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Ni una gota agua

por José María Arévalo
16 de febrero de 2024
en Tribuna
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La civilización desde siempre ha crecido y se ha desarrollado allí donde había agua cercana o donde se podía transportar y retener para almacenarla. Al menos desde Egipto, pasando por los romanos y sus acueductos, o los musulmanes, donde el islam regula su utilización ya en el Corán, y hasta nuestros días, la historia ha demostrado que la buena gestión del agua ha dado las grandes civilizaciones.

Desde que el mundo es mundo el cambio climático ha existido, y siempre han convivido los periodos de abundancia con periodos de escasez de lluvias, y en cada época el ser humano se las ha ingeniado utilizando su mejor tecnología para sobrepasar esos periodos de escasez de agua. Los acueductos, los pantanos, las presas, los aduces, las caceras, los aljibes, las fuentes, o el Artificio de Juanelo. Todos eran sistemas más o menos tecnológicos para el acopio, la distribución, el uso, el disfrute, el aumento de riqueza, o la producción de energía, de esa fuente de civilización que es el agua.

España es el claro ejemplo de la utilización de la tecnología para superar los periodos de sequía y aumentar la riqueza, la comodidad, y el disfrute que provoca el racional uso del agua y sus recursos hidráulicos. La antepenúltima época en tener claras las obras necesarias en España para paliar esos periodos de escasez de lluvias en gran parte de territorio, fue durante la II República con la creación del “Plan Nacional de Obras Hidráulicas” en 1933, que, tras la guerra civil, recogió y ejecutó el régimen franquista, llamándolo “Plan de Transformación y Colonización”, construyendo, entre pantanos, presas, y demás embalses, casi 650 obras de ingeniería.

Ya en democracia, el gobierno de Aznar, en su intento de mejorar y aumentar los recursos con la gestión del agua, en 2001 aprobó el “Plan Hidrológico Nacional” con la aquiescencia de todas las Comunidades Autónomas, de la comisión de la Unión Europea, y la financiación de la UE. “Plan Hidrológico Nacional” que en ´la última etapa de su mandato comenzó a ejecutarse.

El Plan Hidrológico, conectaba todas las cuencas de España y suministraba agua al Levante español (890 hm3/año), y garantizaba el abastecimiento a Aguas de Barcelona (190 hm3/año) para toda la Comunidad Autónoma de Cataluña. Con el cambio al gobierno socialista de Zapatero, en 2004, dicho Plan fue suspendido de inmediato y cambiado por su ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y por la Secretaría de Estado y Oficina del Cambio Climático, dirigida por Teresa Ribera, aprobando el Plan Hidrológico Nacional “AGUA”, que suponía la construcción de grandes centros de consumo de energía y de producción de contaminantes de salmuera y Tm de CO2, y que era la construcción de 22 desalinizadoras (dos de ellas para Cataluña que derogaron los independentistas) para producir un máximo de 600 hm3/año.

El Plan socialista “AGUA” de Zapatero, supuso la paralización y derogación del “Plan Hidrológico Nacional” para el trasvase de parte del agua que el río Ebro vierte al mar, y que paliaba las posibles épocas de sequía que afectarían a Cataluña y al Levante, por otro Plan que suponía coger el agua salada en el mar que previamente lo había vertido dulce el río Ebro, tratarlo y transportarlo a las cuencas y ciudades necesitadas. Todo ese sindiós con un altísimo coste de energía para el funcionamiento de esas desalinizadoras, más cuanta más agua tratasen, y un altísimo coste de contaminación al mar, al aumentar de manera desmesurada la salinidad en la zona del mar donde vierten la salmuera que antes habían quitado al agua para hacerla potable.

Ahora el Plan socialista de Pedro Sánchez Pérez-Castejón y la Agenda 2030 es la destrucción de las máximas presas, pantanos, u estructuras en los ríos y arroyos que sirvan para contener el agua en un cauce, bien para suministrarla en períodos de escasez o bien para regular las crecidas de los ríos. Retenciones de agua que crean riqueza, aumenta la biodiversidad de especies, la flora y la fauna, aseguran el suministro de agua para consumo humano y el regadío, regulan los cauces de fuertes avenidas de agua que anegan y asolan poblaciones, y sirven de repositorios de agua para la lucha contra los incendios.
El fanatismo ideológico ha llevado a que, solo desde 2021, durante las últimas peores sequías en 40 años, en España han destruido 108 obras de ingeniería para retenciones o repositorios de agua. En Castilla y León esta cruzada socialista contra pantanos, presas y demás obras de ingeniería, por ver en ellas a Franco, durante las últimas seguías que la laceran, esquilman, y secan, han demolido más de 180 obras.

El nacionalismo catalanista y el socialismo con Zapatero enterraron el “Plan Hidrológico Nacional”, el catalanismo para paralizar la cohesión y desarrollo de España, y el socialismo por los votos catalanistas. Ahora en este nuevo periodo de menores precipitaciones de lluvia, la zona de España más afectada por su desidia está siendo Cataluña.

¿Cómo puede ser que una comunidad autónoma, Cataluña, con unas condiciones envidiables para la captación y regulación del agua, teniendo dos provincias en los Pirineos, otra provincia lindera con Huesca, y las otras dos con salida al mar Mediterráneo, esté necesitada de la ayuda de otras comunidades autónomas para poder tener agua para sus usos básicos? Pues porque rechazaron el “Plan Hidrológico Nacional” al preferir antes hacer un trasvase del Ródano (río francés) que hacer obras que también beneficiasen al resto de España (sobre todo la costa mediterránea y Andalucía).

¿A qué han dedicado sus esfuerzos y dinero durante todas estas décadas en vez de para asegurar el suministro de agua a su población? No hace falta investigar mucho para resolver esta gran cuestión. El nacionalismo catalán se ha dedicado a la amnistía, a fabricar falsos enemigos españoles, a crear una falsa identidad diferente al resto de españoles, al ir contra todo lo español, a vivir del cuento, del agravio, y del victimismo. A financiar costosísimas embajadas en el extranjero, a subvencionar el catalán en parte de Francia, Valencia, Baleares, y en parte de Aragón. En tener unas estructuras de estado diferenciado del resto de España creando pingües corruptelas y a trincar el “tres porcent” de todos los negocios catalanes. Para lo demás, ya se lo han ido sacando a los gobiernos de España, aun así, vuelven a estar sin liquidez teniendo que dejar de pagar a sus proveedores, a expensas de solucionarlo con el siguiente chantaje al gobierno de España.

Con este seco y tétrico panorama catalán, su presidente autonómico Pere Aragonès, pide “máxima colaboración”, no al resto de CCAA, porque él no puede rebajarse a eso, se lo pide como Gobierno al Gobierno de otra nación, cuyo río catalanista (el Ebro) “nace en tierras extrañas”, para revertir los efectos de sequía en Cataluña, causados por su desidia y abandono de las infraestructuras fundamentales de servicios para los catalanes, como son las de canalización y abastecimiento de agua para la población, que pierden millones de litros de agua. Solamente en la canalización de Santa Coloma, Badalona, y Moncada cada año se pierden 122 millones de litros de agua, y llevan así decenas de años.

La solución parche, con tal de no utilizar otra que beneficie al resto de España, como la vuelta y continuación del “Plan Hidrológico Nacional”, es hacer trasvases de agua de la desaladora valenciana de Sagunto (7 hm3 para pasar el verano) en barco, con un coste mensual de casi cinco millones de euros y miles de toneladas de CO2 lanzadas a la atmósfera, que pagarán el resto de los españoles.

Alguien se imagina al catalanismo enviando agua potable a los “vagos andaluces que viven de los catalanistas”, a los “subsaharianos de Murcia”, o a los valencianos españolistas, cuando se niegan, junto con los socialistas, a realizar ni un mínimo gesto humano de guardar un minuto de silencio en el Parlamento catalán por dos guardias civiles españoles asesinados.
España tiene agua de sobra y conocimiento para aprovecharla y crear riqueza, si no fuese por los socialistas, comunistas, y separatistas empeñados en destruir y descuartizar España. Sólo el 10% del agua recogida en los ríos, que son aprox. 110. 000 hm3, solucionaría el problema del consumo, disfrute, y regadíos.
En 2003 hubo una sequía mayor, con la salvedad que Cataluña no se vio afectada, la sequía afectó más severamente al Levante que solicitó trasvasar agua del Ebro al Levante y sur de España. Ante esta situación los socialistas, y los nacionalistas catalanes firmaron un acuerdo negando ese trasvase, el “Compromiso por el Ebro”, en el que decían que: “no era justo que el agua del Ebro llegase a comunidades que no tenían políticas de ahorro de agua, y que no necesitarían el agua que piden”, y concluían que “Ni una gota de agua” para el resto de España.

Los nacionalistas y los socialistas están en la amnistía, en que la cesión de todos los impuestos recaudados en Cataluña que sean únicamente para los catalanistas, la condonación de la deuda catalanista, y que el resto de España continue costeando los dispendios, las corruptelas, y las gabelas de los catalanistas. La sequía, la falta de liquidez, y los gastos que ellos generen, que se lo solucione el Gobierno del resto de España. Contra esto hay que estar en la Resistencia y luchar proporcionadamente, con su misma contundencia y exigencias, en beneficio del resto de España.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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