En la ciudad de Viena, cuando la campana mayor de la catedral de San Esteban da las doce campanadas en la noche de San Silvestre, la radio austriaca difunde el “Danubio Azul” como si fuese el himno nacional, aunque el himno nacional austriaco lo compusiera Mozart y el anterior Haydn, pero cayó en desgracia el himno de este último, al considerarlo monárquico, y fue adoptado por la República Federal Alemana después de la segunda guerra mundial. Como ven un lío de himnos, todos buenos, pero que ha hecho que el día de Año Nuevo, todos consideremos el vals “Danubio Azul” un himno de los aficionados a la música clásica y por extensión todos los valses de la familia Strauss.
Este año, como otros, la Filarmónica nos convoca para despedir el año como nos gusta a los socios, escuchando los valses vieneses, que por su nacimiento en la época de esplendor europeo, el XIX, nos trasladan una cierta euforia y seguridad. Esto es aparente, ya que el vals tiene una cierta melancolía proveniente de la impresión que la alegría va a durar poco, también tiene una sensualidad erótica de tiempos pasados que, para los tiempos que corren, nos hace sonreír debido al cambio de costumbres.
El concierto preparado por el director valenciano Alfonso Saura y la orquesta rumana de Botosani fue más serio que el de ediciones pasadas, el nivel de los músicos fue superior y la labor solista de algunos músicos, como el primer violonchelo, así lo demostraron.
El programa aunaba los más conocidos valses como el “Danubio Azul”, el del Emperador, polcas como la “Tic-Tac” y dos oberturas de von Suppé, una de ellas infrecuente (“Una mañana, un mediodía, una noche en Viena”).
De los dos famosos valses de Johann Strauss hijo, nos gustó mucho más la interpretación del “vals del Emperador”, compuesto para celebrar el cuarenta aniversario del reinado del monarca, en él la coda es algo profética, al dejar sentir el principio del fin, que la del “Danubio Azul”, versión pulcra pero sin tanto gancho como el anterior. En cambio, la polca “Eljen a Magiar!” sonó alegre y bulliciosamente húngara.
La soprano rumana Nicoleta Chirila cantó un aria de la ópera “Vísperas sicilianas” de Verdi, en cuyo argumento tanto peso tienen los conquistadores aragoneses, otra aria de Leo Delibes y una tercera de los cuentos de Hoffmann de Offenbach.
Fuera de programa se sucedieron bises como la polca “Trish-Trash”, un galop, otra polca, el vals de Shostakovitch, hasta cerrar con la popular marcha Radetzky, ésta de Strauss padre y con la que el director, Alfonso Saura, nos deseó Feliz Año Nuevo. También yo les deseo un buen año lleno de buena música.
Intérpretes: Orquesta Filarmónica de Botosani.
Nicoleta Chirila, soprano.
Alfonso Saura, director.
Obras de: F. v Suppé, J. Strauss, G. Verdi, L. Delibes y J. Offenbach.
Lugar: Teatro Juan Bravo.
Fecha: Miércoles 30 de Diciembre de 2009.
Organiza: Sociedad Filarmónica de Segovia.
