Un viernes por la tarde noche de un 19 de junio de 1987, mi padre, Director Comercial de una importante marca de dulces, regresaba de Barcelona después de una dura semana. Con rostro desencajado y una palidez inusual en él, nos contaba cómo por escasos minutos había salvado su vida. El atentado de Hipercor perpetrado por el “Comando Barcelona” de la banda terrorista ETA, en el estacionamiento, con un coche cargado con 30 kg de amonal, cien litros de gasolina, escamas de jabón y pegamento hasta sumar 200 Kg de carga explosiva, causó la muerte de 21 personas: cinco hombres, 12 mujeres y cuatro niños, y dejó heridas a 45 personas de diversa consideración.
A las 16:15 horas actuó el temporizador que activaba los explosivos ocasionando una enorme explosión que voló por los aires la primera planta del garaje provocando un socavón de 5 metros de diámetro.
10 minutos antes de que la bomba estallara, mi padre abandonaba el parking del Hipercor, porque como dice él, no se tomo el café de después de la comida en la cafetería, pues algo en su interior, le “sugirió” que debía volver pronto a casa, y un café, o la providencia, salvaron su vida.
Pues bien, hoy perfectamente podría ser una víctima de ETA como tantos españoles que por escasos minutos o metros salvaron su vida en los más de 3.500 atentados, que han dejado 853 muertos y 7.000 víctimas.
Ahora 44 candidatos figuran en las más de 300 listas que Bildu presenta en el País Vasco y Navarra para las elecciones de este 28 de mayo y que fueron condenados por pertenencia y colaboración con ETA. Siete de ellos por delitos de sangre.
Esta tropelía y este conchabeo con los herederos de ETA por parte de este Gobierno, demuestra lo que son capaces de hacer algunos por mantener el poder.
Sánchez llegó a negar en televisión que nunca pactaría con Bildu, y hoy es su socio preferente. Un socio manchado de sangre y que debería estar ilegalizado. De hecho, VOX ha presentado una iniciativa en el Congreso para la ilegalización de Bildu que será debatida después de las elecciones (vaya usted a saber por qué Meritxell Batet no la ha incluido antes), con las mismas prerrogativas que se plantearon en 2002, ya que se trata de un deber moral, de un compromiso en defensa de las miles de víctimas de ETA, a las que Bildu y este Gobierno desprecian.
No obstante, debemos recordar lo que sucedió el 21 de febrero de 2012 cuando el partido de Rosa Díez (UPyD) llevó al Congreso la ilegalización de Bildu y Amaiur. El PP de Rajoy votó en contra y la iniciativa sólo obtuvo el voto a favor de los 5 diputados de UPyD.
Hoy el PP se rasga las vestiduras denunciando con pasividad esta situación, mientras su portavoz de campaña, Borja Sémper, manifiesta que Bildu esté en las instituciones es normalidad democrática.
Palabras parecidas a las manifestadas por el embajador del grupo de Puebla y expresidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que hace unos días decía: “Dijimos a quienes apoyaban el terror en su día que si dejaban el terror tendrían el juego en las instituciones y creo que esa promesa democrática hay que mantenerla”, refiriéndose al entorno de ETA.
Sea como fuere, entre todos los partidos democráticos, excepto VOX, han permitido que los herederos de ETA estén en las instituciones, legitimando sus acciones. Matar resultó gratis para los terroristas, ya que provocó el acercamiento a las cárceles vascas, reducción de penas y la entrada en las instituciones. ETA no está muerta, está legitimada.
Han alimentado una bestia negra manchada de sangre, que en poco tiempo se puede convertir en el primer partido del País Vasco. Desde VOX decimos que sí a la ilegalización de Bildu y a todos sus entramados. El resto deberá posicionarse.
*Diputado Nacional de VOX por Segovia
