Con algunas incidencias provocadas por las lluvias intermitentes, en la últimas semanas se inició la recolección en las provincias del sur. Los primeros resultados están confirmando las expectativas con unos buenos rendimientos en los trigos duros y blandos, tan solo con problemas puntuales en algunas zonas debido a los granizos y los encharcamientos de las tierras.
Según los datos manejados por el sector, desde los productores a los operadores, no nos hallamos ante la cosecha del siglo, pero sí ante una muy superior a la media de las dos últimas décadas, que se sitúa en 18,4 millones de toneladas. Con la recolección pendiente en la mayor parte del país, las estimaciones sitúan la producción de cereales de invierno (trigo, cebada, avena, centeno o triticale), entre de 16,5 y los 17,3 millones de toneladas, frente a los 15,4 millones de toneladas de la campaña anterior. En la parte más baja de las estimaciones se halla Asaja, con más de 16 millones.
Por el contrario, en la parte más alta de las valoraciones se hallan los operadores y almacenistas de los cereales que manejan un total de 17,3 millones de toneladas. En una posición igualmente elevada, aunque algo menor que los almacenistas, están las Cooperativas Agroalimentarias con 17 millones. A esa cifra se sumarían unas previsiones de recolección de maíz de 3,3 millones de toneladas.
Por producciones, se baraja una cifra de entre 5,3 y 5,5 millones de toneladas de trigo blando, frente a los 4,8de la campaña anterior. En trigo duro se mantiene la producción igual con unas 950.000 toneladas. Hay un importante repunte en la de cebada hasta unas estimaciones de entre nueve y 9,3 millones de toneladas, frente a los 8,1 rgistrados el año pasado, y también crece ligeramente la producción esperada en avena hasta 1,2 millones.
Esta situación de rendimiento nacional coincide con un cierto recorte en las producciones del norte de la Unión Europea en zonas de Alemania, Francia, el Reino Unido, Bélgica o Polonia, donde este año se han registrado importantes períodos de sequía. Las lluvias tardías han mejorado algo la situación de los cultivos, aunque las mismas no han sido suficientes para recuperarla normalidad en las cosechas.
Por otra parte, se ha producido una recuperación en los Estados del este. Eso ha supuesto que Rusia haya eliminado el veto a las exportaciones o que Ucrania haya suprimido el sistema de cupos para exportar. De hecho, serán esta campaña dos países más en los mercados exteriores. En conjunto, a nivel mundial, las previsiones sigue hablando de una siega total de 1.803 millones de toneladas, frente a una demanda ligeramente superior, especialmente por el crecimiento del consumo en las naciones emergentes más importantes y la reducción de los stocks.
En este contexto, los precios de los cereales inciaron la campaña en unos niveles elevados con unos 207 euros tonelada para la cebada, 270 euros para el trigo duro, 240 para el blando y más de 260 euros en el maíz. Para Infomarket, se pueden producir dientes de sierra, caídas puntuales, pero en conjunto se deben esperar importes altos, sobre todo por la caída de almacenamiento. Con estas previsiones por delante, solo cabe esperar que los cerealistas no pongan sus rentas en manos de los operadores, no entreguen sus producciones sin precio, para que sean estos quienes fijen a su antojo los importes de compra en cada zona al margen de las reglas de Competencia y desde una posición de dominio.
En relación con esta próxima campaña y las previsiones que se han hecho en los últimos tiempos sobre el volumen de las cosechas, cabe destacar, en la parte más negativa, las estadísticas manejadas por la Administración agraria. Cuando todo el sector, desde la producción a los operadores y comerciantes manejan cifras sobre una buena producción, superior a la campaña anterior entre un 10% y un 13%, el Ministerio de Agricultura hacía públicos unos datos, según los cuales, la recolección sería un 7% inferir a al del ejercicio anterior con solo 14,6 millones de toneladas.
Tal como están los mercados, hablar de producciones a la baja supone una inyección de pesimismo, con posible impacto en una subida de los precios, algo que es positivo para el cereal, pero negativo para los intereses de las cabañas ganaderas que llevan un año en crisis.
La Administración agraria está para informar a tiempo y con objetividad, no para crear más confusión, como ha sucedido en esta ocasión.
Fertilizantes. En contra de lo que se temía en un principio a la hora de programar las siembras, las superficies de cultivo se han mantenido en su conjunto estabilizadas, especialmente en cebadas y en trigo blando. La única excepción ha sido un ligero recorte, en el entorno del 5% en las superficies de grano duro. A la hora de decidirse por las siembras, en el apartado agrario, pudo más el buen precio pagado esta campaña por los cereales, y la posibilidad de que sigan altas las cotizaciones, que el fuerte incremento registrado en los importes de los fertilizantes en este momento con un claro dominio de la empresa Fertiberia, con una cuota real de casi el 40% del mercado.
Esa opción del sector por mantener las superficie de cultivo de cereal se ha traducido en un aumento en la venta de fertilizantes en una media del 35%. Eso ha supuesto la recuperación de las mismas hasta 4,5 millones de toneladas tras varios años de caídas, aunque sigue sin llegar a los niveles del pasado con cerca de cinco millones de toneladas.
