¡Cómo pasan los años! Parece que fue ayer cuando disfrutábamos viendo la del 2022. Cada año los participantes se preparan concienzudamente y la afluencia de espectadores para ver esta peculiar y genuina carrera de bicicletas sin cadena copa ya informativos nacionales. Nuestra bella ciudad, que pone como parte del escenario su acueducto, más la presencia de Perico Delgado, consagran a esta prueba como insustituible.
Hasta aquí todo muy bien; pero este año, la organización, Club Ciclista 53×13, se despertó un día con un ¿árbol cónico? entrometido en el circuito de la prueba. Teniendo en cuenta que bajan por la empinada calle Teodosio El Grande y sin freno, porque es necesaria esa inercia para iniciar la subida de la calle Real, el tomar la curva salvando el ‘arbolito’ se hace realmente complicado. Los veteranos, lógicamente más experimentados, supongo que sabrán hacer la curva y bordear con pericia al enorme cono navideño; pero, la duda que tengo es si los bisoños en este arte ciclista van a poder hacerlo.
Si el año que viene deciden ponerlo en el mismo lugar, se me ocurre que lo calcen con unas ruedas para poder trasladarlo donde se desee. De momento, para mañana, solo caben unas balas de paja asemejando el Portal de Belén (lógicamente sin los personajes del misterio y sin el buey y la mula); así, se podrá proteger a algún osado corredor que tome la curva muy abierta. (Aclaración: toda esta estrofa va de coña, como lo habrán podido enjuiciar).
Por cierto, no estaría de más que en algún tramo de la calle Real hubiese algunas vallas. Hay momentos en los que la muchedumbre se come a los ciclistas cuando suben moviendo el manillar como buenamente pueden.
¡Felices Fiestas!
