La selección española de balonmano dio ayer un paso de gigante para meterse en la segunda fase del Mundial de Suecia, tras imponerse a Túnez en un encuentro en el que el combinado nacional sufrió lo indecible ante la falta de fluidez en el juego ofensivo.
Todo lo contrario ocurrió en la zaga, donde no quedó ni rastro de la desidia defensiva que marcó el partido inaugural ante Bahrein. El bloque dirigido por Valero Rivera era consciente de que este duelo resultaba fundamental, por lo que la concentración fue máxima.
De hecho, el adversario, dirigido por el técnico francés Alain Portes, no logró disparar ni tan siquiera a portería hasta pasados los siete minutos de acción.
No habría existido emoción en el choque si la ‘roja’ hubiera tenido más pólvora, pero le faltó y, para colmo, se topó con un guardameta adversario muy inspirado, Majed Hamza. Por todo ello, se vio desde el principio que no se anotarían demasiados goles.
El combinado tunecino consiguió mantenerse ‘vivo’ e incluso se colocó por delante en el segundo acto, pero la mayor calidad española acabó desequilibrando.
