Hasta ahora, y por lo que yo he visto, la Gimnástica es manifiestamente mejor que bastantes rivales de la categoría (Mensajero, San Fernando, Villanovense…) y no inferior a ninguno. Ni siquiera al Adarve o Talavera, con quienes se perdió en el último suspiro, pero con los que se compitió de igual a igual.
Nos lamentamos de que no metemos goles y decimos que a la Gimnástica le falta otro delantero. Pero los que hay me parecen lo bastante buenos como para aportar lo que el equipo necesita ahí arriba. En cambio, nadie se acuerda de que tenemos al mejor jugador de todos los que han pasado y pasarán por la Albuera este año, incluyendo a los del Sestao. También puede que sea verdad que hay jugadores que aún están un peldaño por debajo de otros, y que se puede llegar a notar en el campo, pero eso es un equipo.
Y veo un entrenador que, cuando su equipo pierde, y después de felicitar (o saludar, que no sé qué le dirá) al entrenador rival, se va directo a todos sus jugadores, uno a uno, a chocarles la mano.
Veo un equipo comprometido y que juega bien. Quizás, cometiendo errores más allá de lo exigible (algo a corregir), que lo están penalizando demasiado. Pero eso es la vida, cometer errores. Y aunque no resulte fácil gestionarlos emocionalmente, el sesgo del resultado no debe condicionar la actitud. Porque hay motivos de sobra en este equipo para tener una perspectiva positiva. Y digo positiva (enfrentarse con la mejor disposición a algo), no optimista (sentarse a esperar que algo bueno suceda).
Si la confianza no merma -que, insisto, no veo motivos para que así sea-, lo lógico será que se recuperen los resultados de los primeros partidos de liga.
“Tanto si crees que puedes, como si crees que no, estás en lo cierto”. Henry Ford.
