La necesidad agudiza el instinto. El Movistar nació decapitado pero con mucho corazón. Sin un líder claro a la espera de que Alejandro Valverde cumpla su sanción, han variado su hoja de ruta. Quizá no sea un equipo de grandes vueltas, pero tiene puñales en las piernas de cada uno de los corredores que conforman la escuadra española. De momento, van siete y cada una con un sabor.
Ayer el equipo soñó despierto. Francisco José Ventoso tiene duende en las piernas. Es capaz de vencer en finales exigentes y exprimir punta de velocidad en llegadas masivas. La noche y el día. El holandés Boss era la referencia, pero el cántabro fue el que enseñó su dorsal al resto del mundo. Una victoria que multiplicó los besos de las azafatas y los premios, al convertirse también en el primer líder de la Vuelta a Castilla y León.
Una ronda que arrancó inquieta, buscando gloria para aquellos que están en un segundo plano. El ciclismo es caprichoso y lo que a veces cuesta kilómetros ayer se resolvió en segundos. Siete corredores hicieron camino nada más salir de la localidad de Medina de Rioseco. Javier Ramírez Abeja (Andalucía-Caja Granada), Rubén Martínez (Caja Rural), el abulense Noel Martín (Orbea), Raúl Alarcón (Barbot), Jaime Castañeda (EMP), Carlos Verona y Pascual Orengo, del conjunto Burgos 2016, empezaron a escribir su historia. Sabían cuál era su final, pero la ilusión no se pierde, forma parte de la equipación del ciclista, como el maillot y el ‘culotte’.
La escapa abrió hueco rápido. Llegó al horizonte de los 12 minutos, momento en el que los equipos con velocistas en sus filas decidieron dar un paso al frente para poner, sin demasiada prisa y con tranquilidad, algún corredor para que la sangría no fuera a más. Dos historias en una misma carrera. La de los valientes y la de los estrategas.
El grupo de siete fugados respiraba juventud, de ahí que, en más de una ocasión, Ramírez Abeja tuviera que poner algo de calma. La locura llegó en Autilla. Allí estaba la victoria del septeto, al que el pelotón dejó jugarse la clasificación de la montaña. Raúl Alarcón, que a sus 25 años ya sabe como se las gasta este deporte, se tuvo que recalificar como amateur la temporada pasada, se quedó con la ‘más guapa’ al pasar las tres veces en la primera posición.
Del sueño a la realidad
Con ese suspiro de alivio terminó un sueño y comenzó la realidad, la que dictó, en este caso, el equipo Movistar de Ventoso. Los pupilos de Eusebio Unzué sabían que tenían que castigar las piernas de sus rivales para tener alguna oportunidad y no dejó respirar al Rabobank, que hizo parte del trabajo al contar en sus filas con Theo Boss, ganador de dos etapas la pasada edición.
El holandés sufrió y el cántabro no dudó. Supo colocarse bien en el último kilómetro para asestar su tercer golpe de la temporada (Tour Down Under y Vuelta a Andalucía). Se llevó el triunfo de etapa por delante de Belleti (Colnago) y Kump (Geox) en un final que tenía su historia y en el que también buscaron su oportunidad los hombres del Caja Rural con Joaquín Sobrino.
Hoy será otra historia completamente diferente. Ya hay referencias de calidad y el Movistar se verá obligado a asumir responsabilidad. La película puede ser muy parecida a la de ayer, porque los 213 kilómetros que separan Valladolid de Salamanca pueden dar para mucho… o para que se resuelva todo en el último metro como suele ser habitual.
