Los tres cooperantes que fueron secuestrados en octubre de 2011 en un campo de refugiados en Tinduf (Argelia) fueron liberados ayer en la región de Gao, al norte de Malí. El Gobierno envió un avión para recoger a los dos raptados de nacionalidad española. Sanda Ould Boumana, un portavoz del grupo armado islamista de origen maliense Ansar Dine informó de que Ainhoa Fernández y Enric Gonyalons, así como la italiana Rossella Urru, habían sido soltados.
Así, declaró que el Movimiento para la Unidad y la Yihad en Africa Occidental (Mujwa), que retenía a los jóvenes, les había dicho que ya habia concluido el cautiverio, añadiendo que se habrían ido probablemente con mediadores de Burkina Faso, el país de la zona que, con más frecuencia, intercede en casos de este tipo.
Los dos españoles y la compañera italiana fueron capturados el pasado 23 de octubre en los campos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia). Los secuestradores entraron en el campamento en un 4×4 y atacaron el lugar. Uno de los rehenes, el mallorquín Enric Gonyalons, resultó herido de un disparo mientras forcejeaba con los terroristas.
El secuestro fue confirmado por la autoproclamada República Arabe Saharaui Democrática, que aseguró que estaba trabajando con el Frente Polisario para lograr la liberación de los chicos.
En diciembre, se difundió un vídeo en el que éstos aparecían vivos, y ya en marzo, el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, reveló que compartían cautiverio en el norte de Malí. Pocos días después, se conoció la muerte de uno de los jeques implicados en la negociación. Por fin, la puesta en libertad de los dos españoles y la italiana -que se retrasó por una tormenta de arena- se produce cinco días después de que Mujwa entregara a tres de los siete trabajadores del Consulado de Argelia que fueron raptados el 5 de abril en Gao (Malí), y unas horas antes de que soltaran a uno de los secuestradores.
A lo largo de la tarde de ayer, los jóvenes iban a ser recibidos por una autoridad española y, a continuación, serían llevados a la capital de Burkina Faso, donde un avión les trasladaría a Madrid.
Uno de los líderes del grupo terrorista declaró que la liberación se ha llevado a cabo porque han soltado a tres compañeros reclusos y han pagado un rescate, cuestión sobre la que Margallo no quiso hablar. Habitualmente, las bandas integristas que secuestran a cooperantes o ciudadanos occidentales en África llegan a exigir hasta 10 millones de euros por cada raptado, bajando a uno.
