La cafetería Capuccino y el hotel Splendid, situados en la capital de Burkina Faso, Uagadugú, se convirtieron en los escenarios del último gran atentado de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que habría dejado en torno a una treintena de muertos y 33 heridos, hasta que las fuerzas francesas y burkinesas consiguieron tomar piso por piso las posiciones de los terroristas atrincherados en las plantas superiores del hotel.
El Ministerio de Seguridad del país africano informó de que cuatro yihadistas —descritos oficialmente como “dos árabes y dos africanos”— murieron en la operación del hotel, donde yacieron sin vida, según testigos, al menos una veintena de personas, que se suman a otras diez víctimas mortales en el ataque inicial al café Capuccino. La toma del hotel fue particularmente lenta porque los yihadistas habían colocado explosivos en varias plantas del edificio, lo que dificultó el avance de las fuerzas de seguridad, según fuentes cercanas al operativo que puso fin al primer gran atentado islamista del que se tiene constancia en el país.
El hotel está frecuentado por occidentales, de hecho, el Ministerio de Seguridad confirmó que los 23 fallecidos —el embajador francés cifró los muertos en 27—en este lugar pertenecen a 18 nacionalidades distintas sin dar más detalles sobre su procedencia. Posteriormente, Francia confirmó que dos de sus ciudadanos habían muerto en el atentado. Además, 126 rehenes fueron liberados, de los cuales 33 se encuentran recibiendo tratamiento médico con heridas de diversa consideración.
El ataque es el primero de estas características que tiene lugar en el país, el último escenario de la campaña de terror de Al Qaeda. En un comunicado, recogido por el diario ‘The New York Times’, el grupo se dirige a los “cristianos, a los ocupantes de nuestras tierras, a los que saquean nuestras riquezas y a los que abusan de nuestra seguridad”. AQMI afirmó que combatientes de Al Murabitún, liderado por Mojtar Belmojtar y alineados con el propio grupo, atacaron el hotel porque “es frecuentado por personal de países de desconfianza global”.
En el texto, la organización asegura que el ataque busca “castigar a los cristianos por sus crímenes contra nuestro pueblo en República Centroafricana, en Malí y en otras tierras musulmanas”, así como “vengar a nuestro profeta, que la paz y bendiciones de Dios sean con él”.
El ataque comenzó en torno a las 20.30, hora local (una hora menos en la España Peninsular), cuando al menos cuatro terroristas comenzaron a abrir fuego contra el café Capuccino, cercano al hotel. Los asaltantes quemaron un coche y dispararon al aire, alejando al primer operativo de respuesta de las fuerzas de seguridad burkinesas, antes de entrar en el hotel Splendid.
El hotel suele acoger a militares franceses involucrados en la Operación Barjane, una fuerza con base en Chad y cuyo objetivo es la lucha contra las milicias islamistas de la región del Sahel, en el África Occidental.
El presidente de la República francesa, François Hollande, trasladó su “total apoyo” a su homólogo burkinés, Christian Kaboré, y a su pueblo tras el ataque. El dirigente trasladó su solidaridad en un comunicado difundido a través del servicio de prensa del Elíseo por lo que ha definido como “un odioso y cobarde ataque”.
El Gobierno español transmitió también su condena “del modo más enérgico” al “cruel” atentado perpetrado en la capital de Burkina Faso. El Gobierno de España “expresa sus condolencias a las familias de las víctimas y a las autoridades y pueblo de Burkina Faso, que están consolidando una meritoria transición política, así como a los otros países con víctimas”, según la nota del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
De igual modo, España confía “en que los autores materiales, pero también los inductores y promotores de este atentado, respondan por sus crímenes ante los tribunales en el más breve plazo”. España “reitera en esta ocasión su más firme repulsa contra el terrorismo, sea cual sea su supuesta motivación y el lugar en que se manifieste y su compromiso por cooperar con el conjunto de la comunidad internacional para conseguir su erradicación”.
“En el caso de Burkina Faso, España ofrece su cooperación bilateral, así como con el recientemente formado G5 que agrupa a Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger y que busca reforzar la seguridad y promover el desarrollo en el Sahel”, remata finalmente la nota.
Asimismo, el Gobierno español no tiene constancia por el momento de que haya españoles entre las víctimas del ataque, según informaron desde Exteriores. Sin embargo, al cierre de esta edición, todavía no se habían dado a conocer la procedencia exacta de todos los fallecidos. Con todo, Exteriores permanecerá en estrecho contacto con la Embajada de España en Bamako (Malí), que a su vez se comunica con el cónsul en la capital burkinesa, para conocer la evolución de los acontecimientos.
