‘Navidad, navidad…’ ¿Felicitó ya a ‘tos’ sus amigos y algún enemigo –a estos últimos ‘pa’ despistar y dejarlo ‘descolocao’-, la dulce navidad? ¡Bien hecho! Con ello ha cumplido con la máxima de mi conocido Remi ‘el filósofo’: ‘no compres nada amargo en estas fiestas, eso lo tienes, incluso sin querer, a lo largo de todo el año’ ¡Qué profundo es mi amigo! Ahora voy a cambiar de carril y por vía libre de pago –que las hay, pero lejos de aquí- les vengo a contar lo que ‘vale’ un sello.
Me comunicaron los paisanos que vivieron aquí mucho antes, que la conocida Casa del Sello, con sede actual e ‘inamobible’ en San Francisco, era un solar unos meses antes de 1538, fecha en que lo compró Rodrigo de Zamora, natural y residente en Medina del Campo. Sus profesiones conocidas eran las de cambista y rico. Ambas compatibles en máximos.
Su construcción, que llevó a efecto el hijo de cambista, Antonio, se debió realizar entre 1560-1570, sobre un solar de 524 m2 y 12,50 metros de fachada estilo plateresco. Aquellos, y siguientes, fueron tiempos de la bonanza lanera de Segovia. Con el nombre de Casa (Real) del Sello fue conocida entonces y aún ‘colea’.
La susodicha ‘casa’ pasó a lo largo de los años por diferentes manos. Tomen nota. En 1615 la posee en arrendamiento Pedro Terán; paga 1.000 reales/año de renta. Desde 1708, en el recinto se desarrollan las juntas y asambleas de la Fábrica de Paños y de los miembros del Colegio de Fabricantes. Esta última la presidian en rotación doce diputados vitalicios. Durante el reinado de Felipe V, Real Orden de 1785, extingue las actividades referidas, si bien permanecen las de la Junta de Fábrica. En ese tiempo, el lugar es ocupado por la Real Fábrica de Paños Superfinos de la Compañía.
En 1858 el edifico fue enajenado (Ej. ‘Transferir a otro la posesión u otro derecho real sobre un bien’), por el Conde de Villares (Pedro Enrique Rodríguez de Toro y Pérez de Estada) cuarto en la línea sucesoria, también Marqués de Toro; senador que fue por Segovia entre los años 1877 a 1895 y último poseedor del Mayorazgo de Rodrigo de ¿Zamora? Con posesiones en Olmedo, Salamanca, Arévalo, Alba de Tormes, Valladolid, Madrid, Cáceres… También propietario en Segovia de la Casa de las Cadenas.
La Casa del Sello la dedica en señor conde a viviendas particulares; hubo tiendas, también se ubicó el Café Moderno, una sala de baile… Los penúltimos propietarios del siglo XIX fueron los señores Ondero, Nieva y Candamo. Todos con residencia en Segovia. Y entrados, y bien entrados en el siglo XX, la propietaria fue una señora ¿segoviana? que la recibió por herencia. Pero, hete aquí, que antes de morir no realizó testamento alguno, por lo que el edificio pasó a incrementar las propiedades del Estado.
‘In’ resumiendo. Desde 1570 hasta principios del XX fue sede del Colegio Regulador de Paños. Organismo encargado de clasificar y autentificar con su sello las piezas de paño
Ahí también tuvo su sede durante años la Cámara Oficial de Comercio e Industria.
Cosas, casos y cuestiones hay en ‘cantidad’ sobre el tema. Y si sobre ellas tienen interés de ahondar, acudan a cualquier librería segoviana que le sabrán responder y asesorar.
Un palacio en Riofrío
Cuando la italiana de Parma, Isabel de Farnesio, quedó viuda al fallecimiento de Felipe V, la ‘residencia’ del Real Sitio le fue ‘pequeña’ y teniendo posibles para comprar cosas, consideró construir un palacio no lejos de La Granja. Su hijo, Fernando VI, no se opuso a ello y pareciéndola bien los terrenos de una gran dehesa en la zona de Riofrío, mandó a sus ojeadores a que hablaran con el propietario por si quería vender.
Fue así como contactaron con el Marqués de Paredes (José Orovio y Bravo de Mendoza), tercero en la línea sucesoria de la familia. En el ‘tira y afloja’ de la posible compra/venta se llega al acuerdo final, o así: ‘yo, Marqués de Paredes, propietario de la dehesa y coto redondo de Riofrío, vendo a la Corona, previo pago de 783.331 reales, las referidas fincas’.
Pero… Una vez medido todo lo comprado los que iban a construir se dan cuenta de que el proyecto redactado (¿?) no cabe en el lugar. ¿Solución? Fueron comprando terrenos de alrededor hasta conseguirlos. En total, pagaron en conjunto 1.650.7637 reales. Un ‘pastón’. Era el año 1751.
Luego, su hijo, que ya mandaba, ordenó que su madre, Dña. Isabel, ejerciere en el terreno descrito toda la jurisdicción civil y criminal privativamente, con inhibición total del Intendente de Segovia y demás autoridades que la hubieran ejercido antes.
¡Cómo hemos ‘cambiao’!
La noticia que entonces, año 1906, no lo era tanto, describía así sus parámetros: ‘en la sastrería de José Neira (Calle Cervantes número 3), se encuentra un cordero que fue recogido de la vía pública en la tarde del día anterior. El animal pasó la noche en este establecimiento textil, ya que nadie se personó a recogerlo’. Tres días y sus tres noches permaneció el perdido en el referido lugar. Fue, lo dice la nota, tratado con sumo cariño. ¡Qué emoción!
Primeros celuloides
Les cuento. Los hermanos Parera, Julio y Mateo, implantaron en la ciudad un cinematógrafo que comenzó a funcionar el dos de mayo de 1906. Se ubicaba al ladito de la Catedral. El Gobernador Civil, señor Clemente Guerra, lo autorizó, pero siempre que no hubiera ‘desmadre’, con ‘sujeción a programas y cultos normales’. En las cinco primeras sesiones hubo lleno hasta la bandera (o un poco más abajo). Para concluir, sepa el personal que junto al espacio del referido se instaló una caseta destinada a ejercicios de tiro al blanco. ¿”Pa qué”?
Pisando calles
Espero que se crean, porque me lo he ‘currao’, que el nombre de la calle de Escuderos ya se conocía en 1324. En ella, pese a a lo poco que el astro Sol la acompaña, tuvo una gran actividad. Había almacenes, fábricas, pequeñas, pero fábricas, y hasta un Corral del que era propietaria Urraca Fernández, que en 1392 pasó a ser propiedad de Juan de Coca.
También les digo. La calle Reoyo, hoy infanta Isabel, tenía a su entrada el Mesón del mismo nombre. Ahí, justito ahí, se construyó después la actual iglesia de San Miguel. Y en esa misma zona el Cabildo de la Santa Iglesia, disponía, como propietario, de un alto número de casas en alquiler.
