Hasta el año 1949, los toros a lidiar en las “Fiestas de Novillos” de Sangarcía venían por los caminos procedentes de la Sierra de Guadarrama, de Colmenar Viejo, de Villacastín o del Espinar. La llegada de los toros con camión no fue bien aceptada por los vecinos, que estaban acostumbrados a los sustos y las “espantadas” con la entrada de los novillos en esa población.
Sin embargo, el próximo día 26 de agosto se celebrará en Sangarcía un encierro por el campo a las 18,30 horas, en el que se rememorará los antiguos encierros tradicionales con la entrada de los animales directamente en el pueblo por la plazuela.
Recordemos que los encierros de San Bartolomé en Sangarcía están catalogados Espectáculo Taurino Tradicional. La Orden de 15 de mayo de 2002, de la Consejería de la Presidencia y Administración Territorial de la Junta de Castilla y León, procedió a la declaración de Espectáculo Taurino Tradicional, a los Festejos Taurinos “Encierros de San Bartolomé” que se celebran en la localidad de Sangarcía (Segovia)”, con motivo de la festividad de San Bartolomé Apóstol, los días 24 y 25 de agosto, cuya peculiaridad consiste, de acuerdo con lo establecido en las bases reguladoras, en la celebración de los festejos taurinos denominados “Desencajonamiento y encierro urbano”, “Suelta de Vaquillas” y “Becerrada popular”, los cuales configuran las Fiestas de San Bartolomé Apóstol de Sangarcía.
El propio artículo 28 del Decreto 14/1999, de 26 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de la Comunidad de Castilla y León, señala que se considerarán espectáculos taurinos tradicionales aquellos festejos populares con reses de lidia cuya celebración arraigada socialmente se venga realizando en la localidad de forma continuada desde tiempos inmemoriales, desarrollándose de acuerdo con la costumbre del lugar, entendiéndose por tiempo inmemorial, a estos efectos, aquellos espectáculos en los que se acredite que tienen una antigüedad de al menos doscientos años.
Pues bien, cabe señalar que los distintos festejos que configuran los “Encierros de San Bartolomé “, se celebran en la localidad de Sangarcía (Segovia) desde tiempos inmemoriales y hay constancia documental de la celebración de los mismos desde el siglo XVII al menos, así en el Apeo de las propiedades de la Abadía de Nuestra Señora de Párraces en Sangarcía de 1702, consta la titularidad de un inmueble, añadiendo “la cual casa está en la Placetuela donde de ordinario se hacen fiestas de comedias y corren las fiestas de novillos”.
Esta “Plaza de las Capeas” también aparece señalada en las propiedades que la Catedral de Segovia en Sangarcía, con motivo de del Apeo de Ayuntamiento de Sangarcía de 1819, y el desarrollo de los encierros en las Ordenanzas sobre Policía Urbana y Rural de 1888 del municipio. Unos festejos que se han celebrado de forma continua en la historia de Sangarcía, de manera que aunque se recibieron en el Ayuntamiento la Pragmática Sanción de 9-XI-1784, por la que se prohíbe las fiestas de Toros de muerte en los pueblos del Reino, junto con la circular del Tribunal de Justicia de 16-06-1789, relativa a las consecuencias del incumplimiento esa Pragmática, y la Real Cédula de S.M. y Señores del Reino del Consejo de 18-XI-1805, por la que se prohíbe las fiestas de Toros y Novillos de muerte en todo el Reino, esta legislación no se cumplió ante el arraigo de la tradición.
Sangarcía en el siglo XVII rompe con su determinismo geográfico e histórico, gracias al comercio de grano con la capital de España, construye una nueva Iglesia entre los años 1684 y 1690, declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento por la Junta de Castilla y León, y erige sus casas arrieras con sus portadas con advocaciones religiosas. Los arrieros de Sangarcía consiguieron crear una red empresarial, especializada en el comercio y transporte a Madrid. Compran trigo en la alhóndiga de Sangarcía y de los grandes rentistas de la Tierra de Arévalo, Ávila, Medica del Campo y Salamanca, acumulan el grano en los sobrados de esta población y más tarde lo muelen en los molinos de ambas vertientes de la Sierra de Guadarrama. El producto es transportado por el puerto de Guadarrama y finalmente vendido en Madrid. Tampoco esta actividad comercial logró convencer a las autoridades, así en el Informe del Comisionado del Consejo de 1786 se indicó que, “el pueblo de Sangarcía se compone de un gran número de vecinos arrieros, trajineros y traficantes de los que aunque reunidos a una liga para el fin de sus granjerías y lucros”, debían dividirse en tres clases, concluyendo que, “Si no se refrenan y corrigen en sus dolosos giros unos hombres astutos, sagaces y diligentes, como son los de Sangarcía, reunidos a un cuerpo de granjería, coaligados a una voz que suena uniforme entre todos y gobernados por un propio espíritu sobre sus legítimos intereses, con 1.400 ó 1.500 caballerías puestas en movimiento continuo para un mismo fin, llegaría el día en no sólo Madrid, sino el reino siendo unas consecuencias poco favorables por resultas de sus avances y negociaciones lucrativas…”.
Un pasado arriero de Sangarcia que ha permanecido en sus costumbres, en sus encierros taurinos y “Fiestas de Novillos”.
