La LOPIVI, esa gran desconocida que llega para abordar cambios necesarios.
La Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, aprobada en 2021, ha introducido numerosas mejoras para la protección de niños, niñas y adolescentes frente a la violencia, con aplicación al deporte también.
El objetivo es crear entornos seguros y diseñar protocolos conocidos que establezcan un canal de comunicación de confianza para el niño, niña o adolescente a la vez que proporciona herramientas de ayuda para entrenadores, clubes, familias, árbitros…
La figura del Delegado de Protección de los derechos de la infancia es obligatoria en todas las entidades deportivas desde 2021 pero su implantación en clubes y federaciones es muy reducida.
En la Federación de Baloncesto de Castilla y León (de la que soy delegada de protección) ya hemos establecido la hoja de ruta y los pilares para crear el modelo que lleve a monitorizar su uso y proporcionar ese entorno seguro en nuestro deporte y en cada club de baloncesto de Castilla y León. Una iniciativa que trasciende al sólo cumplimiento de la Ley, ya que diseña un nuevo y vital escenario que va a cambiar trasversalmente la forma de entender las relaciones con los menores en el deporte.
Es un compromiso de todos identificar y afrontar las numerosas situaciones en las que se ven indefensos y expuestos los menores. Identificar para eliminar el trato negligente normalizado en situaciones que se vuelven cotidianas.
Sin duda, es una buena noticia para el deporte que se den pasos en la formación y el cumplimiento de la Ley, redefinir conceptos y ser parte activa de este camino destinado a cambiar el paradigma para poner a la persona en el centro y encumbrar al deporte en un entorno seguro para quienes lo practican o forman parte de él.
