Tras la exposición que el Torreón de Lozoya dedicara al artista bielorruso Marc Chagall en 2022, este genial creador regresa a Segovia con una intensa muestra sobre su obra gráfica. En esta ocasión, se trata de la muestra ‘Marc Chagall. Los estados del alma’ que ofrece, a través de casi un centenar de obras, un cuidado recorrido por la producción del pintor a lo largo de más de cincuenta años, desde algunas de sus primeras series de grabados como ‘Los siete pecados capitales’ —aguafuertes creados en los años 20, en los que aborda las pasiones humanas con ironía y sentido del humor— o la serie ‘Maternité’ (1926), hasta algunas de sus últimas creaciones de los años 70 en las que el color es protagonista.
CaixaBank y la Fundación Torreón de Lozoya presentaron ayer esta nueva exposición que puede visitarse en las Salas de Tapices del Torreón hasta el 30 de julio. Da continuidad, además, a la programación con la que el Torreón de Lozoya conmemora sus cincuenta años como sala de exposiciones, al tiempo que suma un importante motivo de celebración al ‘Día Internacional de los Museos’ en la capital segoviana.
Chagall (1887- 1985) nacido en Vitebsk (Bielorrusia), en el seno de una familia judía, con una vida centenaria marcada por la persecución, considera que el arte es un estado de ánimo, un estado espiritual con el que es posible establecer diálogos y fomentar la paz entre naciones y entre los hombres.
Gran defensor de la libertad —incluida la religiosa—, creó numerosas obras para edificios de diferentes creencias, desde sinagogas a catedrales, y consideró su deber fomentar, a través de su arte, el optimismo —herencia de su tradición judía jasídica— y la celebración de la existencia.
Pero, sobre todo, aunque conocedor de las grandes corrientes artísticas como el fauvismo, expresionismo ruso, el cubismo o el surrealismo, Chagall es uno de los artistas más libres y con un estilo más diferenciado, caracterizado por el magistral y vibrante uso del color, influencia del fauvismo y de los colores intensos que contempla desde su niñez.
El protagonista de la nueva muestra del Torreón de Lozoya es conocido como el pintor del color pero también como el pintor poeta. Profundo conocedor y amante de la literatura, fue admirado por los pintores y poetas de su tiempo, como sus amigos Guiallaume Apollinaire o Max Jacob.
Influenciado también por Matisse, el empleo del color en Chagall es uno de los elementos clave en su creación y causa de admiración para el propio Picasso.
La exposición repasa también la relación de Chagall con los textos a través de un conjunto de obras que comprenden desde la serie que realizó para Léopold Sedar Senghor, enfocadas en el amor poético que siente por la mujer amada que no está presente, hasta las ‘Fábulas de La Fontaine’.
El universo femenino y la Biblia son para él dos constantes fuentes de inspiración, lo que le lleva a abordar la creación de litografías en las que se enfatizan especialmente los valores femeninos que encuentra en la Biblia, a la que considera la fuente poética más grande de todos los tiempos.
Este inspirador universo femenino se muestra en la serie de obras que dedica a las mujeres del Antiguo Testamento con las que refleja virtudes como la valentía, la fortaleza o la lealtad.
El Chagall más mundano se contempla en un grupo de grabados que aluden al amor entre hombre y mujer como motor vital, incluso superando las barreras de la muerte, asunto con base autobiográfica, puesto que perdió a su amada Bella durante la Segunda Guerra mundial, mientras vivían en EEUU.
También la música, que fue importante en su vida. Los violines de sus orígenes se unen a las guitarras que conoce en su estancia en México o los flautistas, lo que propiciará que André Malraux, ministro de cultura de Francia, le comisione los frescos para la Ópera de París.
