Cantalejo y la provincia de Segovia cuentan con un nuevo novillero con picadores. Este miércoles el briquero Saúl Sanz debutó con caballos ante sus paisanos, con la dureza que entraña esta profesión, al resultar feamente cogido en su primer novillo, y con alegría del triunfo, al cortar dos orejas al segundo. Sin duda, un día especial en su carrera. La jornada de antes cerró su etapa como novillero sin picadores en Aguilafuente con Puerta Grande y, en esta ocasión, inició el salto de escalafón por la misma senda. Festejo atípico para un debut, pero del agrado del público de Cantalejo; pues el novillero local estuvo acompañado de los rejoneadores Rui Fernandes, que paseó dos orejas, y Roberto Armendáriz, que obtuvo una. Se lidiaron seis astados de la ganadería de Casasola, de buen juego en líneas generales para el toreo a caballo, a excepción del exigente tercero.

El novillo del debut de Sanz no fue el soñado. Se midió a un fiero animal de Casasola, que fue un constante peligro. Siempre con la cara alta desde que pegara los primeros gañafones en banderillas. Aun así, el de Cantalejo se puso con él, confiando en que mejorara su condición. El punto de casta que arrojaba el animal en cada pase entrañaba tantas complicaciones, que Sanz resultó duramente prendido. La columna vertebral dobló de tal forma contra el piso de plaza que quedó sin apenas ángulo. La paliza, brutal. Un milagro. Por momentos se vio ido y sacó fuerzas de titán para finalizar el trasteo. Al término de la lidia, tuvo que pasar a la Enfermería. La dureza de esta profesión.

Tras ser atendido, volvió como si nada hubiera pasado y empeñó cuatro verónicas de recibo y una media en el quite de mucho gusto. El público, con él. Otro son el novillo. Tuvo calidad, aunque pronto se paró, pero le valió a Sanz para desquitarse. Firme, con los pies clavados en la arena, dibujó una buena y entregada faena, con detalles por bajo de mucho gusto. Pese a entrar dos veces a ejecutar la suerte suprema, el ímpetu que le puso en la siguiente le valió para cortar dos orejas. Sus paisanos entregados con él. La alegría del triunfo.
EL RECLAMO DE LOS CABALLOS
Bien hecho, con brío y alegre salió el primer astado. Tuvo celo y tranco en las monturas de Fernandes, que exhibió una elegante doma para clavar las banderillas con ortodoxia. Notable faena del portugués ante un ejemplar con clase que no flaqueó en ningún momento. Cerró con tres cortas y una rosa y remató de un efectivo rejonazo para pasear las sos primeras orejas de la tarde.

No bajó el nivel el jinete luso con el segundo de su lote, un novillo colaborar, con el dejó una faena conjunta. Muy regular Fernandes, puso algunos rehiletes en todo lo alto a la vez que dominó los diferentes terrenos que pedía su antagonista. Sin embargo, un fallo con los aceros impidió que aumentara su resultado global.

Armendáriz tomó parte en el festejo en un primer tercio que resultó un despropósito. Hasta cuatro veces se perfiló para clavar el rejón de castigo y en dos ocasiones se lo llevó el astado con él. Como una diana sin agujeros. No se acopló en la colocación de las banderillas, pese a ir amoldando la embestida del novillo, un animal más chico y corretón, pero noble. Fue al quiebro donde firmó lo más destacado para después probar sin la cabezada del caballo. Mejoró en cierto modo su actuación, aunque sin ningún rédito.
Más asentado estuvo Armendáriz con el quinto de la tarde, otro astado de buena condición, que atendió al embroque con prontitud. Pese a estar ya el piso de plaza sobado y con nubes de polvo como el día de antes en el ‘holi’, el rejoneador manejó los tiempos y entendió al novillo para pasear un trofeo.
FICHA
Plaza de toros de Cantalejo. Primer festejo de la feria de la Virgen de la Asunción y San Roque. Más de media entrada. Novillos-toros de Casasola, desiguales de presentados, buenos en líneas generales para rejones, a excepción del exigente el tercero.
Rui Fernandes, dos orejas y palmas.
Roberto Armendáriz, silencio y oreja.
El novillero local Saúl Sanz, que debutaba con picadores, ovación y dos orejas.
