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Los jardines de la plaza de la reina Victoria Eugenia

por José Manuel Santamaría (*)
14 de mayo de 2023
en Sin categoría
Uno de los paseos arbolados, en fotografía de E. K. Goyeneche. Ca. 1890.

Uno de los paseos arbolados, en fotografía de E. K. Goyeneche. Ca. 1890.

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Castaño de indias.
Castaño de indias.

Frente a la fachada de levante del soberbio Alcázar de Segovia se extiende la Plaza de la Reina Victoria Eugenia, en el pasado ocupada por una catedral y otros edificios eclesiásticos que, durante la Guerra de las Comunidades, año 1521, sufrieron grandes daños. Sólo a partir de 1816 se vio aquel espacio libre de todo lo que había logrado mantenerse en pie cuando, reinando Fernando VII, se compraron los terrenos al obispado.

La plaza, desembarazada de ruinas, en litografía anónima de 1838.
La plaza, desembarazada de ruinas, en litografía anónima de 1838.

Con ello quedó expedita una vasta superficie puesta a disposición del Real Colegio de Artillería que, como puede verse en algunos grabados, utilizó para que realizaran sus prácticas los jóvenes artilleros.

Para quitarle tan seco aspecto y también, acaso, para ganar un espacio de sombra, se trazaron dos paseos arbolados que bordeaban la explanada por el norte y por el sur y de los dos dan testimonio planos y fotografías.

Dibujo del jardín en el plano de Segovia realizado por Joaquín Odriozala en 1901.
Dibujo del jardín en el plano de Segovia realizado por Joaquín Odriozala en 1901.

Todo iba a cambiar a partir de 1862, año en el que un pavoroso incendio causó grandes estragos en el Alcázar. Los artilleros tuvieron que abandonarlo y, a pesar de las obras de reedificación, concluidas en 1896, y de que el complejo pasó a depender del Ministerio de la Guerra, los jóvenes cadetes ya no regresaron.

Sin embargo, ese mismo año de 1896, el Ayuntamiento de Segovia cedió al ejército la propiedad de la plazuela y -en el plano de la ciudad firmado por Joaquín Odriozola el año 1901- en ella aparece un jardín, que tuvo que ser proyectado y realizado por las autoridades militares en el lapso de aquellos cinco años.

Fotografía en la que aparece el monumento a los Héroes del 2 de mayo poco después de su inauguración, en 1910 (Fotografía de Chusseau).
Fotografía en la que aparece el monumento a los Héroes del 2 de mayo poco después de su inauguración, en 1910 (Fotografía de Chusseau).

Era sencillo: entre dos alineaciones concéntricas de árboles, un parterre alargado y dividido en cuatro partes por dos calles longitudinales y una rotonda central. Y no fue del agrado todos, de lo que da fe el siguiente texto del naturalista Joaquín María de Castellarnau: “Esta plazuela tan poética y sentimental se conservaba todavía como uno de los sitios más plácidos de la ciudad cuando yo lo vi por primera vez, más al presente ha sido profanada con unos jardincillos inadecuados que mejor estarían en cualquier parte”.

Tampoco duró mucho tiempo sin transformaciones pues, habiendo aprobado las Cortes Españolas erigir un monumento a los Héroes del 2 de mayo de 1808, Luis Daoiz y Pedro Velarde, los responsables de su ejecución, teniendo en cuenta que ambos habían sido alumnos del Real Colegio de Artillería cuando éste tuvo su sede en el Alcázar, estimaron que el espacio más adecuado para su emplazamiento sería aquel jardín. La primera piedra del monumento se puso el año 1908, centenario de la epopeya, y el escultor, Aniceto Marinas, a quien se encomendó el trabajo, pidió, y la petición fue atendida, que se modificase el jardín para que su obra alcanzara los máximos realce y vistosidad.

Vista del monumento. Detrás aparece el Abies masjoanni, con la copa bien poblada de piñas (Foto: Juan Manuel Santamaría).
Vista del monumento. Detrás aparece el Abies masjoanni, con la copa bien poblada de piñas (Foto: Juan Manuel Santamaría).

Con la colocación del monumento, cerrado por una imponente verja, quedó concluido el ajardinamiento del espacio en sus líneas principales por más que, en el transcurso del tiempo, se hayan realizado diversas intervenciones que lo han convertido en un jardín dominado por los árboles y carente de unidad, aunque no de belleza.

Se mantienen los dos anillos de árboles caducifolios de diferentes especies y desigual porte, esto último debido a que los ejemplares del conjunto que se van secando se cortan, siendo sustituidos por otros más jóvenes. Y también se han mantenido espacios para flores, salvias, alegrías, tagetes, dalias, que iluminan el césped con sus brillantes colores.

Hay, por si alguien se detiene a identificarlos: castaños de indias -Aesculum hippocastanum-, acacias -Robinia pseudoacacia-, acacias de sombra -Robinia pseudoacacia var. umbraculifera-, acacias de tres espinas- Gleditsia triacanthus-, soforas -Sofora japónica- y negundos -Acer negundo.

Una intervención del Patronato de Jardines de Segovia, creado en 1948, introdujo coníferas en el parterre. Y se continuaron poniendo más adelante, al ser árboles de esas especies los elegidos para sustituir a los arbustos que en su día pidió Aniceto Marinas, todos desaparecidos menos una bola de boj.

Castaño de indias centenario (Foto: Juan Manuel Santamaría).
Castaño de indias centenario (Foto: Juan Manuel Santamaría).

Para reconocer: tres cedros -Cedrus libanotica-; dos abetos del Cáucaso -Abies nordmanniana-; un abeto blanco -Abies alba-; un pinsapo-Abies pinsapo-; y un Abies masjoanni, rareza botánica, híbrido de abeto del Cáucaso y pinsapo obtenido por el viverista catalán Masjoan, de quien recibió el nombre.

Una anécdota del pasado. A quien quiera tomar nota del arbolado no le pasará lo que me ocurrió a mí cuando, hacia 1970, entré en el jardín con una libreta y un lapicero para hacer un conteo del arbolado. Iba mirando, identificando y apuntando cuando me salió al paso un ordenanza, guía o conserje: -¿Qué hace usted?, preguntó. -Estudio los árboles, respondí. -Pero está apuntando cosas en esa libreta. Me la tiene que dar. Esto es propiedad del ejército y no se puede apuntar nada.

No se la di, pero me echó con la amenaza de llamar a la Guardia Civil. ¡Cosas que teníamos que sufrir por vivir en una dictadura!

Acacia de sombra (Foto: Juan Manuel Santamaría).
Acacia de sombra (Foto: Juan Manuel Santamaría).

Más recientemente se ajardinaron tres ángulos de la explanada, dos a la entrada y uno frente a la Casa de la Química, poniendo setos de aligustre que encierran césped, rosales y árboles: dos ciruelos -Prunus pissardi var. nigra-, y dos pinos -Pinus nigra var. austriaca, estos venidos del país alpino con motivo de un hermanamiento escolar. Alrededor del prunus del parterre del NE, se ha dibujado con chamacerasus una corona circular dividida en cuatro sectores, en los que se plantan flores de temporada que ponen su alegre nota de color. En el cuadro del SE, dominan los rosales.

En conjunto, este jardín es delicado, y aumentan su atractivo las vistas exteriores, el Monumento a los Héroes del 2 de Mayo, merecedor de una contemplación detenida, y la monumental fachada del Alcázar, con la majestuosa Torre de Juan II y la Casa de la Química. El visitante no debería pasar deprisa, como hacen muchos de los que llegan al Alcázar, nativos o turistas. Según la estación, uno puede quedar prendado del esgrafiado que dibujan el hielo y las ramas desnudas de los árboles; del florecer de los castaños de Indias; del brillo de las gotas de rocío en los pétalos de las rosas o del contraste del verde del césped con el intenso rojo de las salvias.

Césped y flores de temporada en el parterre central (Foto: Juan Manuel Santamaría).
Césped y flores de temporada en el parterre central (Foto: Juan Manuel Santamaría).

Y recordar que por aquí anduvo el poeta:

En un jardín te he soñado
alto, Guiomar, sobre el río;
jardín de un tiempo, cerrado
con verjas de hierro frío.

Detalle del cuadro ajardinado a NE: el tronco del prunus rodeado por la corona circular dibujada con chamacerasus y alegrías (Foto: Juan Manuel Santamaría).
Detalle del cuadro ajardinado a NE: el tronco del prunus rodeado por la corona circular dibujada con chamacerasus y alegrías (Foto: Juan Manuel Santamaría).

Dos notas:

El poeta que por ahí anduvo fue Antonio Machado.

El jardín descrito no es el que verás, pero en él se hizo mucho de mi juventud y me gusta decirte como fue.

—
(*) Académico de San Quirce
porunasegoviamasverde.wordpress.com

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