Cuando Groucho Marx dijo que la política era el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados, no sabía que eso sería la hoja de ruta, el frontispicio de la actuación del gobierno Frankenstein que hemos padecido.
Hay algunos, como Vargas Llosa, que opinan que la política saca a flote lo peor del ser humano. No puedo estar de acuerdo porque a mi juicio la política es una actividad muy noble, y pese a que está muy extendido que la política es el arte de lo posible, yo mantengo que la política es el arte de hacer posible lo que es necesario.
Pero de repente, ahí tenemos a Sánchez, al que solo le preocupa Sánchez, anunciando unas elecciones generales después de haber entrado en pánico solo de pensar lo que le esperaba estos meses. Sobre todo la revuelta y la crítica de sus propias filas y de sus socios. Además es plenamente consciente de que sus contrincantes saben cuando es necesario golpear a un adversario ligeramente por debajo del cinturón; por eso, el miedo le hizo ponerse en guardia y adoptar una drástica decisión pensando exclusivamente en sí mismo, porque ignora que no pensar más que en sí mismo y en el presente, en política es el origen de grandes meteduras de pata, y de acciones desacertadas. Y la primera fue saltarse la Constitución al dirigirse al Rey con el decreto de Disolución sin el previo y preceptivo conocimiento del Consejo de Ministros. Pero de este personaje ya nada sorprende. Desprecia todo y a todos. Además, existe una regla no escrita por la que todos los partidos han estado siempre de acuerdo en no hacer elecciones en los meses de verano.
Ahora, añadido a otra insufrible campaña, se inicia un breve período interesante para unos y estresante para otros porque es necesario hacer las listas electorales. Cuando las cosas van viento en popa ya hay algunos problemas, pero cuando estás en franco retroceso y los puestos se reducen, el asunto se complica. Y si además, las listas hay que hacerlas inmediatamente después de una gran derrota, como es el caso del PSOE y compañeros de viaje, el equilibrio entre los que quieren entrar y los que no quieren salir puede ser complicado.
Pero al margen de estos pequeños problemas de los partidos, todo el mundo debe recordar lo que ha pasado durante esta legislatura y tenemos que tratar que esta situación no vuelva a producirse. El mal ya está hecho y no tiene remedio, pero hay que conseguir devolver el respeto a las instituciones, resucitar urgentemente a Montesquieu para volver a la obligada separación de poderes, penalizar la mentira y derogar sin contemplaciones una serie de leyes que más parecen de repúblicas bananeras que de una democracia moderna y avanzada como la española.
Y cuando ya iba a cerrar este breve escrito, vi en la televisión un acto surrealista con diputados y senadores que parecía una competición para ver quien aplaudía más con el fin de asegurar el ansiado escaño (creo que ganó la Sra. Montero) donde Sánchez explicó que se había producido una ola reaccionaria y que los partidos constitucionalistas son la extrema derecha y la derecha extrema. Me quedé pasmado con que fueran estas las conclusiones del varapalo que recibió en las elecciones. Tiene su gracia lo de la ola reaccionaria, pero como todo depende del cristal con que se mire, haciendo un ligero juego de palabras lo que realmente ha habido es una reacción a la ola de despropósitos del Sr. Sánchez.
Y la otra escenificación del discurso/provocación de apertura de campaña, era lo de “yo o el caos”. Él sería el salvador, y el caos aparentemente son esos “extremistas” que defienden la Constitución, la unidad de España, la división de poderes, las instituciones democráticas, la independencia del poder judicial, y que no entienden el odio de ciertas feministas, ni el insulto a empresarios y empresas, ni el amparo a ocupas, ni el asociarse con etarras, ni la compra de votos… Esos son los millones de españoles que han sido calificados de extremistas. No sabíamos que había tantos extremistas en España. ¿Realmente este hombre cree que la gente es tonta?
