La mejor versión del Barça, la del fútbol en mayúsculas, la de la estética por encima de todo, destrozó ayer al Real Madrid y dio un golpe de autoridad ante el mundo del balompié.
En el día del 111 aniversario de la fundación del club, los jugadores del equipo azulgrana regalaron a sus hinchas una actuación soñada, golearon a su máximo rival y convirtieron la recta final del compromiso en un enorme rondo con los futbolistas ‘merengues’ como invitados.
Fue el triunfo del ‘sello Barça’, y la quinta victoria de Pep Guardiola en otros tantos clásicos dirigidos desde el banquillo. En esa ocasión, la logró ante un adversario que no había perdido ni un solo partido en toda la temporada. El entrenador se mostró fiel a su estilo desde la alineación, y gracias a la velocidad de vértigo de sus pupilos, ganó la batalla.
Se trataba de dos estilos diferentes, de dos modos de entender el juego, pero solamente uno condujo anoche hacia el éxito, el que exhibieron los anfitriones frente a un gran adversario, aunque en esta ocasión no lo pareció.
Con los automatismos aprendidos de memoria, los de la Ciudad Condal buscaron los pases entre líneas y la espalda de la defensa oponente.
Reinaron las triangulaciones, desde Piqué o Sergio Busquets hasta Iniesta o Xavi. También apareció el desborde de Villa y Messi. En definitiva, el Barça fue una máquina. Por su parte, el Real Madrid se mantuvo fiel a su estilo de contragolpe, si bien nunca encontró la manera de hincarle el diente al adversario, y estuvo más pendiente de defenderse que de atacar.
En realidad, la jornada ya comenzó torcida para los blancos, que no pudieron contar con Gonzalo Higuaín, quien se resintió de su lesión. Le sustituyó, sin opciones de brillar, Karim Benzema.
Messi lanzó el primer aviso en el minuto seis, cuando envió al palo un remate que Casillas solo miraba, pues se hallaba superado.
En el segundo intento, llegó el 1-0. Una asistencia de Iniesta entre líneas encontró a Xavi, Marcelo no acertó a despejar y el de Terrassa batió al arquero.
No obstante, el gol no desmontó al Madrid, que todavía confiaba en sacar algo positivo del esperado clásico.
Una de las principales dificultades para la impotente escuadra de Concha Espina fue que el Barcelona no tardó mucho en aumentar su renta.
En el minuto 18, Villa desbordó por la izquierda a Sergio Ramos y su centro no resultó detenido por Casillas. Pedro, sin oposición, se adelantó a Marcelo y rubricó la segunda diana.
Un rifirrafe entre Guardiola y Cristiano Ronaldo constituyó la espoleta que enervó a los catalanes y alivió la situación del bloque de la capital de España. Éste, con más corazón que calidad, empezó a dominar territorialmente. Incluso pudo recortar distancias si el ex atacante del Manchester United hubiera transformado una falta que salió muy cerca del poste izquierdo de la portería.
Sorprendió bastante el cambio de Mourinho en el descanso, ya que fue una sustitución defensiva aunque iba perdiendo. Retiró del césped a Özil e introdujo a ‘Lass’ Diarra. La impresión que dio fue la de tirar la toalla e intentar evitar una derrota todavía más dolorosa, pero no lo logró.
En esencia, la incógnita que quedaba radicaba en si el Barça sentenciaría el examen con rapidez o si se relajaría y permitiría que el Madrid se entonase.
Ocurrió lo primero. Los ‘culés’ no levantaron en absoluto el pie del acelerador y terminaron consiguiendo el 3-0. Messi se encargó esta vez de asistir a Villa.
El ‘Guaje’ no se conformó con el botín y abrió más la brecha con el 4-0. La humillante ‘manita’ la completó Jeffren, y su diana acabó de desquiciar a los ‘merengues’.
Uno de los que peor llevó la dura derrota fue Sergio Ramos, expulsado debido a una agresión.
