La Gimnástica Segoviana no solo sumó tres puntos en el campo del Atlético Bembibre, uno de los conjuntos más complicados de ganar como local de la categoría, sino que también elevó en varios grados su autoestima, remontó un marcador adverso, sacudió de un plumazo los miedos de no saber ganar fuera de casa, y sumó su sexto partido consecutivo sin conocer la derrota. Poco a poco, y pese a las ausencias, el conjunto de Santi Sedano comienza a tomarle el pulso a la categoría.
No comenzó nada bien el encuentro para el conjunto azulgrana, porque apenas cumplido el primer minuto de juego, Iván salvó un mano a mano con Marcos, pero no pudo evitar que Mitogo hiciera el primer gol del choque. Como no podía ser de otra manera, el tanto en contra afectó a los jugadores segovianos, que tardaron en asentarse sobre el terreno de juego. Pero el Bembibre no aprovechó los minutos de indecisión de los visitantes, que poco a poco fueron entrando en el partido, pasando a controlar el juego.
Entrando en la recta final de la primera parte, dos acciones vinieron a cambiar radicalmente el signo del partido. La primera fue el posible 2-0 que salvó Iván en el mano a mano con Dani Martínez, que precedió al empate a uno, que logró un oportuno Mariano bien colocado en el segundo palo tras aprovechar un error en cadena de la defensa local. Así se pudo llegar al descanso con la igualada en el marcador.
El segundo tiempo se mantuvo dentro de la igualdad que se supone a ambos conjuntos, pero la Segoviana le daría de nuevo un golpe al partido cuando, en el minuto 58 y después de un remate de Mitogo que se marchó lejos de la portería segoviana, una falta lateral a favor de los azulgranas terminó con el balón, impulsado por Deivis, lejos del alcance de Ivanildo.
El 2-1 provocó un cambio en la decoración del encuentro, porque el Bembibre tuvo que lanzarse al ataque, y lo que se encontró fueron unos claros contragolpes de la Segoviana, que dispuso de buenas oportunidades para marcar el 1-3 y sentenciar el choque, pero que finalmente tuvo que trabajar de firme en el capítulo defensivo para aguantar el arreón final del equipo berciano, que tuvo más empuje que remate, contando como una de sus más claras ocasiones una falta directa que botó Porfirio Puente por encima de la portería defendida por Iván.