FOTOS: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
El paisaje, como afirma Jean Marc Besse “es, por esencia, siempre una expresión humana (…) que se encarna en un lienzo”, una expresión visible de la Naturaleza, que nos habla de nuestra identidad, de nuestras raíces y de nuestra historia. A través de su estudio y dedicación se preserva la memoria colectiva de una sociedad y se crea una conexión profunda con el entorno en el que vivimos.

PINTURA de PAISAJE
Afrontar la pintura no es una tarea fácil; los grandes paisajes que tenemos interiorizados a través de la historia del arte -algunos de ellos se han gestado en este territorio- han marcado un 0 itinerario que en ocasiones puede abrumar a los jóvenes recién llegados. Su memoria dicta, en cierta manera, cómo deberían ser las nuevas composiciones, que nos llevaron desde «los lejos» y profundos horizontes a lo cercano, la gama cromática, que es siempre verdadera bajo la luz del sol, la dignificación de los árboles oscuros, que dejan ver y no ver lo que pasa a su alrededor y cortan el horizonte; las pausadas ruinas que deja el tiempo…, y de tal modo es así que, cautiva dos por los placeres estéticos que generan ciertos parajes del continuo espacial del territorio, orientamos nuestra mirada. Una mirada contemplativa que se dirige más allá de los márgenes del locus amoenus y que, sin excluir paraje alguno, se emociona sin una clara justificación, y nos deja impotentes en su inmensidad, porque es muy amplio todo lo que nos rodea, tan amplio y cambiante que impide abordar todo íntegramente en la pintura.

NO LO VE TODO El QUE POR ALLÍ PASA
Tratando de formular sus emociones en los diferentes soportes, los pintores evidencian que el ojo tiránico no es suficiente para registrar el mar de sensaciones que les envuelve, el poder de encantamiento de las formas no se excita con facilidad.

El proceso inicial de captar la información del entorno natural está determinado con el modo en que nos relacionamos con el territorio y tomamos conciencia de nuestra posición. A través de los sentidos interactuamos con nuestro entorno: vista, oído tacto, olfato !todos ellos ubicados en la cabeza) y el tacto !pensar con las manos). Es importante tomar el tiempo necesario para comprender y evaluar la situación, antes de realizar cualquier acción con los pinceles. Tomar decisiones impulsivas o precipitadas podría llevar a resultados no deseados y conducir las pin turas a situaciones complicadas. De riesgo. Es preciso percibir primero, antes que actuar; para recolectar información relevante, considerar diferentes perspectivas, posibles consecuencias y tomar decisiones más informadas. Percibir para poder contemplar.

CONTEMPLAR
El paisaje contemplativo, como afirma Simón Marchán, es un desarrollo previo, y necesario, que cristalizará en la representación artística. Un tomar conciencia con la forma en que interactuamos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea, una reflexión profunda, una conexión emocional que va más allá de la percepción superficial para capturar la esencia, la belleza y la importancia de la creación artística.

DESAFÍOS DE LA PINTURA DE PAISAJE
La pintura de paisaje es mucho más que la simple observación de la naturaleza pintoresca; es un campo interdisciplinario y mutable en continua evolución, que recoge los numerosos aspectos y cambios que la modernización inflige al medio ambiente, a la planificación urbana y rural, a la arquitectura y el diseño de la ciudad, a la ecología, etc.

Es presenciar en directo los acontecimientos que marca la transición hacia la era moderna, des cubriendo y apreciando, no solamente en términos de belleza, el orden interno de la naturaleza y los desafíos a los que nos enfrentamos en la protección de nuestro patrimonio natural.

En el siglo XXI la urbanidad es suprema: por primera vez en la historia de la humanidad hay más gente viviendo en las ciudades que en el medio rural, y este desplazamiento tiene unas consecuencias que también conciernen a la estética del paisaje.

Las pinturas de paisaje no son indiferentes, como no lo son los espectadores que las contemplan; son más que interesantes y jugosas vistas panorámicas. Son un testimonio de la historia, la cultura y la biodiversidad del territorio.

Son paisajes que precisan nuevas formas de contemplación para ser entendidos dentro de todo aquello que nos rodea, lugares que no han sido abordados generalmente por la pintura: los terrenos marginados, olvidados, residuales, etc. En el ámbito rural, el abandono de los cultivos y el despoblamiento han generado nuevos paisajes fronterizos del decrecimiento antes nunca vistos.

Tierras agrícolas «de proximidad» a las grandes ciudades son desatendidas por múltiples factores especulativos y resultan menos productivas, lo que supone un volver la espalda a la cercana fuente de alimentación, despensa de las ciudades, que está generando numerosos espacios marginales y un aumento paulatino de tierras yermas. Algunos de estos terrenos transformados, en ocasiones poco deleitosos, que no son reconocidos como paisaje pintoresco, en ocasiones son dignificados por la pintura.

– Paisajes contemplativos.
– Paisajes encontrados.
– Paisajes oníricos.
– Paisajes urbanos.
– Paisaje pintoresco.
– Paisaje transformado.
– Tercer paisaje (…).

Los días azules pasaron rápido La selección de pinturas que se exponen en la Casa de La Alhóndiga es el resultado de las actividades desarrolladas en el periodo de tres semanas por los pensionados del Curso de Pintura: de Paisaje. Son testigo de las numerosas experiencias acontecidas en el paisaje segoviano. Su visión es singular y es necesaria para concebir la transformación del paisaje y construir un mundo a favor de la naturaleza.


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* Director artístico del Curso Profesor del departamento de dibujo y grabado de la Facultad de Bellas Artes U.C.M.

