreanos y reafirmar la alianza entre ambos Estados, con motivo del 60 aniversario de la Guerra de Corea. Los cuatro mandatarios emitieron un comunicado en el que alertan a sus vecinos de no llevar a cabo más acciones de provocación, además de exigir al régimen de Kim Jong-il que ponga fin «a todos sus programas nucleares» y asuma «su responsabilidad» en el naufragio del Cheonan.
Según adelantó la mandataria demócrata, el asesor norteamericano para la no proliferación nuclear viajará a la región para abrir consultas con Corea del Sur y otros aliados sobre la aplicación de las sanciones, que, según explicó, tendrán como objetivo «desestabilizar» al régimen dictatorial.
La corta estancia en Seúl de ambos responsables del Gobierno de Barack Obama estuvo cargada de simbolismo, especialmente con su visita a la frontera más protegida del mundo. Clinton y Gates recorrieron la zona desmilitarizada que divide ambos países, el último reducto de la Guerra Fría que queda en pie, para mostrar al mundo el «fuerte compromiso» de Washington y Seúl contra la amenaza norcoreana.
Ambos secretarios visitaron además el Memorial de la Guerra de Corea, donde rindieron homenaje a las tropas de la ONU lideradas por EEUU que combatieron entre 1950 y 1953, junto con las fuerzas surcoreanas, contra sus vecinos del norte.
crisis diplomática. Las dos Coreas atraviesan un período de especial tensión tras el incidente acaecido el pasado marzo, a pesar de que la dictadura comunista siga negando su participación en los hechos, que hace una semana fueron condenados por el Consejo de Seguridad de la ONU.
En un intento por desbloquear el proceso de desnuclearización, paralizado desde 2008, Clinton explicó que antes de volver a negociar es preciso que Pyongyang asuma su responsabilidad en el ataque y demuestre su verdadera voluntad de desmantelar su programa atómico.
Tras el conflicto que enfrentó a ambos países en 1950 y que dejó más de tres millones de muertos, ambas naciones se encuentran en una situación de guerra técnica. Por ello, además de las tropas surcoreanas, integradas por unos 600.000 hombres, 28.500 soldados estadounidenses están desplegados en la región como previsión ante una eventual confrontación.
Para este domingo, ambos países han preparado una exhibición militar en el Mar de Japón.
