Una sola letra puede hacer cambiar un concepto de forma y manera total. Hoy, sin saber las causas, motivo o razón, o quizá por las tres, ‘analizo’ a mi manera el conflicto de intereses que se pueden dar entre dos abreviaturas: VAR: nueva tecnología que pretende solucionar el conflicto relacionado con las jugadas polémicas. Sus siglas en inglés se corresponden con Video Assistant Referee, que al ‘cambio de idioma’ se queda en Árbitro Asistente de Vídeo. Su historia comenzó –por motivos que solo la FIFA sabe-, en Rusia en el verano de 2018.
EL VAR solo actúa en cuatro tipos de casos. Pues si hubiera de analizar más de los encuentros se sabría su comienzo, pero nunca su final. Las cuatro funciones son:
– Para anular u otorgar validez a un gol,
– En situaciones donde pudiera haber penalti
– En aquellas acciones donde un jugador pudiera ser expulsado.
– Para identificar al infractor de una falta cuando el árbitro tenga alguna duda al respecto.
Considero que, salvo que el VAR diga lo contrario, dicho queda lo que queda escrito.
BAR: Local donde se despachan bebidas que suelen tomarse de ‘a pie’, ante el mostrador. Tiene más de cuatro sinónimos. A saber: café, cafetería, taberna, pub, cervecería, mesón, tasca, cantina… el encargado del establecimiento recibe cordialmente al cliente. Mientras en el local haya personal estará atento a todo lo que se mueva. En escasísimas ocasiones pedirá el recurso del VAR para saber si la espuma de la caña de cerveza tiene un centímetro de más. Es persona agradable y evita –dentro de su competencia- que nadie se enfrente o disguste.
Por lo expuesto, considero que es el encargado del BAR quien debe dirigir el VAR. En España hay un BAR por cada 175 habitantes.
Y ‘tutti contenti’.
