Desde hace apenas unas pocas semanas, dos jóvenes afganos se recuperan en la Residencia Juan Pablo II del horror y la zozobra de huir de un país en guerra para afrontar un futuro lleno de incertidumbres en un lugar desconocido. Los dos chicos, hermanos de sangre, fueron ayer los protagonistas del encuentro multicultural organizado por Cáritas Segovia con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado que la Iglesia celebra este fin de semana en todo el mundo a través de las distintas comisiones episcopales de Migraciones. Su testimonio, recabado a través de las conversaciones mantenidas con ellos estos días, ya que ninguno de ellos habla español, fue leído por el periodista Daniel Muñoz, presentador del encuentro, y en él pusieron de manifiesto los miedos y la desesperanza ante la cruda realidad de su pueblo, pero dejando ver una brizna de esperanza ante un futuro aún incierto pero aparentemente más estable.
La jornada de Cáritas Diocesana acompañó este testimonio y otros dados a conocer en el marco de este encuentro con actividades de carácter lúdico y participativo.
La proyección de audiovisuales y la participación del Coro del Centro Multicultural ‘Asiri’, dirigido por Fernando Hidalgo, permitió distender y hacer más cómoda la jornada a todos los participantes, entre los que se encontraba la directora de Cáritas Segovia, Rosario Díez y el delegado diocesano de la oenegé, Julio Alonso.
El encuentro contó también como colofón con una degustación de productos originarios de varios países, como símbolo de la interculturalidad capaz de enriquecer a la sociedad y por la que apuesta la Iglesia. Así, el papa Francisco en el mensaje pronunciado con ocasión de la Jornada Mundial recuerda que los flujos migratorios «interpelan a las colectividades desafiando el modo tradicional de vivir y transformando el horizonte cultural y social con el cual se confrontan».