Para el puesto de portero en sus equipos, el fútbol en Segovia ha contado con excelentes ‘guardametas’. Esa figura no ha sido necesaria importarla. Así, desde el ‘imprevisible’ Juan Callejo hasta la llegada, hace ‘ná’ y menos, de Héctor Oliva, puede que queden con vida algunos aficionados que aún recuerden los nombres deportivos de aquellos legendarios, Camacho, Jáuregui, Jesús Bellota, Carmelo del Pozo, Miguel Ángel, César Torices, Rodri (Gálvez), Buquerín, el de Ayllón, quien inició su andadura en la Ayllonesa, Correas, Montes, Chema Esteban, Durán… No están todos, que no, mas para una muestra deportiva elegante son perfectos. La gran mayoría son de ‘fabricación’ segoviana. Algunos, incluso, salieron de aquí para ocupar puestos de superior categoría.
Y es ahora, esta misma temporada, cuando llega el momento del jovencito Oliva. Aquél que comenzó ‘ayer’ en la cantera de Unami y ahora, por méritos propios, por haber demostrado ya con sus pocos años la capacidad para superiores empresas deportivas, se encuentra jugando en el equipo de la Gimnástica Segoviana. Con Ramsés, su entrenador, si no corresponde a la confianza que le da no sería titular. Si le mantiene es por su contrastada valía. Y me alegro por él. Y por encontrarme de nuevo con un Oliva en el camino.
Afirmo que si a su abuelo, Ángel Oliva, no se le hubiera acabado el contrato de la vida tan pronto, sería su primer seguidor dándole ánimo a cada momento. Era de una humanidad extraordinaria. Me queda, eso sí, desear a Héctor lo mejor en ese camino que emprendió hace unos años. Tiene una gran familia a su lado que le anima de forma constante. Que luche por conseguir sus sueños y… que tenga suerte. Siempre, por más que pueda llegar a ser por su valía el mejor en su puesto, una ‘pizca’ de suerte le será necesaria.
Un inmenso abrazo.
