Las autoridades reaccionaron de forma inmediata tras conocer la tragedia. Así, el presidente de Mensajeros de la Paz, el Padre Angel, y la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, Milagros Marcos, ofrecieron una rueda de prensa conjunta y se mostraron consternados. En opinión de ambos, la muerte se debe a de un «acto de locura», porque «ninguna persona normal» sería capaz de acabar con la vida de tres niños.
La consejera recalcó la «consternación y el profundo pesar de la Junta y la ciudadanía de Castilla y León, siempre sensible a las cuestiones relacionadas con los servicios sociales».
«Desconocemos absolutamente las circunstancias que pueden haber llevado a esta persona a cometer estos actos; quizá la única causa posible haya sido la enajenación», recalcó la consejera, mientras el padre Ángel reforzaba esa hipótesis y descartaba cualquier tipo de negligencia en la gestión del centro: «En estos momentos la causa sólo pude ser la locura de esta mujer», recalcó.
Milagros Marcos reiteró que no ha habido negligencia e insistió en que las instalaciones del centro son «totalmente nuevas y perfectamente adaptadas a la situación especial de los niños». Además, la consejera recordó que el centro se abrió bajo la gestión de la ONG Mensajeros por la Paz «de reconocido prestigio nacional e internacional».
Consuelo
El padre Ángel agradeció públicamente la actuación «rápida y entregada» de la Junta de Castilla y León, y recalcó que, en estos momentos, «estamos todos consternados, sin palabras». «Ante casos así sólo podemos consolarnos. Vivimos en un mundo donde uno a veces puede cometer una locura, y lo único que podemos hacer es encomendarnos a Dios y recordar que hay mucha gente buena, pese a que una persona pueda cometer una locura como ésta», concluyó.
El padre Ángel quiso transmitir, a pesar de la reciente tragedia, un mensaje de esperanza y recordar que, pese a lo ocurrido, hay personas que «ofrecen su propia vida a estos niños», recalcando los fuertes lazos entre los pequeños y las monitoras, que muchas veces son como sus madres.
