El oleaje causado por las acusaciones del ex ministro popular Jaime Mayor Oreja, que denunció que el Gobierno negocia actualmente con ETA en un intento por apuntarse el tanto político de la extinción de la banda y ganar así las próximas elecciones generales, cobró ayer nuevos bríos.
Tras dos jornadas de descalificaciones e insultos personales de diversos ministros y responsables socialistas al actual portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de Bruselas, ayer salió a la palestra el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para tratar de frenar la marejada de sospechas con respecto a una doble moral de los socialistas a la hora de enfrentarse con la banda.
Así, el inquilino de Moncloa, que aprovechó la ocasión para intentar sembrar dudas sobre la fortaleza del liderazgo de Mariano Rajoy, exigió «responsabilidad» al líder popular para que sus subordinados no provoquen «fisuras en la unidad antiterrorista», porque, afirmó, el jefe de la oposición sabe «que Mayor Oreja miente».
Durante una rueda de prensa en Bruselas, el jefe del Ejecutivo tachó de «inaceptable e impropia del debate político en democracia» la afirmación del eurodiputado del PP, pero consideró también que la actitud de su jefe, Mariano Rajoy, que no le ha desautorizado, fue «absolutamente improcedente», ya que «sabe perfectamente que lo que ha dicho Jaime Mayor Oreja es un gran disparate, además de mentira y además de irresponsable».
El líder del PP es consciente, añadió Zapatero, de que el Gobierno lidera la «lucha contra ETA con toda la firmeza y toda la determinación» y que esa tarea es fortalecida con «el entendimiento y la unidad».
«Espero que el señor Rajoy pase del ni sí ni no, del no sé, no contesto, a una posición de responsabilidad y de compromiso», insistió el máximo dirigente de la formación de Ferraz.
Críticas en clave política.
Asimismo, intentó desgastar al principal partido de la oposición a cuenta de las críticas de Mayor Oreja el secretario de Estado de Cooperación Territorial y miembro de la dirección federal del PSOE, Gaspar Zarrías, quien consideró que el hecho de que Rajoy no haya desautorizado «claramente» al ex ministro de Interior «es una muestra más de su total debilidad dentro y fuera del PP».
Al carro de las críticas también se sumó CiU, deseosa de hacer méritos que justifiquen su cada vez más obvio acercamiento al Gobierno ante el acercamiento de las autonómicas catalanas y que, por boca de su portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, censuró «el silencio» de Rajoy y aseguró que «el PSOE siempre ha sido más responsable» que el PP en la lucha contra el terrorismo.
«Hacer esa gravísima acusación sin pruebas -añadió el nacionalista catalán- no hace más que volver a situar a ETA justo en medio del debate partidario español, justo cuando es innegable la constante y a la vez, eficaz lucha policial y judicial contra la banda».
Y, mientras las palabras de los socialistas y los convergentes se enmarcaban en la lucha partidista, el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, se convertía una vez más en el Pepito Grillo de los populares al afirmar que no comparte las palabras de Mayor Oreja y confiar en que el europarlamentario «se haya equivocado». «No creo que tengan fundamento, y la mejor prueba de ello es que ETA nunca ha estado tan mal como en el momento actual», remarcó el veterano senador.
Además, el ex presidente de Galicia que en los socialistas y los conservadores «se han puesto de acuerdo» para gobernar juntos en el País Vasco, y que la banda «le van a dar para el pelo» en Francia, de tal modo que dicho cúmulo de circunstancias hacen que «no sea razonable» la posibilidad de un nuevo capítulo de las conversaciones políticas con el Gobierno.
El contrapunto lo puso el presidente de los populares andaluces, Javier Arenas, quien reclamó «respeto» para el ex ministro y, para dar credibilidad a sus acusaciones sobre un nuevo proceso de paz, recordó que, cuando en otras ocasiones realizó manifestaciones vinculadas con el terrorismo de ETA, «acertó».
