Desde tiempos inmemoriales todos conocemos las famosas inundaciones de las riberas del rio Nilo, que son acontecimientos cíclicos naturales que han permitido cierta supervivencia y desarrollo sobre un territorio desértico. Con todo y eso, el río Nilo está regulado por varias de las presas más grandes del mundo. Las guerras del agua en el río Nilo, recuerdan a las guerras del agua en España por los trasvases entre cuencas hidrográficas.
En la provincia de Segovia, disponemos de únicamente cuatro (4) embalses con capacidades mayores de 5 Hm3 (Cinco millones de metros cúbicos), que no siendo su principal característica funcional la regulación de los ríos, pudieran de alguna manera ayudar en su regulación (Figura 1).
En general, todos ellos son embalses pequeños que escasa capacidad de regulación, pero es lo que tenemos. Ya han pasado 32 años desde el último embalse realizado en la provincia, y no hemos ganado nada en capacidad de agua embalsada, ni en regulación de los ríos para prevenir avenidas tan dañinas como las actuales.
La situación medioambiental que tenemos en la actualidad, de sequías prolongadas y lluvias escasas, pero muchas veces torrenciales, hace que debamos reflexionar sobre si según estamos, podemos aguantar otros 32 años, o debemos modificar esta situación, que no solamente afecta a las aguas superficiales, sino también, a las aguas subterráneas. No olvidemos que ambas están íntimamente unidas y las afecciones son comunes.
Pues resulta que la semana pasada, asistí a un acto promovido por plataformas y asociaciones en defensa de dejar los ríos en su estado natural, como estaban en la edad de bronce (3.300 a 1.200 a.c.) calcule aproximadamente después de lo oído en las conferencias que dieron. Pero sobre todo lo explicado y expuesto en las tres charlas que se dieron, hubo dos puntos que me llamaron poderosamente la atención: el primero fue la defensa acérrima sobre que no es necesaria la regulación de los ríos en la provincia de Segovia, pues únicamente se produce algún desbordamiento menor e insignificante de vez en cuando. Por lo tanto, según esta gente, es una infamia medioambiental construir una presa y un embalse en un río. Generalmente, las presas y embalses tienen una doble función principal: almacenar agua y regular avenidas.
El segundo punto que está relacionado con lo comentado anteriormente, fue la absoluta falta de solidaridad social y egoísmo exacerbado ante la explicación dada para no construir un embalse: “Como en mi pueblo tenemos agua para abastecimiento, no nos hace falta ningún embalse”. Al oír esta afirmación, me preguntaba si esa persona era realmente consciente de lo que estaba diciendo.
Por ponernos en situación. El agua es un bien de dominio público, quiere esto decir, que ningún pueblo ni ciudadano de España es el dueño del agua, sino el Estado Español. Y es el Estado quien otorga permiso o concesiones a esos pueblos o ciudadanos, para que usen una pequeña porción de esa agua común para su interés o beneficio, como puede ser el abastecimiento de agua del pueblo de esa persona insolidaria que profirió tal afirmación en contra de la regulación de los ríos. Y además, cuando se construye una presa con su embalse, se hace pensando en muchas personas, muchos pueblos y comarcas, y varios usos, como el de regadío que puede cambiar campos que son eriales improductivos en tierras fértiles que generan riqueza, prosperidad y fijan población en el mundo rural sobre todo.
No olvidemos que los embalses no solamente se construyen para el uso de abastecimiento a poblaciones, sino para riego y otros aprovechamientos, y además, también sirven para regular las avenidas de los ríos. La construcción de embalses y el respeto por el medio ambiente son totalmente compatibles, únicamente hay que hacer confluir ambas acciones en un resultado común. Las posturas radicales en ambas acciones son malas para todos.
Esta semana pasada hemos sufrido en la provincia de Segovia inundaciones, desbordamientos de ríos, carreteras cortadas, negocios anegados, etc. Me pregunto qué le diría esta gente que fomenta el negacionismo hacia los embalses y regulación de ríos, a los miles de afectados esta semana en la provincia de Segovia.
La provincia de Segovia tiene muy poca o casi nula capacidad de regulación de las avenidas en nuestros ríos, solamente hay que echar una mirada al mapa de la figura 1 para observarlo. Y de capacidad de almacenamiento de agua, pues prácticamente igual de mal.
Me decía el ilustre Andrés Díez Herrero, experto en regulación de ríos y avenidas ante los titulares de la prensa segoviana de estos días: “Juan Carlos. Nunca pensé que leería este titular en la prensa segoviana. Han tardado 32 años en darme la razón de que el riesgo de inundaciones en Segovia no es marginal, y máxime de cara al futuro.” Existen publicaciones de estudios científicos como el de “Primera aproximación al registro de avenidas e inundaciones históricas en la provincia de Segovia” (A. Diez-Herrero, 2020). O el de “Manifestaciones culturales populares en torno a las avenidas e inundaciones en la provincia de Segovia” (A. Diez-Herrero, 2020). En ambos trabajos se relatan episodios de inundaciones habidos en los ríos Eresma, Cega, Duratón y Riaza.
Pues creo que todos recordamos inundaciones y crecidas recientes en el Eresma, (Casa de la Moneda, desbordamientos en Hontanares de Eresma,…) En el río Riaza el año pasado hubo problemas en Ayllón. El día 19 de enero de 2024 salió en todos los noticieros de difusión nacional el desbordamiento del rio Duratón provocando destrozos. También en Burgomillodo y otros puntos de la provincia, carreteras cortadas, inundadas, etc…..
La realidad que tenemos en el año 2024 es la que es. No sirve de nada renegar de la realidad existente. Que existen edificaciones en zonas inundables. Que se lo digan a la Casa de la Moneda, pero por eso no hay de demolerla. Que se ha estado construyendo dentro de zonas potencialmente inundables!. Pues claro que está mal planificado, pero ¿por eso tenemos que destruir, demoler o arrasar pueblos, ciudades o urbanizaciones? Pues esa es la realidad que tenemos hoy en día. Gran parte de la ciudad de Segovia está construida sobre el cauce del Arroyo Clamores, por ejemplo.
La mayoría de las veces es más fácil criticar y poner pegas, que buscar soluciones y alternativas a los problemas existentes. La situación hidrológica de la provincia de Segovia no es buena, y no podemos esperar mucho más para poner remedio a esta situación. La regulación de los ríos, en general, es fundamental en cualquier planificación hidrológica, y es necesario que todos seamos conscientes y solidarios con este problema.
Soluciones existen, ninguna es perfecta, pero algunas estarían dentro de lo razonable. Los fanatismos y las posturas insolidarias están de más. El respeto al medio ambiente y la regulación de los ríos es totalmente compatible ahora y en el futuro. “Construyamos acueductos que conecten a la sociedad”.
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* Asiama. Asociación para la investigación del agua y el medio ambiente.
