Los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, explicaron ayer ante una asamblea de delegados de ambas centrales en Madrid que es preciso «un cambio en el estado de ánimo» de los trabajadores antes de convocar una huelga general contra la reforma laboral, y llamaron a convertir la calle «en un hervidero» en la manifestación convocada para el próximo domingo, en lo que podría ser un ensayo de movilización general.
Así lo plantearon ambos sindicalistas en el primer acto conjunto de las centrales tras la aprobación de la reforma laboral, y que tuvo lugar en una abarrotada sede madrileña de CCOO, en la que se escucharon los primeros gritos de las bases a favor de la huelga general. «Todo llegará», les respondió su líder.
Toxo no ocultó que muchos trabajadores «desconfían» de los sindicatos y admitió que eso es algo que hay «contrarrestar», por lo que pidió a los delegados que acudan a las empresas para explicar una reforma que, en su opinión, «cambiará radicalmente el panorama de las relaciones laborales».
«Tenemos que hacer un trabajo ingente para conseguir la fuerza que algunos creen que no tenemos», señaló, para insistir en que los sindicatos «harán lo que sea menester» para «desbaratar» la reforma laboral, pero «pensando con la cabeza para luchar con el corazón».
No obstante, Toxo sugirió que el argumento definitivo para la huelga podría ser la presentación de los próximos Presupuestos Generales del Estado (PGE): «Mañana (en referencia al mes de marzo) serán los Presupuestos. Hay que acumular fuerzas y el paro total dependerá de los pasos que dé a partir de ahora el Gobierno».
Del mismo modo, Méndez aseguró que antes de convocar un paro total contra una reforma que, en su opinión, implanta «el despido único», «hay que saber cuál es el estado de ánimo de la población».
En su opinión, «la misión más importante» de la reunión de delegados de ayer es la de «contar después lo que está ocurriendo» en los respectivos centros de trabajo y explicar que la decisión del Ejecutivo «atenta gravemente contra el modelo de convivencia».
Así, puso el acento en la puerta que se abre al despido en las administraciones públicas para sustituir a estos trabajadores por desempleados voluntarios. «Ojo con lo que va a ocurrir en los servicios, esto es un problema de todos», sostuvo, para aunar más fuerzas aún en torno a las movilizaciones.
Ambos líderes recalcaron que la reforma no ha servido para que las agencias de rating miren con mejores ojos a España, a la vista de la última rebaja de dos escalones en la calificación llevada a cabo por Moody’s.
Por otro lado, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, afirmó que la reforma laboral no creará empleo de la noche a la mañana y que sus resultados se comenzarán a ver a «medio plazo». «No soy futurólogo, pero como mínimo no será hasta después del verano», precisó el dirigente empresarial.
«La economía española es muy compleja, le falta financiación como para poder crear empleo ya. Tenemos un enfermo muy grave, al que se le tienen que hacer varias operaciones, una de ellas es la reforma laboral, otra es solucionar la financiación, y otra es modificar muchísimas de las leyes nacionales», apuntó.
