Unas 10.000 personas se dieron cita ayer en el Real Sitio de San Ildefonso para contemplar los tradicionales juegos de agua de las monumentales fuentes del Palacio Real, con motivo de la festividad de Santiago, patrón de España. Una hora antes del horario estipulado miles de personas esperaban impacientes el inicio del espectáculo, que contó con una duración aproximada de una hora. Ayer fue especialmente masuva la afluencia debido a la confluencia de eventos que estos días se celebran en el Real Sitio, como el Festival de Magia dentro de las “Noches Mágicas”. Numerosas personas que han venido a La Granja este fin de semana para disfrutar de la magia, aprovecharon ayer la jornada festiva para contemplar uno de los mayores espectáculos, el que ofrecen las fuentes reales.
A las cinco y media, con absoluta puntualidad, se puso en marcha la fuente de la Carrera de Caballos, primera de un recorrido que continuó en la Cascada Nueva, Los Vientos, El Canastillo, las Ocho Calles, Las Ranas, los Baños de Diana y La Fama, dos de las fuentes más espectaculares, cuyos chorros de agua alcanzan alturas cercanas a los 50 metros.
El conjunto de los Baños de Diana, rodeado de una gran explanada que se fue llenando poco a poco con las oleadas de gente que llegaban por las diferentes calles que van a desembocar a la monumental fontana, fue testigo del asombro de los allí congregados cuando comenzó su fastuoso espectáculo. Antes de su culminación, la mayoría corrieron hacia la última parada, la Fama, que con su chorro de agua de más de 50 metros de altura embelesó a los espectadores.
Los juegos de agua de las fuentes monumentales provocaron el aplauso y la admiración del público, procedente de numerosas provincias españolas, así como los gritos por el baño de agua que muchos se dieron, sobre todo en la fuente de El Canastillo, cuyos chorros alcanzan a los espectadores que se sitúan alrededor, hasta una distancia de unos diez metros.
El brillante espectáculo contemplado ayer por la tarde únicamente tiene lugar tres veces al año, en San Fernando (30 de mayo), Santiago (25 de julio) y San Luis (25 de agosto).
Protagonistas. Los grandes protagonistas de los jardines de La Granja son los juegos de agua de las fuentes y las esculturas que las animan. La abundancia de agua fue el mayor atractivo del lugar para Felipe V, que mandó construir el Palacio de La Granja, ya que permitía llenar el jardín de fuentes espectaculares sin problemas de abastecimiento o de bombeo como ocurría en Versalles (Francia).
La construcción del estanque general El Mar, y de otros seis más pequeños, y el tendido de varios kilómetros de cañerías de tubos de hierro, constituyen la parte más importante del sistema hidráulico, cuyo funcionamiento, intacto aún hoy, es por la simple presión del agua y sin bombear, permite que los surtidores alcancan alturas de hasta ciencuenta metros.
Las esculturas constituyen el conjunto decorativo francés más amplio y mejor conservado de los realizados a principios del siglo XVIII. Fueron realizadas en un breve espacio de tiempo por lis escultores René Fremi y Jean Thierry, que llamados en 1721, dirigieron un equipo de ayudantes formados, entre otros, por nueve oficiales, seis marmolistas, dos modeladores y un cincelador.
El proceso creativo de las fuentes era muy complicado y requería muchas intervenciones, desde la “invención” del modelo hasta su materialización. Aún así todas ellas están documentadas y sus respectivos autores se designan con la inicial de sus apellidos entre paréntesis. Por razones estrictamente económicas se desistió de fundir todas las esculturas en bronce. El material utilizado fue el plomo barnizado, luego imitando el bronce rojizo y en dorado para pequeños detalles. Estos toques de color eran realizados con pintura traída especialmente de Francia. Las piezas muestran el sentido decorativo y la elegancia formal del estilo rococó. Los talleres se instalaron en Valsaín.
Jardines a la francesa. Los Jardines de La Granja se proyectaron según la concepción del jardín formal a la francesa, cuyo máximo exponente es el del Palacio de Versalles. Su precedente más inmediato es el jardín de Marly, hoy desaparecido, que fue el preferido de Luis XIV, abuelo de Felipe V. Además, los artistas llamados a trabajar en La Granja ya lo hicieron allí.
Los condicionamientos para la forma del jardín fueron la orografía, la posición del Palacio y la existencia de tres zonas: los planteles, el jardín y el parque. Su trazado, realizado por René Carlier, responde a estas premisas. Diseñó en el terreno ascendente frente al Palacio un jardín dispuesto en varios ejes paralelos yuxtapuestos: la Cascada principal, la Carrera de Caballos y la Rúa que es el arroyo canalizado. Junto al Jardín, un parque con ocho calles convergentes en una glorieta central para las reuniones de caza, que se separaban por una cerca. A la muerte de Luis I, cuando Felipe V volvió a ocupar el trono, el parque quedó incorporado al jardín, con nuevas fuentes y esculturas.
Hemeroteca: encendido de las fuentes en las fiestas de San Luis, en el Real Sitio de San Ildefonso (2010).
