Con cada vuelta al sol, llega el momento de reflexionar y proyectar.
En este ritual de introspección y esperanza, me pregunto: ¿Debo pedirle al 2024, o debo aportarle? En el ámbito del deporte, este interrogante cobra una dimensión especial, pues cada jugador, entrenador, arbitro, gestor y aficionado sabemos bien que los logros son tanto deseos como fruto de un esfuerzo compartido.
Al nuevo año le pido más empatía y trabajo en equipo, quizá suene a utopía pero la verdadera victoria reside en la unión y el respeto mutuo. Que los aplausos no sean solo para el que anota, sino para el que asiste, para el que se levanta tras una caída, para el que anima desde el banquillo.
Le pido acuerdos firmes y fructíferos entre instituciones, para que el deporte no sea una promesa vacía, sino una realidad palpable y accesible para todos. Que las medallas de nuestros olímpicos sean el reflejo de un sistema que apoya, que entiende, que acompaña.
Le pido que cada niño y cada joven deportista (al margen del deporte elegido) encuentre el apoyo y los recursos necesarios para desarrollarse, no solo física sino emocionalmente. Reconocimiento para quien se esfuerza por ser mejor, por superar sus límites y también por quien lleva el nombre de su tierra a lo más alto.
Le pido instalaciones que hagan latir por deporte cada rincón de Segovia y provincia.
Al 2024 le pido, sí, pero también le ofrezco: mi pasión, mi voluntad y mi convicción de que el deporte puede ser un poderoso motor de cambio y bienestar. En deporte, como en la vida, lo que más cuenta es lo que estamos dispuestos a dar
¡Que el nuevo año nos encuentre jugando en el mismo equipo!
