Miguel de Unamuno ha regresado con honores a la Universidad de Salamanca. Rector perpetuo que “salvó” la Institución a principios del siglo pasado, vuelve al Claustro cuando se cumplen cien años de su “injusto” destierro a Fuerteventura para ser reconocido, a título póstumo, como doctor ‘honoris causa’ de su Universidad.
El Paraninfo de las Escuelas Mayores de la Usal, cuyos muros fueron testigos de su sonado discurso ante Millán-Astray, acogió este miércoles un sentido acto en el que sus nietos, Salomé y Miguel, “los últimos vivos de seis que Unamuno conoció y tuvo en sus rodillas”, recogieron los atributos tradicionales del nuevo doctor.
A las puertas de la sala, fue descubierto un vítor conmemorativo con el lema “No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas”. El momento contó con la presencia del rector de la Usal, Ricardo Rivero, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, el alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, el presidente del Consejo Social de la Usal, Ignacio Galán y sus nietos, Pablo, Salomé y Miguel de Unamuno.
Con dos breves intervenciones, Salomé y Miguel de Unamuno agradecieron y recordaron a su abuelo en un acto de “reparación” y de “desagravio”. Por su parte, Pablo de Unamuno fue el encargado de defender mediante el laudatio la máxima distinción académica de la Usal. Un acto que “consiste en darle a Unamuno lo que es suyo desde hace un siglo, por decir siempre lo que pensaba, enfrentándose al poder, criticando y condenando su actitud represiva”.
Pablo de Unamuno fue el encargado de repasar la vida académica y profesional de su abuelo, haciendo referencia también a una Universidad que encontró “dormida, perezosa y con escasa capacidad creativa”. Y, durante su discurso, aprovechó la oportunidad de destacar tres aspectos de su currículum: “sus méritos académicos, sus méritos literarios y su dedicación y entrega social y política al entorno en el que vivía”. Además, ensalzó también su faceta literaria y su compromiso político y social, plasmado bajo el lema “libertad, justicia, tolerancia y la verdad por encima de todos”, valores que dejó en sus discursos y centenares de artículos periodísticos.
Con la dificultad de que un “nieto apadrine a su abuelo” en un acto, Pablo recordó el carácter “liberal” de su abuelo, cuya figura trascendió “al tiempo y a la historia”.
