¡Y no pasa na’. Parafraseando la canción de Lina Francis (1942), ‘No hay novedad Señora Baronesa’… ‘solo pasó que anoche la robaron/ las perlas de su gran collar/. Y que también un terremoto a la techumbre hizo volar/ Por lo demás aquí no pasa nada/No hay novedad’.
Dado que el presente en España para los vivos es el que es, y por un ‘quítame de allá esas pajas’ se miente y ajusta el calendario hasta hacerlo irreconocible, me paso a mi terreno y el que quiera correr, que arree. Aclarando: me voy en directo a las historia de ayer. Lean:
‘Por Segovia emplearé todas mis fuerzas, todas mis facultades, todas menos el honor y la dignidad que me debo a mi mismo’.
Las anteriores palabras fueron pronunciadas por Eulogio Martín Higuera al hacerse cargo de la Alcaldía de la Ciudad en el año 1897. Tampoco olvidó su agradecimiento ‘al gobierno de su Majestad, por su confianza al nombrarme su representante’. Cualquier parecido de esas palabras con la realidad nacional que ahora padecemos… será pura y cruel coincidencia. Vamos, lo que vulgarmente se dice de ‘un político desmarcado’.
Todo de lo más normal. Sin estridencias, sin armar la ‘marimorena’ ni la de ‘Dios es Cristo’. Tal y como se debería comportar cualquier político, sea cual fuere el puesto que ocupe. Primero la atención, en exclusiva, por mejorar las necesidades de la sociedad en su conjunto; luego, si necesario fuere, el partido. Los intereses personales y partidistas los ha digerido mal el pueblo español. Llegaren de donde vinieren.
Mas, y continuando con las ideas proclamadas, siglo XIX, por Martín Higuera, les propongo la lectura del siguiente párrafo. Forma parte de su discurso en la apertura del curso, 1892/93, en el Instituto de 2ª Enseñanza de la Ciudad:
‘La marcha impresa a la sociedad actual, (donde) la despreocupación por las creencias, engendra un grosero positivismo (*), cuya realidad imprime carácter, y cuyas máximas matan los más puros ideales y destruyen los sentimientos más sublimes, sumiendo al espíritu en el tremendo abismo del escepticismo y haciéndole incapaz de lo bueno y lo justo’.
(*) Tendencia a valorar preferentemente los aspectos materiales de la realidad (RAE).
Pues… qué quieres que te cante limeña. Pidas y digas, lo que digas y pidas, te va a dar igual. Desde que el mundo es mundo, siempre se necesitó cabeza para, cuando menos, llevar la boina. Y si en el espacio del camino que debiera situarse el que pretende dirigir al pueblo el ‘yo’ supera y arrasa en todo al ‘nosotros’… el último que cierre la puerta y apague la luz.
Ahí lo dejo. Sin esperanza alguna de mejora, mientras la mentira se imponga a la razón.
Petición denegada
Lo encontré, lo leí y se lo cuento. Así de fácil. Sabido es -para quien supiera, supiese o supiere-, que la Ciudad de Segovia desde los tiempos de ‘maricastaña’, aproximadamente, tenía concedidos por decisión real, dos mercados semanales. Con normalidad se celebraban lunes y jueves. Luego, más posterior, el del lunes cambió a sábado. Y continúan hasta el día de hoy ¿Cuánto tiempo les quedará?
Hete aquí que nada más iniciarse el siglo XX el Ayuntamiento de la Ciudad, canalizando peticiones de otros organismos y corporaciones, remite al Ministerio de la Gobernación un escrito por el que solicita la concesión de un nuevo día de mercado. Quiere que se celebre los domingos. Se ampara la petición en el Real Decreto de seis de marzo de 1845. El referido organismo ministerial deniega tal petición y lo hace en los siguientes términos: ‘Tiene causa en la falta de tradición que se invoca en la petición. De tal forma que en la Real Orden no existía, tradicionalmente, dicho mercado. Pues si bien es cierto que en el citado Decreto se hace referencia a los mercados de lunes y jueves, nada se dice sobre que exista concesión alguna anterior para la petición que ahora se realiza’.
La denegación invoca la aplicación de la Ley de Descanso Dominical (1) y oído la decisión del Pleno del Instituto de Reformas Sociales. Tiene fecha siete de febrero de 1908. Ahí se quedó la ‘cosa’.
Sentencia
Discurrían los días del año 1895. En la Audiencia de la Ciudad se ve la causa seguida contra el natural de Perogordo, Marcelino H. Los hechos se habían producido un año antes. El juicio se celebra con jurado. Tras una pelea habida entre tres familiares, primos entre sí, el referido causó herida con un cuchillo a uno de los intervinientes. Herida que le causó la muerte, mientras el otro resultó herido leve. La defensa estuvo a cargo del abogado segoviano Lope de la Calle Martín.
El jurado, oídas las partes y sus representantes, apreció la atenuante en defensa propia de Marcelino en el delito de homicidio, imponiendo al acusado un mes y un día de arresto mayor por la lesión causada al otro implicado. Dado que Marcelino había permanecido en la cárcel desde su detención hasta la celebración del juicio, éste quedó en libertad.
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(1) La Ley de Descanso Dominical, presentada al Congreso por la Comisión de Reformas Sociales, que había iniciado su tramitación en 1890, tuvo un recorrido de trece años hasta su aprobación en 1903 y su aplicación un año más tarde. Era presidente del Gobierno el liberal conservador, Antonio Maura, y ministro de la Gobernación, José Sánchez Guerra. La Ley fue sancionada por Alfonso XIII.
