La sequía está siendo uno de los principales problemas que está sacudiendo tanto a la ganadería como a la agricultura. En las últimas semanas los colectivos agrarias han alzado la voz para paliar la situación y reclamar ayudas. En el caso de la ganadería de bravo ocurre lo mismo, con el incremento exponencial que supone alimentar y mantener un animal de estas características. Representantes de ejemplares de lidia aseguran que viven una “dramática situación” en sus explotaciones y, aunque se han movilizado ayudas, piden llevar a cabo un plan específico. “Es algo horrible, los animales ya se han comido el poco pasto que hay en el campo y nos vemos obligados a comprar piensos y forrajes para alimentar el ganado”, asegura María Jesús Gualda, presidenta de la Asociación de Ganaderías de Lidia (AGL) y representante de la ganadería ‘El Añadío’, en Vilches (Jaén), en plena Sierra Morena, con algo más de 300 reses, en declaraciones a EFE.
Esta situación se extiende a todo el territorio nacional, con gran presencia en el sur, y también a las explotaciones portuguesas. “Tenemos las fincas agostadas, es decir, como si ya estuviéramos en agosto, y tenemos que darle incluso paja a los animales por el alto precio de los piensos”, explica Gualda. La asociación, que integra a 390 explotaciones de reses bravas en todo el país, estima que los costes se han duplicado con respecto a una campaña normal por el incremento de precios de los alimentos, de la energía y también la falta de agua en muchas explotaciones.
Tan reseñada es la situación que, como explica Gualda, muchas explotaciones están derivando más reses pequeñas (añojos o utreros) a los mataderos para su sacrificio, en ocasiones previa venta a los festejos taurinos populares. Gualda, que preside la asociación desde febrero de 2021, reclama ayudas de las administraciones. “Somos un sector que mantiene un ecosistema de vital importancia como son las dehesas y que fijamos población al territorio”, indica. Aunque reconoce que se recibieron ayudas durante la pandemia y ahora también el Gobierno ha aprobado reducciones en el IRPF, entiende que la situación de las explotaciones requiere de un plan específico.
En parecidos términos se pronuncia otro de los ganaderos de toros de lidia, Javier Arauz de Robles: “La situación es crítica. Pasamos una época de crisis en 2008, después la pandemia que también nos ha hecho mucho daño y lo que no esperaba nadie es esta sequía tan brutal. Nunca habíamos tenido una situación como esta desde que llevamos la ganadería”, manifiesta.
Araúz de Robles, que gestiona una ganadería en las estribaciones de Sierra Morena, junto al río Rumblar, también reclama ayudas urgentes de las instituciones: “Es una situación tan grave como una pandemia porque nos está matando, siguen creciendo los precios de los proveedores y ahora se suma una ruina agrícola y económica brutal». A su juicio, los costes de producción (alimentación, gasóleo, electricidad o transporte) se han incrementado en más de un 40%, algo que, según dice, está amenazando ya la viabilidad de muchas explotaciones.
